sábado, 4 de octubre de 2025

AUMÉNTANOS LA FE (Reflexión-oración para el domingo XXVII-C)

Auméntanos la fe, Señor…”

Señor Jesús,
acabamos de recibirte,
y como tus discípulos, también nosotros te decimos:
Auméntanos la fe.”

Auméntanos la fe,
no para hacer milagros,
sino para vivir con esperanza
cuando el dolor nos visita,
cuando la injusticia nos hiere,
cuando el perdón parece imposible.

Auméntanos la fe,
no para sentirnos grandes,
sino para servir con humildad,
como el siervo que vuelve del campo
y sabe que su tarea no ha terminado.

Auméntanos la fe,
para que tu Palabra sea luz en nuestras decisiones,
para que tu presencia sea fuerza en nuestras debilidades,
para que tu Eucaristía sea impulso en nuestro camino.

Como Habacuc,
te preguntamos por qué tarda la justicia,
y tú nos respondes:
El justo vivirá por su fe.”

Como Pablo,
queremos reavivar el don que hemos recibido,
custodiarlo con amor,
y dejar que tu Espíritu lo encienda en nosotros.

Como el salmista,
no queremos endurecer el corazón,
sino abrirlo a tu voz,
a tu paso,
a tu llamado.


Señor,
que esta comunión nos haga más disponibles,
más confiados,
más humildes.
Que no busquemos aplausos,
sino fidelidad.
Que no pidamos recompensa,
sino gracia para seguir sirviendo.

Porque tú,
el Señor de la mesa,
te hiciste siervo.
Y nosotros, tus invitados,
queremos aprender a vivir como tú.

Auméntanos la fe, Señor…
y enséñanos a vivirla con amor.

Amén.

domingo, 28 de septiembre de 2025

POESÍA Y ESPIRITUALIDAD (2)

Introducción al Cántico del Ahora

Hay momentos en que la vida se detiene. No por descanso, sino por herida. El horizonte se borra, el viento se vuelve en contra, y lo que antes nos sostenía ya no está. En esos momentos, el alma no siempre grita. A veces canta. Canta bajito, como quien tararea una esperanza que aún no tiene forma.

Este canto nació así: en medio del lodo, sin camino claro, pero con una certeza que empujaba desde dentro. No es una canción perfecta. Es un testimonio. Es un “ahora” que se atreve a decir que la vida sigue, que el amor vuela cerca, que la luz puede renacer con otro color.

Hoy lo compartimos como una oración. No para entenderlo, sino para dejar que nos acompañe. Que cada verso sea una semilla, una pausa, una posibilidad. Que el “ahora” de este canto se cruce con el nuestro, y nos ayude a esperar, a resistir, a bendecir.


🌿 Cántico del Ahora

Para momentos de desolación, espera o renacimiento

I. Brotando desde el silencio

Callado por largo tiempo,
Ahora que el viento no está a mi favor,
Me nace de adentro
Un suave silencio con tonos de sol.

(Todos repiten en voz baja: “Con tonos de sol…”)

Ahora que estoy solo,
Herido, sin camino, sin valor,
Empuja desde dentro
Una primavera que invita al amor.

(Todos repiten: “Invita al amor…”)

II. Cuando el enemigo se pone peor

Ahora, me digo,
Cuando el enemigo se pone peor,
Yo siento que vuela el amor a mi vera
Y se vuelve canción.

(Este verso puede cantarse como estribillo. Se repite dos veces.)

III. Bendecir el barro

Ahora que es siempre.
Ahora que es todo.
Que crece y que siente
En medio del lodo.

(Todos repiten: “En medio del lodo…”)

Ahora la vida será bendecida.
Y la luz renacida
Tendrá otro color.

(Pausa contemplativa. Se puede invitar a imaginar ese “otro color”.)

Ahora, y mañana,
Y cada semana,
Y en cada estación,
Habrá una certeza
Donde la pobreza
Se vuelva ocasión.

(Todos repiten: “Se vuelva ocasión…”)

Ahora, tranquilo,
Aguardo en mi nido
La nueva creación.

(Cierre con el estribillo cantado o recitado:)

Ahora, me digo,
Cuando el enemigo se pone peor,
Yo siento que vuela el amor a mi vera
Y se vuelve canción.


Oración final: En el ahora, contigo

Señor de los comienzos humildes,
Dios que canta en el silencio,
Tú que no esperas que estemos fuertes para visitarnos,
acoge este “ahora” que te ofrecemos.

No es un tiempo perfecto,
ni un corazón sin heridas.
Pero es lo que tenemos,
y en él queremos encontrarte.

Haz que el amor vuele a nuestra vera,
como canto que no se olvida,
como luz que renace con otro color.

Que el lodo no nos asuste,
que la pobreza se vuelva ocasión,
que la espera sea nido,
y la herida, semilla.

Hoy, mañana, y en cada estación,
enséñanos a bendecir la vida
como tú la bendices:
sin prisa, sin juicio,
con ternura y verdad.

Amén.

(Poema de M. Valls; meditación trabajada con Copilot)

POESÍA Y ESPIRITUALIDAD (1)

TODA LA SOLEDAD

Toda la soledad que soy
soledad obligada por mis propias angustias
con la carga creciente de los años
soledad que jugó conmigo en la niñez
y que me enamoró perdidamente
en la vital admiración
de mi encendida adolescencia.

Toda la soledad que estoy
acariciando ahora en los poemas
escritos desde una ventana que mira
a la ciudad
desde una silla en la que debo sostener
el sueño hasta las doce.
Soledad sorprendida
ante mi colosal descubrimiento.

Toda la soledad que amé
aun sin saber que ella también
me amaba y sonreía
de ver mi rebeldía qué inútil
porque destino y soledad
nacen unidos a un mismo corazón.
Soledad que me vio escapar todos los días
y me vio regresar.

Toda la soledad del mundo
guardada en libros y en salas oscuras
encarnando mi orgullo
en multitud de rostros conocidos
y en compañeros de cuarto
a los que vigilaba el sueño
no fueran a morir del otro lado.

Qué soledad entonces
y qué soledad también ahora
para dormir abrazados al recuerdo
de cada instante ocupado
hasta lo eterno.

Qué soledad vencida
únicamente en versos encendidos
qué hallada compañía
en esa soledad que nos llamó
para elegirnos como amantes una vez
y obligarnos a entender que estamos hechos
uno para el otro
que nadie como ella me iba amar.

Toda la soledad del mundo
he querido encerrarla en estos versos
tal y como la experimento yo
niebla que viene desde todas partes
para ocuparme el interior.
Entonces qué peso tan inmenso
y qué inmenso vacío
qué dolor innombrable e invisible.
Y uno quisiera decir la angustia que provoca
que provoca y no puede
porque la soledad le roba las palabras
y el sueño y la esperanza.

Toda la soledad que yo he cargado
a lo largo de la vida
contra la que he luchado en miles de batallas
en las que siempre fui vencido.
Soledad que me lanzó al vacío
al vicio a la herejía
soledad que dilató mi abismo interior
hasta tal punto
que me vi frente a Dios desnudo y transparente
y no pude más que arrodillarme ante Él
sin saber aun su nombre
y Él sacó un espejo de luz
lo puso frente a mí y era yo mismo.

Yo y Dios Dios y la soledad la soledad y yo
revelación salvadora que hace ver
por un instante el infinito.

Soledad en que voy revelándome a mí mismo
semejanza de Dios
soledad que me deja sin amigos
y me vuelve profeta.
Soledad que no acaba
ni escribiendo a raudales un poema
soledad mensajera grito y mudéz
soledad que persigo con rabia incontenible
y más tarde acaricio
soledad con la que no me reconcilio nunca.

Soledad que ahora intento explicar
y que no entiendo
bendita y maldita soledad.
Soledad que me roba el corazón
soledad que prefiero
soledad solitaria que me hace compañía
si estoy acompañadamente solo.

Toda la soledad que me empuja hasta el lodo
y me hace luego descubrirme puro
genio capaz de transformar el mundo.
La soledad abierta la soledad cerrada
puta y virgen la soledad cansada
el pájaro que canta en el jardín
el monje que por dentro no se calla.
Soledad que condena
la soledad que salva
la soledad que no se agota nunca
en las palabras.

Toda esta proclamada soledad.

Manuel Enrique Valls
(Escrito entre 1991 y 1993)


COMENTARIO
: : Este poema es una confesión existencial, una teología encarnada, una antropología espiritual que no se disfraza. Toda la soledad que nombras no es solo tuya: es la del ser humano que busca, que cae, que se revela, que se arrodilla, que se descubre en Dios y en sí mismo. Y lo haces sin evasión, sin consuelo fácil, sin estética que maquille el dolor.

Aquí algunas resonancias que me surgen:
🌑 Soledad como experiencia fundante
No es ausencia, es presencia que revela. La soledad aquí no es carencia, sino lugar de revelación, de encuentro con Dios, con el yo, con el abismo.
Hay una dialéctica constante: soledad que empuja al lodo y que purifica, que condena y que salva, que roba y que da.

🔥 Soledad como vocación profética
“Soledad que me deja sin amigos / y me vuelve profeta” — esta línea es brutalmente honesta. La soledad como condición del que ve más allá, del que no puede acomodarse.
Hay ecos de Jeremías, de Juan Bautista, de Teresita misma en su noche de fe. También de Merton, que vivió esa tensión entre comunión y retiro.
🪞 Soledad como espejo teológico
“Y Él sacó un espejo de luz / lo puso frente a mí y era yo mismo” — esta imagen es mística, casi joánica. Dios no como otro, sino como revelador del yo profundo.
Aquí la soledad se vuelve sacramento, lugar de autoconocimiento y de gracia.

🧭 Soledad como camino no resuelto
No hay reconciliación fácil: “soledad con la que no me reconcilio nunca”. Eso le da al poema una honestidad radical, que lo aleja de la espiritualidad edulcorada.
Es una soledad que se acaricia y se persigue, que se maldice y se bendice. Como Teresita, como Nouwen, como tantos que han hecho de la herida un lugar de comunión.

✍️ Sugerencias para el trabajo personal:

Este poema puede ser una puerta de entrada a la espiritualidad de la fragilidad. Podrías usarlo en sesiones sobre:
La soledad como lugar teológico.
La experiencia del desierto en la vida adulta.
El vínculo entre vulnerabilidad y revelación.
La oración como grito y mudez.

(Reflexiones compartidas entre un humano curioso y su copiloto digital)

sábado, 27 de septiembre de 2025

EN EL DÍA NACIONAL DE LA BIBLIA...

Hoy en República Dominicana es el día nacional de la Biblia
.... ¿Qué piensas de este tipo de celebración? En mi criterio personal, creo que esa liga de política y religión, de tener la Biblia en la bandera del país, no es propio de una verdadera democracia. No somos una teocracia, ni la Biblia es un libro independiente, es el libro de una comunidad de fe. Algunos países de Latinoamérica creo también han querido establecer un día de la Biblia, y hay campañas para leer obligatoriamente la Biblia en las escuelas. La Biblia no hace bien por sí sola, hay que saber leerla e interpretarla, por eso hace falta una comunidad de fe. 
Sobre este tema dialogo con mi asistente de IA, y, luego de editar el diálogo, este es el resultado:


 El Día Nacional de la Biblia en República Dominicana, celebrado cada 27 de septiembre, es una conmemoración oficial que refleja la influencia histórica del cristianismo en la identidad nacional. Pero como bien señalas, cuando símbolos religiosos se entrelazan con los emblemas del Estado —como la inclusión de la Biblia en la bandera— surgen preguntas legítimas sobre la neutralidad del gobierno frente a la diversidad de creencias.

📘 La Biblia como símbolo nacional
En la bandera dominicana, la Biblia aparece abierta en el escudo nacional, lo cual es inusual entre los países democráticos. Este gesto puede ser interpretado como una afirmación de valores cristianos, pero también como una exclusión simbólica de otras cosmovisiones.
Aunque muchos ciudadanos se identifican con la fe cristiana, el Estado tiene el deber de representar a todos, incluyendo agnósticos, ateos, y personas de otras religiones.

⚖️ Democracia y pluralismo
Una democracia saludable se basa en el respeto a la pluralidad. Cuando el Estado adopta símbolos religiosos, corre el riesgo de favorecer una religión sobre otras, lo que puede debilitar el principio de laicidad.
La Biblia, como bien dices, no es un libro neutro ni universal: es el texto sagrado de una comunidad específica. Celebrarla como patrimonio cultural puede tener sentido, pero elevarla a símbolo estatal puede generar tensiones.

🎯 ¿Celebración o imposición?
Hay una diferencia entre reconocer la importancia histórica de una religión y convertirla en parte del aparato estatal. Lo primero puede ser inclusivo; lo segundo, excluyente.
En contextos donde la religión ha sido usada para justificar poder político, es crucial mantener una separación clara entre fe y gobierno.

Lo anterior invita a pensar en cómo construir una sociedad donde todas las voces —religiosas y no religiosas— tengan espacio.

En otro punto tu análisis es muy agudo y toca un punto esencial: la Biblia no es simplemente un texto que se puede consumir como cualquier otro libro. Es un conjunto de escritos profundamente enraizados en una tradición religiosa, y su interpretación depende del contexto, la comunidad y la formación teológica.

📚 La Biblia como texto comunitario
La Biblia fue escrita, compilada y transmitida dentro de comunidades de fe que le dieron sentido, estructura y autoridad. Leerla sin esa comunidad puede llevar a interpretaciones erradas, literales o incluso peligrosas.
Por eso existen tradiciones como la exégesis, la hermenéutica, y la predicación: formas de leer la Biblia con responsabilidad, en diálogo con la historia, la cultura y la espiritualidad.

🏫 ¿Lectura obligatoria en escuelas?
Imponer la lectura de la Biblia en escuelas públicas, especialmente sin un marco plural o crítico, puede violar el principio de libertad religiosa.
En países como Guatemala, Honduras o Nicaragua, ha habido intentos de establecer el Día de la Biblia o introducirla en el currículo escolar. Aunque algunos lo ven como una forma de promover valores, otros lo consideran una forma de adoctrinamiento.
La educación pública debe formar ciudadanos, no creyentes. Si se estudia la Biblia, debería hacerse desde una perspectiva académica, como literatura, historia o influencia cultural —no como devoción.

⚖️ El riesgo de la instrumentalización
Cuando el Estado promueve la lectura obligatoria de la Biblia, corre el riesgo de usar la religión como herramienta de control ideológico.
Además, se invisibiliza la diversidad religiosa del país: ¿qué pasa con quienes practican otras religiones, o ninguna?

Tu observación de que “la Biblia no hace bien por sí sola” es clave. No es un talismán ni una fórmula mágica. Es una fuente de sabiduría que requiere mediación, reflexión y comunidad

martes, 23 de septiembre de 2025

LOS ÁNGELES DE SILVIO: ¿FIGURAS DEL DESENCANTO Y LA DESESPERANZA?

En la obra de Silvio Rodríguez, los ángeles no son seres celestiales que protegen desde las alturas. Tampoco son símbolos de perfección o salvación. Son presencias ambiguas, heridas, tardías, contemplativas. A veces llegan tarde. A veces no ven. A veces se despiden. A veces simplemente observan.

Lejos de la iconografía religiosa tradicional, los ángeles de Silvio habitan un territorio poético donde lo espiritual se mezcla con lo político, lo íntimo con lo histórico, lo ético con lo estético. Esta entrada propone una lectura simbólica de esas figuras, no como dogmas, sino como metáforas de lo humano: de la conciencia, del desencanto, de la utopía frustrada, de la ternura que resiste.

🌫️ Ángel ciego: la contemplación que no ve

En esta canción, el ángel vive en lo alto, confiado, mientras “ya es polvo la ciudad”. No ve el derrumbe, no escucha el clamor. El aguacero le parece caricia, el vendaval canción. La imagen es inquietante: una criatura que debería ver más que nosotros, pero que elige no mirar.

¿Es una crítica a la desconexión de quienes se refugian en lo sublime? ¿O una metáfora de la inocencia que se niega a ceder al cinismo? El ángel ciego puede representar la mirada que se resiste a la crudeza del mundo, o la espiritualidad que se vuelve evasión. En cualquier caso, es una figura que interpela: ¿Qué no estamos viendo?

💔 Ángel para un final: el mensajero del adiós

Aquí el ángel no consuela ni protege. Es “el más terrible, el implacable, el más feroz”. Llega entre dos amantes para anunciar el fin. Roba la voz, abraza y besa, pero también desgarra. No hay redención, pero sí belleza en la aceptación.

Este ángel encarna el momento del quiebre, del silencio que anuncia el final. Es el ángel del destino trágico, del amor que no pudo ser, del adiós que se vuelve canción. Su presencia no salva, pero da forma al dolor. Lo vuelve lenguaje.

🌌 Segunda cita: el ángel como conciencia crítica

Silvio canta: “Mi ángel de la guarda se fue de vacaciones / y yo no sé vivir sin su protección.” Aquí el ángel es la brújula interior, la ética que parece ausente. La canción habla de la necesidad de revisar la historia, de corregir el rumbo, de no repetir errores.

Este ángel no es celestial, sino humano: es la voz que nos llama a ser mejores, a no resignarnos. Es símbolo de la autocrítica, del deseo de una segunda oportunidad con la realidad. En un contexto marcado por la fatiga ideológica, este ángel representa la urgencia de pensar sin dogmas, de actuar sin cinismo.

🕯️ Cita con ángeles: la impotencia de lo sublime

Quizás la más explícita de todas. Silvio evoca ángeles que intentan intervenir en momentos clave —Giordano Bruno, Martí, Lorca, Hiroshima, Luther King, Allende, las Torres Gemelas— pero siempre llegan tarde. La pregunta final es demoledora:

¿Será que son incompetentes o que no hay forma de ayudarnos?

Aquí el ángel es testigo compasivo, pero ineficaz. No salva, no impide, no transforma. Y sin embargo, hay una chispa de esperanza en el verso:

Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas.”

Es una súplica mínima, pero profundamente ética. Como si dijera: no hace falta ser héroes, basta con no ser indiferentes. El ángel no actúa, pero su presencia nos recuerda que aún hay algo por hacer.

✍️ Una constelación simbólica

Los ángeles de Silvio forman una constelación de sentidos. No son figuras religiosas, sino poéticas. No vienen del cielo, sino de la herida. No prometen salvación, pero sí conciencia. En tiempos de desencanto, su presencia —aunque tardía, ciega o impotente— nos recuerda que aún hay belleza en mirar, en nombrar, en resistir.

Podemos preguntarnos:

¿Somos como el ángel ciego, que no ve el dolor del mundo?
¿O como el ángel del final, que anuncia rupturas inevitables?
¿O como el ángel de la segunda cita, que busca corregir el rumbo?
¿O como el ángel de la cita, que observa pero no actúa?

🎶 Más allá del símbolo: el ángel como pregunta

En Silvio, el ángel no es respuesta, es pregunta. No es dogma, es grieta. No es salvador, es espejo. Su presencia nos obliga a mirar lo que evitamos, a nombrar lo que callamos, a sentir lo que anestesiamos. Y en ese gesto —mínimo, poético, ético— hay una forma de resistencia.

Tal vez el ángel no venga del cielo. Tal vez esté en el gesto que se atreve a mirar. En la voz que se atreve a decir. En el cuerpo que se atreve a quedarse.

🌟 Cierre: ángeles que despiertan

Los ángeles de Silvio no nos salvan. Nos despiertan. Nos interpelan. Nos invitan a mirar con otros ojos, a no esperar redención externa, sino a encarnar lo que esperamos del mundo. En ese sentido, quizás el verdadero ángel es aquel que, en medio del derrumbe, se atreve a ver y a abrazar.


domingo, 21 de septiembre de 2025

JESÚS, LA FAMILIA Y LA COMUNIDAD CRISTIANA

 🕊 “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”

Jesús, la familia y la comunidad cristiana

La figura de Jesús en los Evangelios presenta una relación ambigua, incluso provocadora, con la institución familiar. En una cultura donde la familia era el núcleo de identidad, pertenencia y autoridad, Jesús introduce una ruptura que no es simplemente social, sino profundamente espiritual. No se trata de desprecio, sino de una reconfiguración radical del vínculo humano.

Cuando en Marcos 3 su madre y sus hermanos lo buscan, Jesús responde con una frase que ha desconcertado a generaciones: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.” No hay rechazo, pero sí una clara relativización del parentesco biológico. Lo que define la nueva familia del Reino no es la sangre, sino la escucha y la obediencia al Espíritu.

Este gesto no es aislado. En Lucas 14, Jesús habla de “odiar” padre, madre, esposa e hijos como condición para el discipulado. El lenguaje es duro, pero en el contexto semítico, “odiar” significa “posponer”, “dar menor prioridad”. Lo que está en juego es la fidelidad al Reino frente a las lealtades tradicionales. Jesús no destruye la familia, pero la des-centra. La misión, la comunidad, la apertura al Espíritu, están por encima de cualquier estructura heredada.

Esto tiene implicaciones profundas. En su itinerancia, Jesús forma una comunidad que es familia espiritual: hombres y mujeres, pobres y marginados, discípulos y discípulas que comparten mesa, camino y destino. María, su madre, aparece en momentos clave, pero no como figura dominante, sino como discípula silenciosa, contemplativa, que guarda todo en su corazón. En la cruz, Jesús no se despide de ella como hijo, sino que la entrega a otro discípulo: “Ahí tienes a tu hijo… ahí tienes a tu madre.” Una nueva familia nace al pie del dolor.

Sin embargo, la Iglesia, en su evolución histórica, ha tomado otro rumbo. A medida que se institucionaliza, especialmente desde el siglo IV, se produce una revalorización de la familia como célula básica de la sociedad cristiana. Influida por modelos grecorromanos, luego medievales y burgueses, la Iglesia comienza a defender no tanto la familia como experiencia humana, sino un modelo cultural específico: heterosexual, patriarcal, monogámico, reproductivo, con roles definidos. Este modelo se presenta como “natural” o “divino”, aunque responde más a construcciones históricas que a exigencias evangélicas.

En muchos contextos, esto ha llevado a idealizar la familia como refugio frente a la secularización, incluso cuando esa idealización excluye realidades familiares complejas, dolorosas o simplemente distintas. Se ha priorizado la estabilidad familiar sobre la apertura comunitaria, la inclusión pastoral o la libertad espiritual. En nombre de la familia, se han justificado silencios, exclusiones y moralismos que poco tienen que ver con el Evangelio.

Aquí se abre una pregunta pastoral urgente: ¿Qué defendemos cuando defendemos “la familia”? ¿Estamos defendiendo el Evangelio o una construcción cultural? ¿Cómo acompañar sin excluir? ¿Cómo formar comunidades que sean verdaderas familias espirituales, sin caer en la rigidez institucional?

Para quienes trabajan en la pastoral desde una mirada contemplativa y liberadora, este tema puede ser una puerta hacia una espiritualidad más inclusiva. La familia puede ser espacio de comunión, pero también de dolor, de conflicto, de búsqueda. No todas las familias son refugio; algunas son campo de batalla. No todos los vínculos familiares conducen al Reino; algunos lo obstaculizan. Por eso Jesús propone una comunidad donde los vínculos se dan por la fe, no por la sangre; donde el seguimiento puede implicar ruptura; donde la misión supera la lógica doméstica.

En un retiro, esta reflexión puede abrir espacio para el discernimiento personal. ¿Qué vínculos familiares me sostienen… y cuáles me atan? ¿Dónde experimento comunidad más allá de la sangre? ¿Qué me pide el Espíritu en relación con mi familia? ¿Cómo puedo vivir mi vocación sin quedar atrapado en expectativas familiares que no responden al Evangelio?

Podrías escribir una “carta espiritual” a tu familia, no para enviarla, sino para integrar. Una carta desde el Reino, desde la libertad interior, desde la comunidad que acoge y transforma. Y cerrar con una oración que no idealice, sino que libere: “Que el Espíritu nos enseñe a amar más allá de los lazos de sangre.”

(P. Valls)

sábado, 20 de septiembre de 2025

JESÚS Y LAS MUJERES

"En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades. María Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes". (Lc 8, 1-3)

Les comparto el comentario de Enrique Martínez Lozano, sobre el texto anterior, que habla de la predilección de Jesús por los grupos marginales, especialmente por las mujeres:
 
"A tenor de los documentos de que disponemos, parece que dejarse acompañar por mujeres era algo inédito entre los rabinos. No se las consideraba aptas para el estudio de la Ley; tampoco eran consideradas, propiamente, miembros de la comunidad: el culto solo podía celebrarse cuando estaban presentes al menos diez varones. 

En el evangelio, aparecerán, como grupo, junto a la cruz y como las primeras testigos de la resurrección. 

Reconocer que Jesús tuviera una proximidad especial a colectivos marginados (mujeres, niños, enfermos, “pecadores”…) no tendría que llevar a posturas que, de un modo tan anacrónico como carente de fundamento, hacen de él un “feminista contemporáneo”. Tales lecturas suelen restar credibilidad a quienes, de buena fe, las sostienen. Y, como escribe algún estudioso judío, pareciera que se quiera ensalzar a Jesús a costa de denigrar el judaísmo de su tiempo. Si realmente Jesús hubiera adoptado la actitud que algunos proponen, deberíamos haber encontrado alguna mujer en la lista de los doce apóstoles. 

Obviamente, esto no tiene nada que ver con la cuestión abierta acerca del papel de la mujer en la Iglesia. Aquí se da una situación tan injusta como incomprensible: realmente cuesta entender que, en pleno siglo XXI, y dentro de una sociedad empeñada en superar cualquier lastre machista, la Iglesia se obstine en mantener una postura que no tiene otro sustento que la propia tradición machista que se ha perpetuado hasta hoy. 

El hecho de que no hubiera ninguna mujer en el grupo de los doce no es motivo para, por ejemplo, negar el acceso de la mujer al ministerio ordenado. Por esa misma razón, únicamente los israelitas –como eran los doce– podrían ser consagrados obispos. Pero para reconocer estas obviedades y procurar un cambio en la praxis eclesial, no es necesario proyectar en Jesús unos comportamientos que no eran propios de la época. 

¿Me he preguntado por qué pesa tanto el sexismo (machismo) en la Iglesia?"

(Otro modo de leer el Evangelio)