martes, 24 de junio de 2014

AUTOESTIMA Y HUMILDAD

Hoy se habla mucho de la autoestima: ¿Eso es cristiano? ¿No va en contra del precepto: “Niégate a ti mismo”? Dicen los santos del Carmelo que “el mirar de Dios es amor”. La autoestima, en su verdadera dimensión, tiene su fuente en esta mirada amorosa de Dios sobre nosotros. También dice Jesús en el Evangelio: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Si no te amas, no puedes amar; uno puede dar lo que tiene. Reconocernos como “hijos de Dios”, criaturas suyas, amadas y redimidas, fomenta enormemente la autoestima. 
Santa Teresa en sus MORADAS comienza hablando del ser humano muy en positivo, y sólo en un segundo momento explica lo que supone en esa realidad positiva la presencia del mal, del pecado, que tampoco podemos ignorarla. No se trata de vanagloriarse, de creernos totalmente autosuficientes, de buscar una perfección que nos haga mirar por encima del hombro a los demás, pero sí de alimentar una visión positiva de la persona humana, a partir de su relación con Dios. Hay una frase que tengo siempre muy presente: “No se puede edificar un camino espiritual a partir del autodesprecio” (Nouwen).


Y entonces, otra pregunta: ¿no iría eso en contra de la humildad que se nos pide como creyentes?: Por supuesto que no. Autoestima y humildad se relacionan entre sí. Recordemos cómo define la humildad Santa Teresa: “andar en verdad”. ¿Cuál es la verdad de nuestro ser? Dios, su amor para con nosotros, su cercanía, su perdón. Lo que somos, lo somos en Dios; estamos hechos a imagen y semejanza suya. La palabra “humildad” significa en su raíz, perteneciente a la tierra. Lo dice la Escritura con una imagen muy conocida: hechos del barro, pero barro en el que Dios sopló su Espíritu. Humildad es reconocer esta realidad que nos constituye.

viernes, 20 de junio de 2014

PEQUEÑAS SEÑALES PARA EL CAMINO


Se levanta uno en la mañana, y haciendo lo habitual, descubre palabras de vida para esa jornada y lo por venir; a eso llamo yo "providencia", pequeñas señales que Alguien va dejando en el camino para que no te pierdas.
Dos textos bíblicos, el de Laudes, y el de la Eucaristía para hoy viernes, 20 de junio:

"Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte
(2 Co 12, 9-10)

"No atesoren tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesoren tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón". 
(Mateo 6, 19-20)

"Llegar a ser conscientes de que, ahora y aquí, vivimos en el tiempo de Dios, en el instante no abatido ni por la nostalgia del ayer ni por las posibles obsesiones ocasionadas por la incertidumbre del mañana. Ni recuerdo ni sueño, sino los desafíos del presente, rebosante de la bondad y la misericordia de Dios"
(Lluis Duch)

miércoles, 18 de junio de 2014

CULTO EUCARÍSTICO... Algunas notas a propósito de la celebración del Corpus....

Estas notas son un resumen del diccionario de liturgia, a propósito de esta festividad. Quise asumirla con un talante más reflexivo e histórico, para contrarrestar el exceso de emotividad con que a veces vive.. Se ha tratado de renovar el culto eucarístico, pero creo esto sería válido sólo si tenemos en cuenta estos aspectos, de lo contrario,  repitiendo viejos esquemas, sería un retroceso.
(13 de junio de 2007)

Presentación:
La expresión culto eucarístico puede entenderse en dos sentidos: culto al Padre por medio de la celebración eucarística, supremo acto del culto cristiano; y culto al santísimo sacramento del cuerpo y de la sangre de Cristo, es decir, reconocimiento y adoración de la presencia eucarística del Señor, presencia definida como verdadera, real y substancial por el concilio de Trento. Ahora bien, este segundo sentido de la expresión culto eucarístico se desglosa también en dos momentos: durante la celebración de la misa y fuera de ella. Esta distinción no supone ruptura ni distanciamiento entre uno y otro momento, pues es en la celebración de la misa donde tiene su origen toda expresión de culto eucarístico.
Misterio eucarístico quiere decir la eucaristía en toda su integridad y amplitud “tanto en la celebración de la misa como en el culto de las sagradas especies”. Pero no siempre se ha tenido en cuenta la unidad y continuidad entre la misa y el culto eucarístico fuera de ella.

Aspectos históricos:
Las manifestaciones del culto eucarístico fuera de la misa, como la exposición del santísimo, las procesiones, la bendición eucarística, los congresos eucarísticos y otras formas de piedad pública y privada, constituyen una práctica propia de la iglesia de occidente, más exactamente de la iglesia católica; y nacieron entre los siglos IX y XII, cuando se produce un tránsito del simbolismo que caracterizaba a la doctrina eucarística de los santos padres, a una nueva corriente más realista y cosificante. Qué significó esto? Pues que se pasó de la consideración de la celebración de la misa en relación directa con el acontecimiento de la muerte del Señor a una atención casi exclusiva de la presencia de Cristo, es decir se perdió de vista la conexión entre la acción litúrgica y el hecho histórico salvífico que la sustenta.
Lo importante pasa a ser la presencia, y el recuerdo de la pasión y muerte se queda en alegoría. La misa se convierte en un acto cada vez más privativo del sacerdote, al que el pueblo asiste para conseguir dones y gracias para vivos y difuntos. La comunión es cada vez más rara e infrecuente. El desconocimiento del latín aísla la liturgia del pueblo, y esta carencia se suple con el DESEO DE VER LA HOSTIA, reforzado por una creciente tendencia afectiva hacia la humanidad de Cristo, propia de este momento histórico. Aquí está el origen de las primeras formas de culto eucarístico: ostensión y elevación de las especies, exposición prolongada del santísimo. La mirada se convierte en un acto de fe y adoración e incluso en un acto de comunión espiritual, pues algunos místicos consideraban que se obtenía idéntico beneficio espiritual que con la comunión sacramental.
A partir de este momento comienza a desarrollarse la piedad eucarística en todas las manifestaciones que hemos conocido y que recuerdan los de más edad. El deseo de CONTEMPLAR LA SAGRADA HOSTIA alcanzó rápida difusión a nivel popular, y cuando un moribundo no podía comulgar le llevaban el sacramento para que pudiera contemplarlo. Empieza a cobrar relieve el rito de la elevación y lo acompañan de campanas, luces y cantos, y se pierde poco a poco el sentido originario de realizar el propio ofrecimiento y la comunión con Cristo en ese momento de la misa.
A partir del siglo XI empieza a hacerse sobre el altar principal la reserva eucarística: sagrarios en forma de paloma, suspendidos o en pequeñas torres, que reciben el nombre de TABERNÁCULO., y poco tiempo después el uso de la lámpara, cuyo cuidado y mantenimiento estaba a cargo de las cofradías.
En 1264 el papa Urbano IV instituye para toda la iglesia la fiesta del Corpus Christi, convirtiéndola en una de las principales solemnidades del año, sobre todo después del concilio de Trento, cuando pasó a ser un signo del catolicismo, frente a la doctrina protestante.
Otras devociones posteriores fueron las CUARENTA HORAS, la Exposición durante la misa, la adoración nocturna o perpetua, que tuvieron una orientación manifiesta de reparación hacia el Señor presente en el sacramento, hecho prisionero por nosotros, humillado y escarnecido por los pecados.
Desde comienzos del siglo XX se apreciaron síntomas de una crisis en el culto eucarístico fuera de la misa (disposiciones y reformas de Pio X y Pio XII), que se consumará después del vaticano II, pero que llevó a la par una mayor comprensión y estimación de la liturgia eucarística.

Elementos negativos:
Sin afectar la legitimidad de este culto, padecía no obstante de insuficiencias y acentuaciones propias del tiempo en que nació:
1- Posibilidad de convertirse en una realidad desgajada de la celebración eucarística.
2- Justificación autónoma a causa de una teología esencialista y apologética
3- Escasa participación del pueblo en la misa y la comunión sacramental.
4- Devocionismo e individualismo en lugar de nutrirse de las fuentes objetivas de la Palabra de Dios y la Tradición de los Padres de la Iglesia.

El vaticano II impregnó una nueva orientación al culto eucarístico, y nos ofreció unas importantes líneas teológicas a tener en cuenta:
1- El misterio eucarístico es el centro de la liturgia, y por lo mismo, de toda la vida cristiana. Por misterio eucarístico se entiende la eucaristía en la totalidad de sus aspectos, comenzando por la celebración del memorial del Señor. Esta celebración es también el centro de la vida de la iglesia local y universal.
2- La celebración eucarística es el punto de referencia y la clave de comprensión del culto a la eucaristía, es decir, el origen y el fin de todo culto eucarístico. La eucaristía está siempre destinada a la comunión, aunque mientras tanto, pueda recibir la adoración y el culto de los fieles.
3- La conservación de la eucaristía tiene como objeto primario y primordial la administración del viático, y como objeto secundario la distribución de la comunión y la adoración de Cristo, presente en el sacramento. Por tanto, el culto eucarístico debe conducir a una participación más plena y profunda en el misterio pascual, es decir: PARTICIPAR MÄS FRECUENTEMENTE EN LA EUCARISTÏA Y CON MÄS DISPOSICIÓN; y Practicar LA UNIDAD ENTRE EUCARISTIA Y CARIDAD. El culto eucarístico no puede ser ajeno a la vida; debe haber continuidad entre eucaristía y servicio al hermano.
4- Armonizar el culto eucarístico con la estructura pascual, trinitario y celebrativo del año cristiano.
5- Importantes los signos que acompañan al culto litúrgico, para no opacar la centralidad de la misa (exposición debe ser después de la misa, no estar la reserva en el altar mayor, que no sea más solemne la exposición que la misa).

martes, 17 de junio de 2014

EL DON DE LA EUCARISTÍA

Luego de terminar la Pascua, la Iglesia tiene tres celebraciones importantes, festivas, para seguir celebrando la vida: Santísima Trinidad, Cuerpo y Sangre de Cristo, y Sagrado Corazón de Jesús. Las tres buscan ahondar en el Misterio que Jesús nos reveló con su vida, pasión, muerte y resurrección.  Quiero invitarles a seguir participando de estas y otras festividades, aprovechando la fuerza espiritual que brota de cada una de ellas.

¿Qué celebramos en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo?

Dice Henri Nouwen: "El gran misterio de la fe cristiana es que Dios vino a nosotros en un cuerpo, sufrió con nosotros en un cuerpo, y nos dio su cuerpo como alimento... A través del nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús, el cuerpo humano se ha hecho parte de la vida de Dios.... En unión con el cuerpo de Cristo, llego a conocer el significado total de mi propio cuerpo".

La celebración de esta fiesta cristiana, centrada en el Sacramento de la Eucaristía, en Jesús Pan y Vino, tiene su origen en la Última Cena de Jesús con sus discípulos; la entrega de Jesús, prefigurada en la Última Cena, y celebrada liturgicamente el Jueves Santo, se convirtió luego en expresión popular de una fe convertida en religiosidad y devoción. Cuando las grandes masas se acercaron a la Iglesia, ya integrada en el Imperio, y no estaban suficientemente preparadas para la comunión, se estimuló entonces el "culto eucarístico" más allá de la celebración de la misa. Es una riqueza de la comunidad eclesial, siempre y cuando se purifique continuamente de adherencias culturales superfluas, y exprese con claridad el profundo amor del creyente por el don de la Eucaristía.

"Canta, oh lengua,
el misterio del cuerpo glorioso
 y de la Sangre preciosa
 que el Rey de las naciones
 Fruto de un vientre generoso
 derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
 Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente 
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda
 el lugar al nuevo rito;
la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo 
sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor,poder y bendición;
una gloria igual sea dada a 
aquel que de uno y de otro procede.
Amén".

"Cuando paseamos la sagrada hostia en la custodia por las calles, entonces sale de ella un resplandor que se extiende por toda la tierra. Podemos sospechar que Dios, por la Encarnación, ha tocado la creación entera y, por su contacto, la ha transformado".
(Anselm Grün)



domingo, 15 de junio de 2014

SÓLO DESDE EL AMOR...

"Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.

Desde el cimiento mismo
del corazón despierto,
desde la fuente clara
de las verdades últimas.

Ver al hombre y al mundo
con la mirada limpia
y el corazón cercano,
desde el solar del alma.

Tarea y aventura:
entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.

Aceite derramado
para que el carro ruede
sin quejas egoístas,
chirriando desajustes.

Soñar, amar, servir,
y esperar que me llames,
tú, Señor, que me miras,
tú que sabes mi nombre".

(Himno de la Liturgia de las Horas)


"Debes amar la arcilla que va en tus manos
Debes amar su arena hasta la locura
Y si no, no la emprendas que será en vano
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro.

Debes amar el tiempo de los intentos
Debes amar la hora que nunca brilla
Y si no, no pretendas tocar lo cierto
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto.


(Silvio Rodríguez)

sábado, 14 de junio de 2014

Y DIOS SE HIZO CAMINO...

"Te alabamos, Padre santo, 
porque eres grande 
y porque hiciste todas las cosas con sabiduría y amor. 

A imagen tuya creaste al hombre 
y le encomendaste el universo entero, 
para que, sirviéndote sólo a ti su Creador, 
dominara todo lo creado. 

Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, 
no lo abandonaste al poder de la muerte, 
sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, 
para que te encuentre el que te busca. 

Reiteraste, además, tu alianza a los hombres; 
por los profetas 
los fuiste llevando con la esperanza de salvación. 

Y tanto amaste al mundo, Padre santo, 
que, al cumplirse la plenitud de los tiempos, 
nos enviaste como salvador a tu único Hijo. 
El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo, 
nació de María, la Virgen, 
y así compartió en todo nuestra condición humana 
menos en el pecado; 
anunció la salvación a los pobres, 
la liberación a los oprimidos 
y a los afligidos el consuelo. 

Para cumplir tus designios, 
él mismo se entregó a la muerte, 
y, resucitando, destruyó la muerte 
y nos dio nueva vida. 

Y porque no vivamos ya para nosotros mismos, 
sino para él, que por nosotros murió y resucitó, 
envió, Padre, al Espíritu Santo 
como primicia para los creyentes, 
a fin de santificar todas las cosas, 
llevando a plenitud su obra en el mundo".

(Plegaria Eucarística IV, Misal Romano)


martes, 10 de junio de 2014

CREANDO UN ESPACIO SAGRADO o Tres disciplinas espirituales.

Terminamos La Pascua, como tiempo litúrgico, para adentrarnos ahora en la Pascua de cada día, y les propongo algunas ideas que ayuden a este caminar en la fe, la esperanza y el amor.  Son sugerencias para vivir una vida más centrada en Dios, en comunión con Jesús, y dejándonos mover por su Espíritu. Es importante para esto crear en la vida un espacio sagrado en el que Dios pueda actuar, y para dar cabida a Dios en nuestra vida necesitamos darle a Él tiempo, compromiso, y vivir cierta disciplina espiritual. Cuando lo hacemos así, nuestra vida comienza a transformarse como jamás habías imaginado o previsto, porque Dios siempre sorprende, dijo Francisco en la homilía de Pentecostés, y actúa siempre en nuestras vidas.

Es importante insistir en esto: no hay crecimiento sin disciplina, es decir, sin práctica. La fe no es un saber cosas, aprender ideas, conocer preceptos; la fe ante todo es practicar, es decir, vivir. Llamamos disciplina espiritual a cualquier cosa que nos exija proceder con más calma y ordenar nuestra vida, nuestros deseos y pensamientos, con el fin de contrarrestar el egoísmo, la impulsividad o la confusión mental.

Aquí proponemos tres disciplinas o prácticas espirituales, clásicas, útiles, porque ayudan a que Dios ocupe un espacio cada vez mayor en nuestra vida, transformándonos en Cristo. 
(Este material es un resumen de un texto de Henri Nouwen en torno al acompañamiento espiritual, y las ideas están algo recreadas a partir de mi propia comprensión de lo que aquí aparece). 

Hablamos de:

1. La disciplina del Corazón.

2. La disciplina del Libro.

3. La disciplina de la Iglesia.

Comencemos por la primera, LA DISCIPLINA DEL CORAZÓN: hablamos aquí del conocimiento propio, del mirarnos adentro, del escuchar al Maestro interior. De esto habla Teresa al comienzo de sus Moradas: El ser humano es un castillo hermoso, lleno de habitaciones y niveles, y en el centro de ese castillo habita Dios. Sin embargo muchos viven como si fuésemos simplemente cuerpos vacíos o huecos. La oración interior es prestar una atención cuidadosa a Aquel que habita en el centro mismo de nuestro ser. Orando despertamos al Dios que está en nosotros, y con la práctica cotidiana permitimos a Dios entrar en nuestros latidos, nuestra respiración, nuestros pensamientos y emociones, nuestros sentidos: vista, oído, tacto, gusto, en cada partícula de nuestro cuerpo.

Así, permaneciendo despiertos al Dios que está en nosotros, podemos verlo cada vez mejor en el mundo que nos rodea.

La disciplina del corazón nos hace consientes de que orar no es hablar o simplemente escuchar, sino hacer ambas cosas con el corazón, desde lo más hondo de nosotros, con todo lo que somos nosotros. Nos ayuda a ESTAR ante Dios con cuanto somos y tenemos: miedos, ansiedades, culpas y vergüenzas, fantasías, avaricia, ira; alegrías y éxitos, aspiraciones y esperanzas; reflexiones, sueños, vagabundeos mentales; y sobre todo, nuestra familia, nuestros amigos y enemigos. Es decir, con todo lo que nos hace ser quienes somos. Con todo esto escuchamos a Dios, y le dejamos hablar en cada rincón de nuestro ser.

Fíjense que “cada rincón de nuestro ser”, incluye también nuestro cuerpo físico. El corazón no es simple órgano espiritual, sino el lugar secreto en nuestro interior donde se hacen Uno en nosotros espíritu, alma y cuerpo. No hay vida espiritual desencarnada. Estamos llamados a amar a Dios y al prójimo con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas.

Sin embargo: nosotros amamos a Dios a medias, por pedazos, y le ocultamos parte de lo que somos; creemos que algunas cosas no son para él, y le mostramos lo que nos parece bueno y bonito, lo que creemos le complace más, y así tenemos una vida de oración selectiva y limitada. Con la disciplina del corazón de la que hablamos aquí podemos superar los temores ante Dios, profundizar en nuestra fe y comprender mejor quién es Dios para nosotros.

Dejamos dos preguntas en el aire: ¿Cómo es tu vida de oración? ¿Qué espacios le concedes a Dios para que pueda hablarte y llegar a lo más hondo de ti?

Una segunda disciplina esencial es la que llamamos DISCIPLINA DEL LIBRO o disciplina de la Palabra, porque se trata de aprender a mirar a Dios a través de la lectura sagrada de la Escritura y de otros libros espirituales. Lo que llama la Iglesia desde antaño la “Lectio Divina”. 

Aquí hablamos de lo necesario que es, si estamos realmente decididos a vivir una vida espiritual, que escuchemos asiduamente, de modo personal e íntimo, la palabra de Dios tal y como llega a nosotros en la Escritura. Se trata de aprender a leer y meditar con devoción el texto sagrada de tal manera que propicie la oración, el diálogo con Dios.

MEDITAR implica que esa Palabra descienda a nuestra mente, a nuestro corazón y se encarne, se haga vida, y para ello necesitamos comer la Palabra, rumiarla, digerirla y hacerla vida. A través de este meditar cotidiana Dios se sigue encarnando en el Mundo, y aprendemos a ESCUCHAR, desarrollamos un oído interno, para OBEDECER a Dios (La palabra “obedecer” significa literalmente “oír bien”). La práctica diaria de la “lectio divina” va transformando poco a poco nuestra identidad personal, nuestros actos y nuestra vida de fe en común.

Aquí también proponemos algún interrogante para la reflexión: ¿Qué tiempo dedicamos a leer cada día la Biblia, o el pasaje evangélico que la Iglesia propone para cada jornada? ¿Nuestra oración se apoya o fundamenta en nuestra lectura bíblica cotidiana?


Finalmente, digamos algo de la tercera disciplina, la DISCIPLINA DE LA COMUNIDAD o de la Iglesia, es decir, la de sabernos miembros de un pueblo o familia a través de la cual Dios manifiesta su plenitud. “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre…”. La Comunidad nos ofrece una perspectiva más realista de nuestra vida y de Dios, de lo contrario podríamos inventarnos una fe, una imagen de Dios, que simplemente apoye nuestras propias ideas. El Cristo Total es la nueva Humanidad redimida, de la que la Iglesia es semilla, levadura, sal y luz. Nunca caminamos solos, por nuestra cuenta; siempre caminamos con otros, y en los otros encontramos a Dios y Dios nos encuentra y nos habla.

De ahí lo importante de “ser Iglesia”, orar como Iglesia, participar de las celebraciones de la Iglesia, y sobre todo aprender que nuestra pequeña historia cotidiana forma parte de la gran historia de Dios., y esa es una de las funciones del ministro en la Iglesia: enseñarle a su comunidad que somos parte de un gran proyecto, un proyecto de amor, el de Dios.

Preguntamos: ¿Valoramos suficientemente nuestro “ser Iglesia”? ¿Tiene nuestra práctica cristiana verdadera dimensión comunitaria? ¿Cuidamos los espacios en los que compartimos con otros hermanos de fe?

Así, pues, estas tres disciplinas (el Corazón, el Libro, y la Iglesia) exigen atención de nuestra parte, discernimiento espiritual, para superar nuestra sordera y nuestra resistencia y convertirnos en personas libres y obedientes que escuchamos la voz de Dios cuando nos llama a y desde lugares desconocidos.



LOS 10 LADRONES DE TU ENERGÍA...

Interesante este texto atribuido al Dalai Lama, que aparece por facebook; nunca sobra lo que nos ayuda a centrar nuestro camino en lo que es importante y esencial: 

1- Deja ir a personas que sólo llegan para compartir quejas, problemas, historias desastrosas, miedo y juicio de los demás. Si alguien busca un bote para echar su basura, procura que no sea en tu mente.

2- Paga tus cuentas a tiempo. Al mismo tiempo cobra a quién te debe o elige dejarlo ir, si ya es imposible cobrarle.

3- Cumple tus promesas. Si no has cumplido, pregúntate por qué tienes resistencia. Siempre tienes derecho a cambiar de opinión, a disculparte, a compensar, a re-negociar y a ofrecer otra alternativa hacia una promesa no cumplida; aunque no como costumbre. La forma más fácil de evitar el no cumplir con algo que no quieres hacer, es decir NO desde el principio.

4- Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas.

5- Date permiso para descansar si estás en un momento que lo necesitas y date permiso para actuar si estás en un momento de oportunidad.

6- Tira, levanta y organiza, nada te toma más energía que un espacio desordenado y lleno de cosas del pasado que ya no necesitas.

7- Da prioridad a tu salud, sin la maquinaria de tu cuerpo trabajando al máximo, no puedes hacer mucho. Tómate algunos descansos.

8- Enfrenta las situaciones tóxicas que estás tolerando, desde rescatar a un amigo o a un familiar, hasta tolerar acciones negativas de una pareja o un grupo; toma la acción necesaria.

9- Acepta. No es resignación, pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar.

10-Perdona, deja ir una situación que te esté causando dolor, siempre puedes elegir dejar el dolor del recuerdo.

Dalai Lama.

domingo, 8 de junio de 2014

SI ME VES CANSADO.....

SI ME VES CANSADO...

8 de junio de 2014 a la(s) 12:48

Si me ves cansado, fuera del sendero,
ya casi sin fuerzas para hacer el camino...
Si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque ya no puedo, porque ya no sigo...

Ven a recordarme cómo es un comienzo,
ven a desafiarme con tu desafío.
Muéveme en el alma, vuélveme al impulso,
llévame a mí mismo...

Yo sabré entonces encender mi lámpara 
en el tiempo oscuro y entre el viento frío
volveré a ser fuego desde brasas quietas
que alumbren y revivan mi andar peregrino.

Vuelve a susurrarme aquella consigna
del primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado fuera del sendero,
sin ver más espacios que el de los abismos.

Trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas que no hemos visto...
Que vamos armados de fé y de bravura,
que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida,
y todo nos guía hacia nuestro sitio.

Que un primer paso y que un nuevo empeño
nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, se estremece,
deshoja y retoña pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante
es aquél que cubre nuestro pie extendido...

Si me ves cansado, fuera del sendero,
solitario y triste, quebrado y herido,
siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo.
Y dime se puede e insiste: se puede,
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.

Que tu voz despierte, desde tu certeza,
al que de cansancio se quedó dormido.
Y tal ves, si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo cuando ambos
vamos con el mismo brío...

Si me ves cansado, fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino,
hazme verlas huellas, que allá están marcadas,
de un paso tras otro por donde has venido...
Y vendrá contigo una madrugada,
la voz insistente para un nuevo inicio.
Que abriré otro rumbo porque sí, he creído,
que siempre se puede, se puede, MI AMIGO.


Autor desconocido
(Tomado de facebook)

sábado, 7 de junio de 2014

PENTECOSTÉS: Entrar a la Pascua de la vida cotidiana

Este fin de semana celebramos la fiesta litúrgica de PENTECOSTÉS: pasar de la Pascua litúrgica a la Pascua de la vida cotidiana.

Pentecostés es salir de nuestros sepulcros de miedo e inseguridad, para vivir en la alegría y la paz del Resucitado. Al mostrar sus heridas, Jesús dice:no hay que temer al dolor y a la muerte, yo estuve en el sepulcro, he salido y he vencido. Ahora todos los sepulcros están abiertos, no teman...

Ser cristiano es vivir sin miedos: es abrirse a la novedad de Dios, a la multiplicidad de sus dones, a la diversidad y a la unidad de su creación. .

Nuevo nacimiento (Bautismo): "Con Espíritu Santo y fuego".

Nueva vida (Evangelio, camino cristiano): "Como el Padre me ha enviado, así les envío yo".

Nueva comunidad (Iglesia): De la torre de Babel a Pentecostés. "A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común"

"Para percibir en nosotros algo del Espíritu Santo en Pentecostés, podría servir de ayuda ponerse simplemente contra el viento, cerrar los ojos y percibir con todos los sentidos el viento, cómo acaricia suavemente mis mejillas, cómo sopla fuertemente, cómo lo pone a uno en movimiento. Quien entienda el viento como símbolo del Espíritu de Dios podrá sentir inmediatamente el Espíritu de Dios en el viento. No es simple imaginación, es realidad. El Espíritu de Dios está en el viento, está en este momento cuando el viento sopla sobre mí, me limpia, me reanima, me acaricia y me arrulla. En el viento, siento la vida de la Naturaleza, pero, al mismo tiempo, experimento en él también la vida del Espíritu Santo, sí el Espíritu Santo mismo".

Anselm Grün

jueves, 5 de junio de 2014

A LA ESPERA DEL ESPÍRITU... 3

Lucas utiliza también en su relato de Pentecostés la imagen del lenguaje: “Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”. Como antes dijimos, aquí nos remitimos evidentemente al relato del Génesis, y la Torre de Babel. Frente al orgullo humano, y afán de poder y endiosamiento, Dios tomó una determinación: “Confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo”. 

Cuando las personas no se entienden, no pueden trabajar juntas; si se entienden, pueden lograr muchas cosas. Cuando se pierde el lenguaje común, las comunidades se destruyen. Pentecostés viene a ser como una respuesta de Dios a la mezcla de lenguas de Babilonia; Dios desea que todas las personas vuelvan a hablar un mismo idioma y por tanto sean capaces de crear algo nuevo y duradero.

La Iglesia también necesita de ese lenguaje nuevo para ser entendida en su predicación del Evangelio: hablar de forma compasiva, de forma familiar y cercana, de forma alegre y entusiasta. El lenguaje del Espíritu sana y libera.

El otro aspecto a resaltar es el vínculo del Espíritu Santo con la construcción de la comunidad. Siempre que nos reunimos en el nombre de Jesús se renueva y actualiza el milagro de Pentecostés. Comunión de amor, oración unánime, proyecto común. Dice Lucas: “Acabada su oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la palabra de Dios con valentía”.

El Espíritu mueve la comunidad, la desinstala, la desacomoda, la abre, la sacude, la agita… para que no se duerma, ni olvide cuál es su propósito. El Espíritu Santo es el que construye la Iglesia, haciendo que personas tan diversas, tengan “un solo corazón y una sola alma”, y tengan sus bienes en común.

En nuestra realidad habitual, percibimos que hace falta que el Espíritu renueve y transforme, nuestras vidas y comunidades, porque falta amor, libertad interior, fuerza orante, impulso evangelizador….

No vamos a terminar sin mencionar lo que llama Pablo en la Carta a los Corintios (1 Cor 12, 8-11), los DONES del Espíritu Santo, esos que por la efusión del Espíritu se conceden a los cristianos, a nivel personal, para que los pongan al servicio de la comunidad. Pablo habla de “carismas”: dones, capacidades, características que Dios concede a cada individuo., y que se nos regalan en momentos concretos de la vida. A menudo nos quedamos en pedir lo que sentimos que nos falta, pedimos por la salud física y espiritual, pero Pablo nos invita a ampliar esa mirada sanadora y solidaria, y reconocer los dones y capacidades que suscita el Espíritu en nosotros para aportar lo nuestro en la comunidad eclesial. Cada uno es valioso a su manera, cada uno tiene algo que dar a los demás. Y luego, dice Pablo, recordar que el don más importante es siempre el AMOR, sin el cual los otros talentos estarían vacíos.

La tradición de la Iglesia reconoce 7 dones: sabiduría e inteligencia, consejo y fortaleza, ciencia y piedad, y temor de Dios.


En Pentecostés celebramos la plenitud humana, la belleza y perfección del ser humano, creado y redimido por Dios. El número 50 es simbólico, e implica madurez, jubileo, alegría, perdón de las deudas, según diferentes relatos bíblicos. Pentecostés es la fiesta de la vida, de la vida plena a la que el Señor nos llama; es el ascenso de nuestra propia humanidad al Cielo, en medio de la vida cotidiana. Y es, por supuesto, la fiesta del nacimiento de la Iglesia, la comunidad de Jesús, en la que se nos invita a romper la estrechez y los muros, para convertirnos en levadura de amor, perdón, liberación y humanidad plena.


miércoles, 4 de junio de 2014

NUBES Y OLAS

"Madre, los que viven allá arriba en las nubes, me gritan; '¡Oye, jugamos desde que empieza hasta que acaba el día; jugamos con la aurora de oro y con la luna de plata!'
Yo les pregunto: '¿Pero cómo voy a subir hasta donde estáis vosotros, tan alto?'.
Y me contestan: '¡Vente hasta el borde de la tierra, alza las manos al cielo y te levantaremos con las nubes!'.
'¡Mi madre me está aguardando en casa! -digo yo-, ¿cómo podré dejarla y subir?'.
Y ellos se sonríen y pasan flotando.
Pero yo sé un juego más bonito que ese, madre. Mira, yo seré la nube y tú la luna. Te taparé con mis dos manos y el techo será nuestro cielo azul.

Los que viven en las olas me gritan: '¡Cantamos desde el amanecer hasta la noche; vamos más allá siempre y no sabemos a dónde vamos!'.
Yo les pregunto: 'Pero, ¿cómo podré irme tan lejos con vosotros?'.
Me responden: '¡Vente a la orilla del mar, aprieta bien los ojos, y espera, y te arrastraremos con las olas!'.
Yo les digo: 'Mi madre no quiere nunca que salga anochecido. ¿Cómo podré dejarla y huir?'.
Y ellos se sonríen y pasan bailando.
Pero yo sé un juego mejor que ese, madre. Yo seré la ola y tú serás la playa desconocida. Me echaré a rodar y romperé riéndome en tu pecho. ¡Y nadie sabrá en el mundo dónde estamos tú y yo!".


Tagore, “La Luna Nueva”.

martes, 3 de junio de 2014

A LA ESPERA DEL ESPÍRITU... 2

Seguimos hablando del Espíritu, que aparece como agua, fuego y aire en la Escritura; como aliento, tormenta, forjador de un lenguaje renovado, creador de comunidad. Y citamos algunos pasajes de Anselm Grün, en su libro "La resurrección de cada día"...


"Con su Espíritu, Dios desea despertar la vida que hay en nosotros, que ha perdido fuerza en el agotamiento cotidiano. Muchos anhelan hoy fuerza y vida verdadera. Tienen la impresión de que aquello que viven no corresponde a la vida real. Dios creó el universo a través del Espíritu. Desea recrearnos. Al respirar, en cada inspiración, podemos pensar que Dios nos renueva constantemente a través del aliento de su Espíritu".

"El Espíritu Santo desea encender una luz para nuestros sentidos. No se trata de algo puramente espiritual, sino de encender nuestros sentidos, iluminarlos, tomar conciencia de Dios en este mundo. Si mantenemos despiertos nuestros sentidos, nuestra vida será según lo dispuesto por Dios. Recién estaremos plenamente presentes en el mundo. Nuestros sentidos nos vinculan a la realidad".

"El Espíritu Santo es el amor que irriga nuestro corazón. Cada uno de nosotros tiene el anhelo último de amar y ser amado. El Espíritu Santo nos habilita para amar, pero también es el amor del Padre que fluye dentro de nuestro corazón. En el Espíritu Santo podemos sentirnos totalmente amados por Dios. El amor divino fluye a través de nuestro corazón y nuestro cuerpo".

Luego, volvemos a las dos imágenes que utiliza Lucas en su relato de Pentecostés: El Espíritu Santo aparece como un huracán ("De pronto vino del cielo un ruido como de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban"), y aparece como fuego ("Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos"). La Biblia describe al Espíritu de Dios como aliento, respiración y tormenta; si confiamos en la fuerza del Espíritu, él podrá empujarnos siempre hacia adelante, hacia una vida nueva.
El fuego, por su parte, tiene un valor sagrado, y puede purificar y renovar, y además es imagen de vitalidad, de fuerza interior, de alegría y entusiasmo. Pentecostes nos recuerda que adentro no tenemos cenizas frías, sino una brasa que pugna por recobrar su fuerza para encendernos, cuerpo y alma.

 Nos faltaría recordar dos dimensiones de la acción del Espíritu: que procura un lenguaje nuevo, un nuevo modo de hablar y comunicar una experiencia, y luego, una nueva comunidad, un modo nuevo de vivir unidos (ambas cosas, en contraste simbólico con la experiencia de Babel, en el AT).





lunes, 2 de junio de 2014

A LA ESPERA DEL ESPÍRITU...

Estamos ahora, al final de la Pascua, a la espera del Espíritu.... y no porque tenga que venir ahora a nosotros, en nosotros está, sino porque se nos olvida, y buscamos a Dios y su accionar  fuera de nosotros, pidiendo casi siempre lo que ya tenemos. Pude ser pedagogía del Espíritu que eso suceda a veces, pero estaría bien tomar consciencia de nuestra condición de "ciudadanos y portadores del Cielo", según la reflexión que hacíamos en este domingo de la Ascensión.
 Como hemos estamos acompañando el camino pascual con algunas reflexiones, a partir de la lectura de un texto de Anselm Grün, vamos a seguir en lo posible este hilo y compartir algunas ideas que valgan para vivir esta semana, y la primera es invitar a la recitación del himno "Veni creator Spiritus", que compusiera el monje benedictino Hrabanus Maurus en el año 809, y que a pesar del tiempo transcurrido, sigue expresando el anhelo con que hoy hacemos el camino de la vida y de la fe...

Ven, Espíritu Creador, 
visita las mentes de los tuyos; 
llena de la gracia divina 
los corazones que tú has creado.
Tú, llamado el Consolador, 
Don del Dios Altísimo; 
Fuente viva, Fuego, Caridad 
y espiritual Unción.

Tú, con tus siete dones, 
eres Fuerza de la diestra de Dios. 
Tú, el prometido por el Padre. 
Tú pones en nuestros labios tu Palabra.

Enciende tu luz en nuestras mentes, 
infunde tu amor en nuestros corazones, 
y, a la debilidad de nuestra carne, 
vigorízala con redoblada fuerza.

Al enemigo ahuyéntalo lejos, 
danos la paz cuanto antes; 
yendo tú delante como guía, 
sortearemos los peligros.

Que por ti conozcamos al Padre, 
conozcamos igualmente al Hijo 
y en ti, Espíritu de ambos, 
creamos en todo tiempo.

Gloria al Padre por siempre, 
gloria al Hijo, resucitado 
de entre los muertos, y al 
Paráclito por los siglos y siglos. 
Amén.


Hay tres imágenes bíblicas que representan al Espíritu Santo, además de la famosa paloma. Me refiero a : el AGUA, el AIRE, y el FUEGO.

AGUA para lo seco y árido de nuestra vida; queremos que Dios nos irrigue, nos refresque, con esta "agua de vida" que salta en nuestro interior.
AIRE para  la asfixia de cada jornada, para cuando la vida nos ahoga; queremos aire nuevo en nuestra vida, frescor, ánimo renovado.
FUEGO que arde y transforma, purifica y renueva, ilumina y abre camino.

ESPÍRITU SANTO es siempre novedad, nuevo nacimiento, renovación (nuestra y de la Iglesia), para despertar la vida que hay en nosotros. Es también consuelo y apoyo, amor y salvación.