sábado, 28 de noviembre de 2015

EL QUE VIENE


"No sé desde qué tiempos distantes estás viniendo a mí. 

Tu sol y tus estrellas no podrán nunca esconderte de mí
 para siempre.
¡Cuántas mañanas y cuántas noches he oído tus pasos! 
¡Cuántas tu mensajero entró en mi corazón y me llamó en secreto!
Hoy, no sé por qué, mi vida está loca, 
y una trémula alegría me pasa el corazón.
Es como si hubiese llegado el tiempo de acabar mi trabajo. 
Y siento en el aire no sé qué vago aroma de tu dulce presencia."

RABINDRANATH TAGORE


jueves, 26 de noviembre de 2015

PALABRAS DURAS...

" La Navidad está cerca: habrá luces, habrá fiestas, árboles iluminados, también pesebres... todo falsificado: el mundo sigue haciendo la guerra, sigue haciendo las guerras. El mundo no ha comprendido el camino de la paz.

"Hoy hay guerra por doquier, hay odio. ¿Qué queda de una guerra, de ésta, que estamos viviendo ahora? ¿Qué queda? Ruinas, miles de niños sin educación, tantos muertos inocentes: ¡tantos!, y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas.

"Y mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, están los pobres agentes de paz que sólo para ayudar a una persona, a otra, a otra, y a otra, dan su vida. No se comprende el camino de la paz...
Nos hará bien también a nosotros pedir la gracia del llanto, por este mundo que no reconoce el camino de la paz. Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no hay que hacerla. 

Pidamos la conversión del corazón. Precisamente en el umbral de este Jubileo de la Misericordia, que nuestro júbilo, nuestra alegría sea la gracia para que el mundo vuelva a encontrar la capacidad de llorar por sus crímenes, por lo que hace con las guerras..."

FRANCISCO, 19 de noviembre de 2015

lunes, 16 de noviembre de 2015

ALMADOS


"Tráiganme todas las manos...
los blancos su manos blancas, los negros, su negras manos"

“No es verdad...todos no somos París, ni Francia, Madrid, Londres, Siria, Sierra Leona, Lampedusa...pero el problema si es de todos, lo queramos o no. A los hechos me remito. El problema es de todos, de todos!

Ayer fue en las plazas y calles de París. Una vida humana no vale más que otra vida humana, porque la dignidad de cada una es absoluta y no tiene precio, si alguien quisiera comprarla se haría despreciable. Despreciables son todos los hechos que destruyen al ser humano en cualquiera de ellos.
Cuando a una vida humana le ponemos precio y le damos valor desde la patria, el mercado, la política, la religión, los saberes y los poderes, nos adentramos en el camino de la ideología del terror, del miedo, del muro y la muralla, de la muerte y la destrucción. Ideologías que usarán doctrinas, normas y leyes para justificarse en lo que no hay justificación, ya sean de mercado, religión, frontera, política o sanitaria.

Frente a la ideología del terror y su terrorismo -sea del tipo que sea- no vale la indiferencia ni la neutralidad. No hay humanismo sin ideología, ya lo decía Nietzsche que "quien tiene un por qué para vivir, resiste cualquier cómo". Por eso frente a la ideología del terror, necesitamos la ideología de la fraternidad, de la igualdad y de la libertad. Hemos de estar dispuestos a poner fundamento y razones a esta ideología y para esto sirven todos los materiales y todas la manos: Corán, Biblia, Enciclopedia, Filosofía, Política, Economía...Toda la tribu, con todos sus corazones y todas sus emociones. No hay humanismo sin corazón, y el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Hoy es un día para dejarnos tocar en el corazón y abrir nuestros ojos a la verdad de un mundo que necesita misericordia, sanarse, quererse, convertirse, humanizarse. Cada uno que ponga en el asador toda su carne, todo su corazón, para que no haya más corazones de piedra capaces del terror en cualquiera de sus formas, que van dejando sus muertos en plazas de París, en pateras en medio del mar, en alambradas de fronteras, en masas humanas de hambre y enfermedad.

Otro mundo es posible, y otra ideología nos hace falta, que se enraíce en el corazón de lo humano, en lo entrañable, en lo almado, en la misericordia y la compasión, para que pueda haber verdadera justicia, libertad, igualdad y paz. Mi Dios me empuja por este camino.

Y cuando me pregunto si soy París, no puedo dejar de responderme que lo soy si me identifico con todos los lugares donde hay terror de lo humano,causado por cualquier injusticia, opresión, desigualdad. Donde hay dolor del ser humano en su debilidad. Donde lo hay de forma estructural por el mercado, la política, lo religioso, y donde lo hay de forma accidental y brutal como pudo ser ayer. 

Hay economía que mata, fundamentalismos que destruyen y asesinan, políticas que excluyen y cierran puertas con vallas. Esto está en todos los corazones, en los que organizan y ordenan, como en los que atacan y se autodestruyen destruyendo, y yo me duelo en todos ellos, porque en sus corazones también está el mío, en su destrozo también está mi destrozo. Y me siento llamado a curarme y a curar. La indiferencia y la neutralidad no son respuesta entrañable, ni de vida ante esta ideología de muerte. Necitamos razones y corazones con ideologías de vida y humanismo, ecumenismo de voluntades que quieran construir la paz y la fraternidad. Y tiene que ser ya, porque el hacha está en el borde de la arboleda y no podemos detenernos ni dormirnos, el problema hoy ya es de todos, es de todos¡”


José Moreno Losada (Tomado de Religión Digital)

martes, 10 de noviembre de 2015

TERESA: CARTAS Y PUCHEROS

"Es conocida la frase de Teresa de Jesús: “también entre los 
 pucheros anda el Señor” (Fundaciones 5,8). Pero la entenderemos mal si pensamos que eso le ocurría a ella sola, porque debía ser de otra pasta. Pues no: antes que santa, doctora de la Iglesia o mística, Teresa era simplemente un ser humano de carne y hueso, como todos nosotros. Decir esto parece una perogrullada. Pero, si olvidamos esa perogrullada, todas las grandezas de Dios parecen no pertenecer a esta tierra nuestra. Y acabamos creyendo que no nos atañen a nosotros, sino a seres de otra galaxia.

Por eso creo que no es bueno leer a Teresa olvidando sus cartas: ellas tienen una espontaneidad que no podían tener sus otros escritos, expuestos al ojo escrutador de inquisidores y teólogos. En ellas se permite referirse al Nuncio como “Melquisedec”, a los miembros de la inquisición como “los ángeles”, o a los calzados como “los del paño”. Allí confiesa también que “a una monja descontenta yo la temo más que a muchos demonios”. Cuando hacen provincial a un fraile que ha tratado mal a sus monjas comenta con sorna: “debe ser porque tiene más cualidades que otros para hacer mártires”. Y cuando ve a otro fraile muy seguro sobre la admisión de una postulanta, porque cree que “en viéndola la conocerá”, le para los pies diciéndole que “no somos tan fáciles de conocer las mujeres”…

Otras cartas reflejan su lucha para conseguir que no se impusieran a las monjas confesores obligados: “que yo temo más que pierdan el gran contento con que nuestro Señor las lleva…”. O expresan su alegría por “que mande nuestro padre que coman carne las dos de mucha oración”: pues considera que todo eso de los arrobamientos “no me parece más oración”. Reconoce también que “mozas con viejas no se pueden hallar bien”; por eso dice a su querido Jerónimo Gracián que se espanta de “cómo no se cansa de mí”. Pero se tranquiliza pensando que eso es una gracia que Dios le concede, para que “pueda pasar la vida que me da con tan poca salud y contento, si no es en esto”.

Sus complicidades afectivas con Gracián (con pseudónimos y todo) darían para análisis más detenidos. Pero al menos apuntemos que a veces se pone hasta pesada quejándose porque le escribe poco; otras veces le explica cuánto le apena que tenga dolor de muelas “porque tengo harta experiencia de cuán sensible dolor es” y si tienes una sola dañada “suele parecer que lo están todas”; o le pregunta “si ha caído en ponerse más ropa, que hace ya frío”. Hacia el fin de su vida reconocerá que ha aprendido a gobernar y no es la que antes era: ahora “todo va con amor”, aunque no sabe si ello se debe “a que no me hacen por qué” (no me crean problemas) o a que, por fin, “ha entendido que así se remedia mejor”.

Baste como conclusión que la más profunda experiencia mística no es incompatible ni con el sentido común, ni con la ironía o la lucha por lo que se cree justo, ni con un carácter enérgico o una afectividad difícil de controlar y con tendencia posesiva… En una palabra: no es incompatible con ser como somos todos. Una amiga, maestra en grafología, me contó que, cuando vio por primera vez la letra de Teresa, su impresión fue de susto porque traslucía “gran sexualidad y afán de poder”. Después comprendí -me explicó- que las personas no somos nuestro carácter ni nuestras pasiones, sino lo que cada cual hace con esos materiales, y que ahí está la grandeza de nuestra libertad. De hecho, con ese temperamento, Teresa escribe en sus reglas que “la priora sea la primera en barrer”, en aquella época en que tantas prioras (hijas naturales de nobles discretamente camufladas), tenían sus sirvientas que les barrían la celda mientras ellas “contemplaban”. ¿Qué contemplarían?...

Esto permite comprender que “los pucheros” no están sólo fuera de nosotros, sino que el Señor anda también en ese complejo puchero que cada uno somos, donde se puede cocer una humanidad de muy buen sabor. Decir que entre los pucheros anda el Señor no significa sacralizar los pucheros, sino divinizar el trabajo hecho con ellos: simplemente porque ese trabajo servirá para alimentar a otros. De hecho, Teresa se lo dice a las hermanas que han de trabajar en la cocina.

Apasionada y dueña de sí, doméstica y entrañable, perseguida y de buen humor, contemplativa y activa, fue también suficientemente sabia como para entender que si a un rico le dicen que modere su plato para que puedan comer los pobres “sacará mil razones para no entender eso sino a su propósito”: porque a los ricos “sus hechos les tienen ciegos”.

Antaño tuve la paciencia de leerme todas las acusaciones que contra ella se presentaron a la inquisición (aquel famoso Orellana que creía jugarse su salvación eterna si no la acusaba…). Hoy disfruto pensando qué es lo que (en esa otra dimensión del más-allá) sentirá aquel acusador viendo a Teresa doctora de la Iglesia y quedando él como analfabeto teológico. Que es lo que son tantos afanes inquisitoriales, de ayer y de hoy."

JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS.  Mística entre pucheros. (Tomado de Religión Digital)
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martes, 3 de noviembre de 2015

TIEMPO DE BUSCAR...

"Todo tiene su tiempo,

Y todo lo que se quiere
debajo del cielo, su hora.
Tiempo de nacer y tiempo de morir,
Tiempo de plantar 
y tiempo de arrancar lo plantado,
Tiempo de matar y tiempo de curar,
Tiempo de destruír 
y tiempo de edificar
Tiempo de llorar y tiempo de reír,
Tiempo de hacer duelo 
y tiempo de bailar,
Un tiempo para esparcir piedras
y un tiempo para recogerlas,
Un tiempo para abrazarse
y un tiempo para despedirse,
Un tiempo para intentar buscar
y un tiempo para desistir,
Un tiempo para guardar
y otro tiempo para desechar,
Un tiempo para rasgar
y un tiempo para coser,
Un tiempo para callar
y un tiempo para hablar,
Tiempo para amar
y tiempo de aborrecer,
Tiempo de guerra y tiempo de paz."

ECLESIASTÉS, 3