sábado, 31 de mayo de 2014

JESÚS Y MARÍA MAGDALENA... 3

En el evangelio de Juan se expone con claridad cómo el duelo de María Magdalena se convierte en alegría. Mientras Pedro y Juan regresan a casa, María permanece junto al sepulcro. Desea quedarse cerca del lugar donde su amado Señor fue sepultado. Y estando María llorando junto al sepulcro, vio a dos ángeles de blanco, sentados en el sitio donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Ellos le preguntaron: ¿Por qué lloras?, y ella contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". María es valiente, pues aun en medio del dolor entra al sepulcro, pero la misma tristeza no le deja ver más allá de lo acontecido, está cautiva de su tristeza. Ella habla de Jesús como si le perteneciera, quiere consolarse al menos ungiendo su cuerpo muerto; no escapa del dolor, lo abraza, lo convierte en camino, y es el mismo dolor quien le guía para reencontrar a su amado.
 Entonces, una vez que ha conversado con los ángeles, María se vuelve, y ve a Jesús ante ella. El diálogo con los ángeles provoca en ella una transformación, abre una puerta, y ante esa puerta está Jesús. Sin embargo, ella aun no le reconoce; vuelve a establecerse un diálogo, casi el mismo de antes: ¿Por qué lloras? porque se han llevado a mi Señor. Dice el evangelio que ella cree que es el jardinero. María se aferra al muerto, y por eso no ve al viviente. María, que ha sido valiente, necesita desprenderse de lo viejo, del pasado, del dolor que la ciega, para reconocer a Jesús que está de pié ante ella. Entonces la voz de Jesús irrumpe, y rompe el muro, la barrera que la separa de la nueva realidad; él le dice: María, y ella le llama: Maestro. Vuelve a reconocerse la relación especial de María Magdalena con Jesús: Él era su Señor y es su Maestro. La voz de Jesús, que ella conoce tan bien, vuelve a despertarla, llevándola a entrar en la nueva realidad o "nueva visión". El dolor de María atrae a Jesús, y el amor de Jesús despierta a María de su letargo doloroso.

Una hermosa imagen para nuestra meditación y contemplación es este encuentro entre Jesús y la Magdalena. Una invitación provocativa para que experimentemos en la propia vida que el amor es más fuerte que la muerte. Llévale a Jesús tu dolor, acude confiado a tu Señor y Maestro, y su voz, que habla en tu interior, pronunciará tu nombre, y te despertará.  Somos importantes para Jesús, ha grabado nuestro nombre en la palma de su mano, no olvidemos nunca cuánto somos amados.

(Reflexión a partir de la lectura de un texto de A. Grün)

jueves, 29 de mayo de 2014

CUANDO ALGO SE QUIEBRA... RESILENCIA

"Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. 
Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso
El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi
El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. 
Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto.

Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman.
¡Cuán importante resulta el enmendar! 
Cuánto, también, el entender que los vínculos lastimados y nuestro corazon maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.
La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud... 
La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia —la capacidad de recuperarse— son dignas de llevarse en alto.

- EDU WIGAND-

(Tomado de Facebook)

NO HAY PAREDES.... PARA JESÚS

"Quiero llevarte a todo lugar conmigo
Quiero que entre la gente seas conocido
Yo de Ti no me averguenzo, eres mi Dios

Quiero llevar tu voz por todo camino
Y de tu amor hablar con desconocidos
Al lugar donde trabajo
A la escuela y donde viajo
Te quiero llevar

Fuera del templo y la religion
Por todo el pueblo y toda region
Entre las gentes que vagan hoy
Sin rumbo fijo sin direccion
Entre las plazas de mi ciudad
En donde hay tanta necesidad
Por todas partes te llevare
Pues no hay paredes que te puedan esconder

Quiero que en todas partes estes conmigo
En mis conversaciones con mis amigos
Quiero que tu seas el centro de atencion

Quiero que seas el punto de referencia
Y caminar conciente de tu presencia
Al hacer un comentario
En mis platicas a diario tu debes estar

Fuera del templo y la religion
Por todo el pueblo y toda region
Entre las gentes que vagan hoy
Sin rumbo fijo sin direccion
Entre las plazas de mi ciudad
En donde hay tanta necesidad
Por todas partes te llevare
Pues no hay paredes que te puedan esconder

Fuera del templo y la religion
Por todo el pueblo y toda region
Entre las gentes que vagan hoy
Sin rumbo fijo sin direccion
Entre las plazas de mi ciudad
En donde hay tanta necesidad
Por todas partes te llevare
Pues no hay paredes que te puedan esconder

Mi amigo siempre tu seras
Conmigo siempre tu estaras
Conmigo yo te llevare
A cualquier lugar...".

Jesús Adrán Romero

martes, 27 de mayo de 2014

EL CAMBIO (Seis mentiras que el ego quiere que creamos)

En su libro “El cambio”, Wayne Dyer quiere ayudarnos a vivir una vida con propósito y significado, de manera que alcancemos nuestro máximo potencial de vida, aquel para el que fuimos creados. No comparto plenamente su visión espiritual, pero me he aprovechado de su saber en el pasado, y quiero hacerlo ahora también en este, su último libro. Según Dyer, nos movemos por la ambición, a partir de no conocer el verdadero origen de nuestro ser, lo que somos en realidad. El problema está en un “falso yo”, que funciona a partir de lo que él llama “seis mentiras que el ego quiere que creamos”. Luego de leerlo me parece que podemos aprovecharnos de lo que Dyer escribe y sugiere. Estas son las seis creencias falsas que no nos dejan crecer: 

1. Yo soy lo que tengo.

2. Yo soy lo que hago.

3. Yo soy lo que los demás piensan de mí.

4. Estoy separado de todos los demás.

5. Soy distinto de lo que le falta a mi vida.

6. Yo estoy separado de Dios.

Fijémonos con atención en estas seis afirmaciones. Las tres primeras se centran en el deseo o la idea de que todo el universo tiene que ver conmigo, “yo soy el centro”, y me valoro según el tener, el hacer, o la opinión de los otros. Es decir, que nuestras adquisiciones o bienes, logros y reputación tienen una importancia primordial. Luego, las tres siguientes afirmaciones giran en torno al deseo de ser originales, únicos y diferentes, “soy independiente, autosuficiente”. 

La meta final sería cambiar estas ideas erradas acerca de nosotros, cambiando la ambición del ego por la unidad con el Ser, y dándonos cuenta de que somos mucho más que nuestras posesiones, hazañas y fama; y luego, eliminando nuestro deseo de separación, para conectarnos con Dios

Lo diría yo con estas palabras: 
Tengo mi origen en Dios y es Dios quien me define
 Estoy unido a Dios, y todo lo suyo es mío.

MIRANDO AL CIELO (sobre la Ascensión de Jesús)


Algunas ideas o claves para comprender y vivir el misterio de fe que celebramos:

1. Despedida y consuelo: durante la semana seguimos leyendo los discursos de despedida de Jesús a sus discípulos como preparación de la fiesta. Jesús se va, pero no nos deja huérfanos, dice. El mundo está ciego y ya no puede verle, pero el creyente ve a Jesús, le reconoce y le encuentra en medio de la vida. El ascenso de Jesús es el comienzo de una nueva cercanía, de un nuevo modo de estar Jesús en nosotros; ahora es nuestro yo interior más profundo. Cuando Jesús en su muerte y en su ascensión va hacia el Padre, sucede en nosotros un nuevo nacimiento: nacemos como nuevas personas, es la presencia viva de Jesús en lo más íntimo y hondo de nosotros lo que determina nuestro ser. Y así aprendemos que en cada despedida existe siempre la posibilidad de algo nuevo.

2. El cielo se abre sobre tu profundidad: Con Jesús ascendido, el cielo se abre también para nosotros. Alzar las manos y abrirlas en nuestra oración es un gesto que expresa el cielo abierto sobre toda mi vida y mi existencia. Arraigado en la tierra, y alzando mis manos al cielo. Ascender no significa huir de la tierra, riesgo siempre presente para los devotos. Solo cuando tengamos el valor de trepar por nuestra humanidad, el Cielo se abrirá para nosotros. En los momentos de prueba y oscuridad, recordar que tenemos una conexión interior con lo eterno, con el amor infinito que vence la muerte.

3. El cielo está en ti: Pero no debemos buscar el Cielo sólo en lo alto. Cuando los discípulos miran extasiados a lo alto, les dicen: ¿Qué hacen ahí mirando al cielo? Vayan a Galilea…. El Cielo no debe buscarse en cualquier parte, sino en nosotros, en nuestra propia historia, en el camino de la humanidad. Somos, dijo uno de la Padres de la Iglesia, portadores del Cielo y caminantes hacia el Cielo, peregrinos, pues portando al Dios del Cielo, somos el Cielo. El Cielo está en nosotros y entre nosotros, porque Cristo está en nosotros y entre nosotros. Dios está escondido en el corazón del hombre, y donde Dios está, dirá Teresa, es el Cielo.

4. El Maestro interior: Cuando Jesús asciende, ya no podemos seguirle exteriormente, pero Jesús se va para quedarse de una manera nueva: se convierte en nuestro maestro Interior. El Maestro Interior habla a través de nuestros pensamientos y sentimientos, a través de nuestros sueños, a través de nuestro cuerpo, de las muchas inspiraciones que nos imparte diariamente, si escuchamos con atención… Para ello debemos ahondar en el conocimiento de Jesús.

5. Elevados sobre nosotros mismos: Cuando Jesús asciende al Cielo nos lleva con él en su naturaleza humana; nuestra humanidad ha sido elevada con él: nuestra vitalidad y sexualidad, nuestros miedos, anhelos, necesidades y pasiones, nuestras fortalezas y debilidades. En esta fiesta recibimos una nueva imagen de la humanidad. Nuestra humanidad no está cerrada en sí misma, sino abierta a Dios, invitada a subir, caminando hacia la plenitud de la promesa. Siempre estamos en camino hacia Dios…

6. Alegría pascual en lo cotidiano: Los discípulos se llenaron de gozo, porque remitidos a la experiencia de la cotidianidad, allí en la vida y el trabajo, encontrarían a Jesús de una manera nueva. Debemos llevar el Cielo a lo cotidiano, donde hay infierno, donde imperan el vacío y el sin sentido. El gozo del Resucitado agranda el corazón y nos abre al encuentro con los demás. Un corazón estrecho y cerrado no puede experimentar la alegría del Resucitado.

7. Somos el linaje de Dios: En la ascensión de Jesús se nos muestra la dignidad humana, llamada a la unión con Dios en el amor. A través de su ascensión, Cristo nos ha elevado hacia Dios. Podemos decir: “Somos del linaje de Dios” A cualquier lugar donde vayamos, donde nos movamos, estamos inmersos en Dios, envueltos en su presencia amorosa y sanadora. Respiramos en Dios, lloramos en Dios, nos alegramos en Dios. Vida verdadera es sólo la vida en Dios, porque Dios es el verdadero ser. “En Dios vivimos, nos movemos y existimos”.


(Recreación de ideas de Anselm Grün
en “La resurrección de cada día”)

lunes, 26 de mayo de 2014

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN: JESÚS Y MARÍA MAGDALENA... 2

 San Juan nos cuenta en su evangelio cómo María Magdalena, inmediatamente después que quitaron la piedra del sepulcro, corrió hacia Simón Pedro y el discípulo que Jesús amaba. Y les dijo las palabras que aparecen narradas en otras dos ocasiones por Juan: “Se han llevado a mi Señor, y no sabemos dónde lo han puesto”. Allí no hay ninguna creencia en la Resurrección, sólo la desilusión por no haber encontrado el cuerpo de Jesús, que ella quería ungir.  Magdalena quería manifestar su amor a Jesús velando junto a su cadáver, y era un modo también, según algún comentarista, de encontrar consuelo a su dolor. Y entonces comienza la carrera pascual: Simón y  Juan, los discípulos más cercanos, corren al sepulcro; Juan va más rápido y llega primero, pero le cede a Pedro el ingreso, y este entra al sepulcro. Pedro ve las vendas en el suelo y el sudario plegado aparte, pero no hay cuerpo. Pedro ve, pero no comprende, no puede imaginar la razón de la tumba vacía, sino que simplemente confirma  lo que dijo la Magdalena. No puede ver el sentido. Juan en su evangelio presenta a Pedro como una persona que se guía por la razón y la voluntad, y así nos dice que quien desea juzgar las cosas sólo a partir de la mente no puede comprender el misterio del Resucitado.

El otro discípulo, que la tradición equipara con Juan, entra al sepulcro después, y dice: “vio y creyó”.  Este discípulo ve con el corazón, y el corazón que ama comprende y cree.  No precisa el texto cuánto alcanzaba de comprensión el discípulo, pero deja claro que el camino para adentrarse en el misterio del Resucitado no es la razón, sino el corazón. Es necesario un corazón que ame y que se sepa amado. El discípulo favorito que aparece en este evangelio como figura, es tanto el que ama a Jesús como el que sabe amado por Él.  Aquel que se sabe amado por Jesús hasta el fondo de su corazón puede creer en la resurrección, y confía en que el amor es más fuerte que la muerte, que el amor perdura, y es más valioso que todo lo demás.
Pero demos un paso más: ni a Pedro ni al discípulo amado se les ha dado el regalo del primer encuentro Ha sido María Magdalena la que ha encontrado en su búsqueda al Señor Resucitado.  Sólo a la mujer que ama apasionadamente se le permite hablar con el Resucitado. La Magdalena no es sólo la pecadora, sino que ama mucho, y de hecho de ningún otro santo corren tantas leyendas en la historia de la Iglesia como de esta mujer misteriosa a la que el amor de Jesús transformó por completo. Ella amó mucho y fue amada de tal manera que experimentó la gran transformación del amor.

(Escrito a partir de la lectura de A. Grün)

sábado, 24 de mayo de 2014

CREER SIGNIFICA CONFIAR, CONOCER Y CONFESAR

CREER SIGNIFICA….

A partir de unas ideas del  conocido teólogo cristiano Karl Barth, queremos comentar acerca de lo que implica “CREER”; eso que decimos cada semana en la misa, después de la homilía… el CREDO… que comienzo diciendo “Creo en….”. ¿Qué significa creer? Para este pensador cristiano supone, esencialmente, tres cosas, y así lo expresa:

Creer significa CONFIAR.

Creer significa CONOCER.

Creer significa CONFESAR.

A reflexionar sobre estas tres ideas dedicaremos esta entrada...


CREER SIGNIFICA CONFIAR: Dos palabras claves para entendernos: PROCLAMACIÓN y ENCUENTRO. El anuncio y la acogida. En la fe cristiana lo decisivo es un encuentro… y lo afirma con mucha claridad Benedicto XVI cuando escribe: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Evoquemos el pasaje del Evangelio de Juan donde los primeros discípulos van ante Jesús…. 1, 35-41.

Recordemos también otro pasaje, esta vez de Mateo: 4, 18-22.

Cuando digo “Creo en…” estoy diciendo “No estoy solo”. Los seres humanos no estamos solos. Dios nos sale siempre al paso y da la cara por nosotros como Señor y Maestro. En los días malos y en los buenos, en nuestro extravío y en nuestra rectitud, somos, actuamos y sufrimos en esta confrontación. NO ESTOY SOLO: Dios siempre sale a mi encuentro, tengo siempre su compañía. Eso es lo primero que significa CREO EN DIOS PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO.

Esa Palabra de gracia, ese don de salvación en el cual Dios sale a nuestro encuentro se llama JESÚS, Jesucristo.

Encontrar a Dios, y poder oír su Palabra en ese encuentro con él, es don de Dios, don libre de Dios, para el cual estamos apenas preparados. Siempre sorprende. Creer significa por eso agradecer: Dios se me ha manifestado y revelado, he sido llamado, y por eso CREO. Lo único que puedo hacer ante este don infinito es CREER (CONFIAR).

En nuestro Mundo, tan lleno de palabras infladas, de discursos vacíos, La Palabra adquiere un nuevo significado. Es una Palabra diferente y definitiva, por eso podemos CONFIAR en ella. Abandonarse, abrirse, entregarse. APOYARSE en DIOS significa abandonarse al hecho de que Dios está ahí para mí, y vivir con esta conciencia.

La fe no es una opinión que se puede sustituir por otra opinión. Quien cree provisionalmente no sabe lo que es creer. Creer supone una relación definitiva. Esto no significa que no haya vacilaciones en el modo de entender y vivir la fe, sino que QUIEN CREE de verdad, CREE para siempre.

Recordemos que DIOS ESC EL ÚNICO QUE ES FIEL. Nuestra fidelidad, que existe por supuesto, no es más que lo que brota de Su fidelidad. Creer supone por ello, tener la libertad de CONFIAR EN ÉL.

La fe no atañe a un ámbito especial o separado, como el religioso por ejemplo, sino a la VIDA REAL EN SU TOTALIDAD, a sus cuestiones externas o internas, a lo corporal y lo espiritual, a lo luminoso y a lo oscuro de nuestra vida.

CREER ES, en definitiva, la posibilidad que tenemos de fiarnos de Dios en lo que toca a nosotros, a los demás y al Mundo, al entero vivir y al entero morir.


CREER SIGNIFICA CONOCER: La fe, que es confianza, no está reñida en modo alguno con la razón, para nada. En esto Benedicto XVI insistió una y otra vez a lo largo de todo su pontificado. Fe y razón van juntas. El acto de fe, correctamente entendido es también un acto de conocimiento. La fe no es IRRACIONAL.

La Verdad de Jesucristo es verdad de vida y su conocimiento es un conocimiento vital.

La propuesta de Jesús no es mero “conocimiento racional”, sino lo que podemos llamar “sabiduría”. Implica lo anterior, y lo supera, en un grado más alto. Sabiduría implica un conocimiento práctico que abarca toda la existencia del ser humano.

El cristiano debe profundizar en la Revelación: Lectura meditada y orada de la Palabra; conocimiento de las Verdades de fe, enriquecimiento del Mensaje de Jesús con el propio saber de la Humanidad, los “signos de los tiempos”. Recordar que el Evangelio no es mera conservación de tradiciones pasadas, sino que SIEMPRE ES NUEVO, siempre es novedad para quien lo recibe, en la época y lugar que lo haga.

Exhortación de Francisco a que la Iglesia se abra al Mundo, en el sentido de buscar fuera de sí misma a los destinatarios del Evangelio. Pero ¿Cómo irás si no les conoces?

La Verdad de Jesús no es una verdad más, sino una VERDAD que las abarca a todas, que genera verdad. Conocer a Jesús significa conocerlo todo… Porque todo fue creado en Él y para Él.

CONOCER significa BUSCAR, CAMINAR, INDAGAR, PREGUNTAR. No acomodarse (“El que sigue buen camino tendrá sillas, peligrosas que le inviten a parar”). El camino de Jesús también está lleno de sillas que invitan al acomodamiento, al conformarse.


CREER SIGNIFICA CONFESAR: Aquí la palabra “confesar” significa “dar testimonio”. La fe cristiana no es algo que pide aceptación pasiva, que me cae de arriba y yo lo acepto sin más. La fe, el CREER, implica una decisión. En ese misterio de encuentro entre Dios y el ser humano, está la libertad, y está mi decisión.

Una fe cristiana que no sea en sí misma historia, compromiso, encarnación, no sería fe cristiana, FE EN… La fe siempre lleva del ENCUENTRO al ENCUENTRO… a una hermandad o fraternidad, a una COMUNIDAD, una COMUNIÓN, y de ahí al SERVICIO, a una proclamación o a un mensaje que puede asumir diversas expresiones. Allí se enciende una LUZ que ilumina a todos los de la casa.

Allí donde se da fe cristiana, allá la comunidad de Jesús surge y vive en el mundo y para el mundo. (No para Dios, sino de Dios, por nosotros, para el mundo).

Cuando hablamos de OBEDIENCIA, no hablamos de sometimiento pasivo, o de resignación, sino de COMPROMISO, de ELECCIÓN. Obedecer es “escuchar bien”. En el caso de la fe elijo CREER-CONFIAR, elijo CREER-BUSCAR O CONOCER, y elijo CREER-COMPROMETERME.

Ese COMPROMISO ha de hacerse PÚBLICO, y la levadura debe fermentar la masa, y la sal poner sabor, y la luz iluminar la tiniebla, y la semilla dar frutos.

Nadie es sólo cristiano; todos somos además un trozo de mundo.

La falta de interés en el desesperado destino del ser humano es síntoma de insensibilidad culpable, de una deplorable incapacidad de amar. En modo alguno puede pretender ser cristiana. Ni siquiera es auténticamente humana” 
(Thomas Merton).


PODEMOS CONCLUIR DICIENDO: Quien cree está llamado a darse por entero, porque de qué me sirve decir CREO si no tengo AMOR, sino pongo mi vida en eso.

viernes, 23 de mayo de 2014

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN: JESÚS Y MARÍA MAGDALENA

Juan ubica en el centro del evangelio de Pascua la figura de María Magdalena, y desde entonces en la Comunidad de Jesús ha sido admirada, llamándole santa, y también "bienaventurada amiga de Dios". A pesar de que su biografía no es clara, pues se le relaciona a veces, y a veces no, con la mujer pecadora de san Lucas y con María de Betania, la hermana de Lázaro, o con la mujer de la que Jesús expulsó siete demonios, ella es símbolo del misterio de que mucho se le concede a quien mucho ama. Como hemos estado compartiendo en este blog algunas ideas de Anselm Grün respecto a la resurrección de Jesús no podía faltar el reflexionar en torno a esta figura femenina para seguir intentando  vivir la resurrección....

UNA MUJER DESGARRADA:  En dos Evangelios se dice que Jesús expulsó siete demonios de María Magdalena. Acompañó a Jesús y tuvo indudablemente una cercanía especial con él. Si consideramos lo que implica estar poseída por siete demonios entonces reconoceremos que María Magdalena era una mujer completamente desgarrada. No tenía identidad, ningún eje central qe orientara su vida. Hoy diríamos de ella que vivía al borde, cuya sanación era casi imposible. Y sin embargo, Jesús no tuvo miedo de María Magdalena, vio su desgarramiento y su falta de identidad, su temor... pero también vio su anhelo de amor. La liberó de los siete demonios que no le dejaban vivir y amar de verdad. Al encontrar a Jesús, Magdalena recuperó su dignidad como mujer, y supo como rehacer y centrar su vida, ahora sí, en el amor. Magdalena volvió a nacer al encontrarse con Jesús, y experimentó de una manera singular que el amor triunfa siempre sobre la muerte, porque todo lo que en ella estaba muerto despertaba a una nueva vida.
 Para Juan, María Magdalena es la mujer que ama; su historia de resurrección es una verdadera historia de amor. La Pascua es el triunfo del amor sobre la muerte; Magdalena amó a Jesús, y por Él pudo ella alcanzar la vida y redescubrir su dignidad; fue ese amor el que llevó a María Magdalena a la tumba de Jesús muy temprano en la mañana, cuando todavía estaba oscuro. Los hombres, el sexo fuerte, huían o se escondían, mientras la mujer desafía el temor y sale a buscar a su Señor para ungirle con perfumes.
 En esta historia hay un modelo: la historia de un amor que busca más allá de la muerte, y por eso sale todavía a oscuras con el ansia de encontrar lo que ha perdido. Parece que no está ya lo que se ama, pero sigue vivo, está presente, en el anhelo, en la esperanza. Nos preguntamos: ¿Cuál es mi anhelo más profundo? ¿A dónde me lleva mi deseo de amar? Dios y el amor van siempre juntos, por eso hay que seguir el anhelo de amar hasta el final. Entonces encontraremos al Resucitado, lo mismo que María Magdalena.

martes, 20 de mayo de 2014

ORAR SIEMPRE AL RESUCITADO

Meditación Pascual: ORA, ORA SIEMPRE

¡Buenos días, Señor resucitado!
En esta jubilosa mañana de Pascua, sintiéndonos alegres en nuestra fe, contemplando interiormente el sepulcro vacío y viéndote Jardinero, como te descubrió María la Magdalena, venimos ante Ti como discípulos.

Escucha, Señor, cuánto queremos decirte en nuestra humilde y agradecida confesión de fe.
Jesús, Tú, con la resurrección has sanado nuestro corazón de las heridas que el pecado grande de no saber amar dejó.

Por esa inmensa obra de amor, te aclamamos y decimos:
¡Gracias, Señor, nuestro redentor!

Jesús, tú, con la resurrección gloriosa has derrotado a la muerte.
Por ese triunfo liberador del mal, te cantamos himnos de victoria:
¡Eres grande, Señor, nuestro Salvador!

Jesús, tú, con la resurrección has inaugurado una existencia nueva.
Por eso te aclamamos y damos gracias en nombre de todos los vivientes:
¡Tú eres la Vida! ¡Aleluya!

Jesús, tú, Resucitado, lo eres todo para nosotros: Rey, Señor, Juez, Amigo, Liberador...
Por eso nos ponemos a tus pies, miramos tus manos y decimos con Tomás:
¡Señor mío y Dios mío!

Jesús, tú que eres Luz, ilumínanos e ilumina a todos los hombres con tu luz pascual
¡Aleluya! ¡Aleluya!

(Tomado de Facebook)

sábado, 17 de mayo de 2014

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

He tomado esta reflexión del blog "Espiritualidad cotidiana", porque me parece que es enriquecedor su modo de comentar la Palabra en este Quinto domingo de Pascua... 
Escrito por Anselm Grüm, -de su Libro: "Imágenes de Jesús"...


"En los discursos de despedida, antes de su muerte, Jesús dice estas palabras significativas: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Esta frase ha dado que pensar, y que dialogar no sólo a filósofos y teólogos, sino a toda clase de personas. Incluso estas palabras llegan a mucha gente que no las entiende. Hay una fibra del corazón humano que vibra con estas palabras. 

YO SOY EL CAMINO:  "En todas las religiones el camino es un símbolo importante de la vida humana, la persona humana es un peregrino, está siempre de camino. No debe pararse, transitando se va transformando. El camino tiene su meta, la meta es la vida y el conocimiento. Pero los caminos hasta esta meta suelen ser muy largos y muy sinuosos, conducen por rodeos, por sendas erróneas y estrechas, por túneles. Para los cristianos Jesús nos precede en el camino... Quien se abandona en Jesús, así lo dice este Evangelio de San Juan, encuentra un camino hacia la vida y hacia Dios. Sin embargo, este camino no es fácil, cómodo. Este camino se puede transformar, también para nosotros, en un camino de cruz, un camino en el que nuestros proyectos quedan marcados por la cruz, en los que se nos carga la cruz. A veces nuestros caminos nos conducen por muchas vueltas hasta que encontramos el centro espiritual oculto, nuestro yo y, en él, a Dios, que es el centro de nuestra vida".


YO SOY LA VERDAD: "Cuando Jesús se autodenomina la Verdad quiere decir que se ha quitado el velo que cubre la realidad y podemos verla al descubierto, tal cual es. Nosotros lo vemos todo como detrás de un velo. Lo real, lo auténtico no lo llegamos a ver. Pero quien conoce a Jesús ve a través de ese velo, ve hasta el fondo, reconoce la realidad tal como es delante de Dios.
Jesús también me conduce hacia mi propia verdad, si medito las palabras de Jesús, ellas quitan el velo que yo he puesto sobre mi verdad personal para no ver el lado desagradable. Jesús me conduce hasta los abismos de mi alma y me los descubre. Jesús nos dice que la verdad nos hará libres… Quien huye de su propia verdad se verá perseguido por el miedo de que la verdad lo alcanzará tarde o temprano, que los demás descubrirán lo que hay detrás de la fachada. En el
encuentro con Jesús es imposible esconderme. En el encuentro con Jesús es imposible esconderme. Mi verdad queda de manifiesto. Pero esta verdad me hará libre. Me conducirá a la verdadera vida".


YO SOY LA VIDA:  "Todos deseamos la vida, pero todos entendemos cosas distintas cuando hablamos de la vida, para unos es vivir muchas cosas, viajar mucho, conocer mucha gente. Para otros consiste en la vitalidad, una nueva calidad de vida, para otros vivir intensamente el momento. Jesús nos dice que El puede saciar nuestro anhelo de vida. Jesús nos dice, "Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia, en plenitud" ¿Qué encierran estas palabras? Sin duda Jesús era un hombre que irradiaba vida, con su proximidad la vida florecía, cuando él hablaba algo en sus oyentes se movía, algo en ellos recobraba vida. Y si se dejaban tocar por sus palabras, inmediatamente sabían lo que significaba Vida. Vida es más que vivir muchas cosas, sólo tenemos vida auténtica cuando la vida brota dentro nuestro como una corriente. Y según Juan, sólo puede nacer vida en nosotros si participamos de la vida divina"

PARA VIVIR LA RESURRECCIÓN... Nuestra vida es Galilea.

En los relatos de Marcos y Mateo, el ángel pide a las mujeres que digan a los discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allí le verán". Los discípulos deben regresar a sus casas, a Galilea, pues no será en la gran ciudad de Jerusalén donde van a encontrar a Jesús, sino en el lugar donde tienen sus raíces, donde crecieron, donde viven y trabajan, en medio de su vida cotidiana. Galilea es además tierra en la que conviven judíos y gentiles, es una sociedad "mestiza", plural, más cercana a la realidad en la que Jesús quiere que fructifique la semilla de su Evangelio.
 Así, podemos decir, que nuestra vida es Galilea, pues conviven en y con nosotros judíos y gentiles. En nosotros están juntas la cercanía y la lejanía de Dios, la fe y las dudas, el amor y el odio, la vivacidad y la dureza, la luz y la oscuridad. Y convivimos además con personas muy diferentes: unas buscan a Dios, otras le rechazan, para otras Dios no cuenta para nada. Tenemos que caminar y crecer con personas que amamos y nos aman, a la par de con personas con las que tenemos diferencias y dificultades.
 A veces soñamos con una realidad o un entorno perfectos. Quisiéramos que todos pensaran y creyeran como nosotros. Pero es en Galilea, en la "vida real" donde tenemos que ir a buscar al Resucitado. Ese es el anuncio del ángel, y necesitamos preparar nuestros ojos para encontrar a Jesús en nuestra propia realidad, difícil, cambiante, compleja, plural.

Un buen ejercicio para este tiempo de Pascua puede ser el de contemplar nuestra realidad cotidiana, y desde una mirada atenta y compasiva, descubrir los signos que permiten ver la presencia del Resucitado cerca de nosotros. En el rostro de alguien que sonríe, en un conflicto que se soluciona, en el perdón que doy o que recibo, en la propia naturaleza que reverdece.
 Jesús Resucitado camina siempre con nosotros, delante de tí. Sólo necesitamos unos ojos bien abiertos para reconocer la vida en medio de la muerte. Entonces en tu Galilea será primavera.

jueves, 15 de mayo de 2014

AL FINAL DE LA VIDA

Un hombre murió. Al darse cuenta vio que se acercaba Dios y que llevaba una  maleta consigo.
Y Dios le dijo: - Bien hijo, es hora de irnos.

El hombre asombrado preguntó: - ¿Ya? ¿Tan pronto? ¡Yo tenía muchos planes....!
 - Lo siento, pero es el momento de tu partida.
 - ¿Qué traes en la maleta? - preguntó el hombre.
 Y Dios le respondió, - ¡¡¡Tus pertenencias!!!...

- ¿¿Mis pertenencias?? ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero? 
Dios le respondió: - Eso nunca te perteneció, eran de la tierra.

 - ¿Traes mis recuerdos?
- Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.

 - ¿Traes mis talentos?  
- Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.

 - ¿Traes a mis amigos, a mis familiares?
 - Lo siento , ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.

 - ¿Traes a mi mujer y a mis hijos? 
- Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.

 - ¿Traes a mi cuerpo?  
-Nunca te perteneció, ese era del polvo.

 - ¿Entonces traes a mi alma ?  
-¡No! Esa es mía.

 Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta de que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre preguntó:

- Entonces, ¿Nunca tuve nada?

 - Todo lo contrario, cada uno de los momentos que viviste fueron solo tuyos. ¡La vida es solo momentos! ¡Un momento es todo lo que es tuyo! Por eso, mientras estés a tiempo, disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga....¡Vive el ahora! ¡Vive tu vida! Y no te olvides de SER FELIZ, ¡es lo único que realmente vale la pena! Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, ¡se quedan aquí! ¡NO TE LLEVAS NADA! 

(Esta historia me la hizo llegar una persona, no conozco su autor)

miércoles, 14 de mayo de 2014

GRACIAS POR LOS LIBROS...


Me sucede muchas veces que entro a una librería y me pongo a mirar libros sin el propósito de comprar alguno, y de pronto encuentro algunos en rebaja, en un cajón que casi nadie mira. Registro, y uno de ellos llama mi atención, me resulta interesante sin saber exactamente por qué, y acabo comprándolo, pues su precio es tan barato que si no me vale no se pierde nada. Luego, en la casa, va a parar al librero hasta que aparezca el momento propicio para echarle una ojeada, momento que puede demorar de días e incluso años. Hasta que al final lo tomas un día entre tus manos y empiezas a leer, y entonces, ¡Qué sorpresa!... Te dices a ti mismo: este libro apareció en mi camino por una razón, necesitaba leerlo. Y lo disfrutas más que un libro que hayas procurado con mucho interés. A eso le llamo yo "misterios de esta vida", otros le dirán providencia. No importa el nombre, sino lo que la lectura de ese libro te revela (mucho o poco, que más da), la luz que ha llevado a tu empeño de vivir. 
Esta breve reflexión no tiene otro propósito que el de agradecer a todos esos libros y a quienes los escribieron, por la luz que para vivir me proporcionaron...¡Gracias!

martes, 13 de mayo de 2014

LAS COSAS PEQUEÑAS Y QUERIDAS DE LA VIDA.

"Canción de las cosas simples"

Uno se despide, insensiblemente 
de pequellas cosas 
lo mismo que un arbol 
que en tiempo de otoño 
se queda sin hojas 
al fin la tristeza es la muerte lenta 
de las simples cosas 
y esas cosas simples 
que quedan doliendo 
en el corazón 

Uno vuelve siempre 
a los viejos sitios 
donde amo la vida 
y entonces comprende 
como estan de ausentes 
las cosas queridas 
por eso muchacho no partas ahora 
soñando el regreso 
que el amor es simple 
y a las cosas simples las devora el tiempo 

Enamorate aquí 
en la luz mayor 
de este medio dia 
donde encontrarás 
con el pan al sol 
la mesa tendida 
por eso muchacho no partas ahora 
soñando el regreso 
que el amor es simple 
y a las cosas simples las devora en tiempo 

Uno vuelve siempre 
a los viejos sitios 
donde amo la vida...

(Armando Tejada Gómez y Cesar Isella)

lunes, 12 de mayo de 2014

EN EL CORAZÓN DE LA TORMENTA...

"Toda tormenta tiene una especie de ombligo 
en medio, por el que puede volar la gaviota en silencio".
(Poema japonés anónimo, siglo XIV)

Una voz anónima nos ha dicho durante siglos que hay un pacífico y perdurable centro de paz en el corazón de toda batalla. Lo importante es saber llegar a él. Aquí se presenta, sin embargo, una interesante paradoja, porque la gaviota que vuela en medio de la tormenta no está todo el tiempo en el centro de paz, sino que vuela a través de él, aprovechando el instante de paz para renovar sus fuerzas. Al parecer nuestra misión sería sustraer la fortaleza necesaria de ese espacio eterno en el corazón de todo, sin negar la experiencia de la tormenta.
 Con frecuencia somos arrojados a la tormenta, y entonces necesitamos encontrarle también su centro. Es en esa experiencia donde se  crece nuestra humanidad. En el centro nos sentimos aliviados y fortalecidos porque experimentamos ese lugar espiritual que está conectado a la unidad del todo. Es ahí donde podemos extender nuestras alas para encontrar a ese Dios que mora en el corazón de toda realidad.
Pero luego de tomar aire y sentirnos reconfortados, tenemos que volver a la tormenta. No llegamos al centro sin atravesar la tormenta, y al mismo tiempo la tormenta solo es soportable cuando sabemos lo que la gaviota sabe: que para sobrevivir a ella tenemos que buscar el centro, y permanecer  en él todo el tiempo que sea necesario.
Si estás ahora en medio de la tormenta, y de alguna manera lo estamos siempre, busca su centro y haz de ese lugar la fuente que sostiene tu combate cotidiano.

martes, 6 de mayo de 2014

LO QUE UNO APRENDE CON EL TIEMPO...

No tengo idea de quién lo escribió, una amiga me lo hizo llegar... 


"¡¡  Con el tiempo Aprendí!!

Que hay que creer en hechos, no en palabras.

Que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos

Aprendí, que estar enamorado es la más bella de

Las locuras.

Que cuando las palabras fallan, la música habla.

Que no importa tan fuerte seamos, todos en algún

Momento necesitamos un abrazo.

Que la palabra escrita, escrita se queda.

Que quien te quiere te busca, piensa en ti,

Lo demuestra.

Que no hay arma más poderosa que las palabras

Aprendí, que los amigos pueden contarse

Con los dedos.

Que una sonrisa tiene el poder

De cambiar el mundo.

Que si quieres algo, tienes que levantarte e

Ir tras ello.

Y sobre todo, he aprendido que en la vida,

No se trata de ser perfecto,

Se trata de ser feliz".

DE VEZ EN CUANDO LA VIDA...

"De ves en cuando la vida, 
Nos besa en la boca, 
Y a colores se despliega como un atlas. 
Nos pasea por las calles en bolandas 
Y los sentidos en buenas manos. 

Se hace de nuestra medida, 
Toma nuestro paso, 
Y saca un conejo de la vieja chistera. 
Y uno es feliz como un niño 
Cuando sale de la escuela. 

De ves en cuando la vida 
Toma conmigo café, 
Y está tan bonita que, da gusto verla. 
Se suelta el pelo y me invita 
A salir con ella a escena. 

De ves en cuando la vida 
Se nos brinda en cueros, 
Y nos regala un sueño tan escurridizo, 
Que hay que andarlo de puntillas 
Por no romper el hechizo. 

De ves en cuando la vida 
Afina con el pincel 
Se nos eriza la piel, y faltan palabras 
Para nombrar lo que ofrecen, 
A los que saben usarla. 

De ves en cuando la vida 
Nos gasta una broma, 
Y nos despertamos sin saber que pasa, 
Chupando un pavo sentados 
Sobre una calabaza".

Joan Manuel Serrat