viernes, 17 de mayo de 2024

PENTECOSTÉS

 

Comparto algunas ideas sobre la festividad litúrgica de Pentecostés, que celebraremos el domingo próximo, como cierre del tiempo pascual. Pero lo más importante es la repercusión de lo que celebramos en la vida cotidiana de hombres o mujeres de fe.

1. Preparamos esta fiesta con la oración personal y comunitaria, con novenas y vigilias, rezando o cantando la secuencia al Espíritu Santo que todos conocemos. Como los apóstoles esperamos reunidos como comunidad eclesial la renovación del don que un día recibimos en el bautismo; solemos decir: "Ven, Espíritu Santo", pero el Espíritu habita en nosotros, ya está.  Es él quien despierta la vida que hay en nosotros, quien nos recrea una y otra vez. La respiración puede ayudarnos a tomar conciencia del actuar del Espíritu, cuando cada inspiración es figura del aliento de Dios en nosotros. El Espíritu nos apoya y consuela, es regalo y presencia del Padre y del Hijo, enciende nuestros sentidos e irriga amor en nuestros corazones. 

2. Para hablar del Espíritu usamos símbolos o figuras: viento, fuego, agua. No podemos tener una imagen concreta, pero mediante estás figuras comprendemos su ser y su actuar en nosotros. Es aliento, respiración, suave brisa o tormenta; nos alienta, nos da vida, nos empuja y nos refresca. Es fuego, que purifica y calienta, que arde y mantiene la vida interior ("Llama de amor viva"), y es agua, fuente que sacia la sed, que hace crecer, que salta como un manantial de vida. 

3. El Espíritu Santo nos da un lenguaje común, contrario al de la torre de Babel; nos permite entendernos y comunicarnos, crecer en comunión. Es la respuesta de Dios a la desunión, al desamor, a la violencia entre nosotros, a los partidismos y sectarismos. Nos enseña el lenguaje del amor, de la alegría y de la paz; sana y libera a las personas para que construyan el mundo nuevo de Dios. 

4. El camino del Espíritu Santo es el camino de la vida, y se expresa a través de sus dones o carismas, que San Pablo enumera en la Primera carta a los Corintios: sabiduría e inteligencia, consejo y fortaleza, ciencia y piedad, y temor de Dios. El Espíritu nos regala sus dones cuando los necesitamos, y cada uno de nosotros tiene dones particulares que lo distinguen de los demás, y con los que puede aportar a la comunidad y al mundo la luz de Dios. 

5. Pentecostés es el gran milagro de la comunidad, según la mirada de Lucas, el regalo del Espíritu o aliento de Dios según otros evangelistas. Ese milagro se repite cada vez que nos reunimos como Iglesia, anunciamos la Palabra con libertad y sin temor. Cada vez que la Iglesia se mueve y renueva, rema mar adentro y lanza las redes en el nombre de Cristo, y también cuando acaricia, perdona, acoge. Es el Espíritu Santo quien construye la Iglesia, la mantiene unida y la hace crecer en el amor. 

6. En fin, el don de Dios, su Espíritu, tiene que ver con la plenitud humana, con abrirnos a todo lo que somos y podemos, con levantarnos de nuestros sepulcros y soltar nuestras cadenas, con crecer hasta el mismo Cielo, que es Dios. En el día de Pentecostés celebramos el nacimiento de la Iglesia, la plenitud de nuestra vida en Dios, y los dones que hemos recibido para trabajar en la construcción del Reino y en el mejoramiento humano. 

Una Iglesia que se mueve por el Espíritu Santo es una Iglesia viva, militante, compasiva, solidaria, esperanzada

Fray Manuel de Jesús

(Según un texto de Anselm Grün)

miércoles, 8 de mayo de 2024

UNA HISTORIA DE PERDÓN

"Una noche mientras soñaba en su cuarto jugando con una botella de agua caliente cubierta con un suéter, (que le servía de muñeca) le confesó a su madre que quería ser cantante.
Diana, que era una mujer frustrada por no haber llegado a cantar frente a miles de personas como alguna vez soñó, a pesar de tener una extraordinaria voz mezzo-soprano, quedó mirando a su hija directamente a los ojos para decirle:
"Más vale que te cuides las uñas de los dedos para que puedas ser mecanógrafa, porque para cantante no eres bonita".
No hace falta explicar lo que estas palabras pueden significar para una hija que amaba tanto a su madre como Barbra, pero ella no era una niña común y corriente. En algún momento, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera, habló de este pasaje doloroso en su vida, solo para perdonar con mucho cariño a la mujer de la cual heredó su fabulosa y potente voz.
Barbra quedó sin padre a los 15 meses de nacida, pues su progenitor murió por una negligencia médica cuando le sobrevino un ataque epiléptico.
Cuando Barbra tenía 7 años de edad, Diana, su madre, eligió por esposo a un ser tenebroso y oscuro, un vendedor de autos usados de nombre Lou Kind.
Este hombre siempre la hizo de lado como padrastro, le gustaba comparar la belleza de la nueva bebé, hija que tuvo con Diana, y la supuesta fealdad de Barbra. Hacía hincapié en lo prominente de su nariz, hasta el punto que, en un caluroso día de verano, compró un helado solo para la hermanita menor, nada para Barbra.
¿La razón que les dio a las niñas?... Ah sí, bueno, que Barbra era muy fea para comer helado.
Me gustaría desde el fondo de mi corazón que esta parte de la historia de Barbra Streisand, no sea más que una de las muchas leyendas urbanas que circulan en las redes sociales, pero no. Es parte de su libro autobiográfico "My Name is Barbra".
Pero todos conocemos la trayectoria de esta extraordinaria actriz, cantante, compositora, productora de cine y escritora estadounidense, la manera como se ganó al mundo con sus bellas melodías entonadas por una extraordinaria voz y haciendo dúos con los más grandes cantantes cuando se encontraban en lo más alto de sus carreras, como Barry Gibb, Donna Summer, Neil Diamond, entre tantos otros.
Actuó teniendo como galanes enamorados de ella nada más y nada menos que de la talla de Robert Redford y sostuvo romances con los hombres más guapos de Hollywood, entre ellos: Ryan O'Neal, Tom Smothers, Warren Beatty, Jon Voight, Omar Sharif, Don Johnson, Steve McQueen, Kris Kristofferson, Peter Jennings y Richard Baskin, entre otros.
En su libro, Barbra perdona a su madre repetidamente, hasta cuenta el pasaje de cómo un día, grabaron juntas un video donde cantaban a dúo. Este video lo hizo público en un concierto, frente a esa muchedumbre ella expresó la siguiente frase:
"Ya ves mamá, se cumplió tu deseo de cantar frente a miles de personas".
Así es esta bella mujer, bella por dentro y por fuera. Hoy tiene 82 años y nos deja como ejemplo, el de nunca tomar en cuenta opiniones desalentadoras que impidan tu crecimiento. Ella logró bloquear estas malas opiniones del ser que más quería, su madre. Sin embargo, ¿Cuántas personas abandonan sus sueños por la opinión del amiguito o algún compañero de trabajo?
Barbra nunca se hizo una operación estética, jamás se avergonzó de su nariz y qué bueno que nunca pasó por cirugía para intervenir aquel bello perfil.
Si lo hubiese hecho, no sería Barbra Streisand".

(Tomado del muro de Facebook de Irene Preciado)

PARTÍCIPES ACTIVOS DE LA RESURRECCIÓN

 

Vamos llegando al final de la Pascua, tiempo de gracia, para celebrar la Resurrección de Cristo. No somos meros espectadores de ese acontecimiento, ni debemos conformarnos con celebrarlo litúrgicamente; debemos ser partícipes activos de la Resurrección. La Palabra que compartimos durante estos 50 días nos ayuda a encontrar al Resucitado en medio de la vida cotidiana, y también a hacerlo presente con palabras y obras, comprometidos con aquellos valores que impulsa el Espíritu: alegrías, justicia, comunión, paz

Jesús dice a sus discípulos: "Les conviene que yo me vaya"; ellos se entristecen con sus palabras que auguran ausencia, pero Jesús promete un Consolador, el Espíritu que procede de él y del Padre, y que lo hará presente de un modo nuevo. Presencia y ausencia adquieren un nuevo sentido para nosotros; es un Dios escondido, al decir de san Juan de la Cruz, pero no es nunca un Dios ausente. "Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". 

Fray Manuel de Jesús, ocd