domingo, 27 de septiembre de 2009

EL VALOR DE LAS PALABRAS.

“Noto a menudo la poca importancia que los hombres conceden a las palabras. Me explico. Un hombre simple (por simple no entiendo estúpido, sino sin particularidades) tiene una opinión, condena una institución o una idea trasmitida; sabiendo que la gran mayoría piensa lo contrario, se calla, convencido de que es inútil hablar pues eso no cambiaría nada. Es un gran error. Yo actúo de manera diferente. Por ejemplo, yo condeno la pena de muerte. A la primera ocasión lo proclamo, no porque crea que mis declaraciones van a llevar a los poderes a abolirla mañana, sino porque estoy convencido de que eso constituye un triunfo de mi opinión. Poco importa que nadie sea de mi opinión. Las cosas que yo he dicho no se perderán. Quizá serán repetidas y llegarán a los oídos de alguien que las escuchará y contará con ellas. Puede ser que uno de aquellos que hoy no están de acuerdo las recuerde más tarde, en otras circunstancias más favorables, y lo convenzan o al menos lo hagan vacilar. Así por otras cuestiones sociales que exigen la acción. Sé que soy tímido, incapaz de actuar, capaz solamente de hablar. Pero no creo que mis palabras sean inútiles. Otro actuará pero mis palabras, las palabras de un tímido, habrán facilitado la acción. Ellas despejan el terreno”.


Constantino Cavafis. (9-11-1902).