"Cuando yo conocí a M, hace treinta y un años, ni por asomo
podía uno imaginarse algo parecido a Facebook, donde es tan fácil compartir un
“Me gusta”. La gente hacía vida social, desde luego, pero todo era como que más
íntimo. Y decirle a alguien que nos gustaba podía llevar meses. Yo estuve dando
vuelta como un año y medio para soltárselo a M. Si hubiese existido Facebook
tal vez todo habría sido bien rápido, pero, admitámoslo, quizás la relación no
hubiese durado más de un mes.
El problema de los Likes que compartimos en Facebook es que
casi siempre están escribiendo con tinta invisible una historia secreta muchas
veces efímera. No estoy hablando únicamente de cuestiones sentimentales. En lo
político, por ejemplo, ocurre lo mismo. Como en la vida real, la gente se va
agrupando en la red de acuerdo a sus intereses bien personales, que suelen ser
oscilantes. Y como apuntaba Tocqueville, no son las ideas, sino los intereses,
los que dividen a los humanos. Así que un Like que no se da puede ser una
rotunda declaración de principios, pero incluso, cuando se da, uno podría
preguntarse contra quién es que se está expresando ese “Me gusta”.
El uso y consumo excesivo de los Likes podría desembocar
fácilmente en una Likepatía. Hay gente que ya comienza a medirse y medir a los
demás de acuerdo de acuerdo a la cantidad de Likes que se gestionen en
Facebook. Miran la imagen de alguien que puede lucir bonita o apuesto, y
especulan sobre la posibilidad de que sea una chica de 100 Likes o similar número
de comentarios (dime cuantos Likes tienes y te diré quién eres, piensan).
Yo creo que lo importante, como en todo, es mantener un
equilibrio. Si vamos a meternos en Facebook debería ser para pasarla bien,
compartir momentos gratos, que para eso es Facebook, no para andar peleándonos.
Pero sin olvidar que un Like no es más que una ilusión sobre una realidad en
permanente devenir (la Vida, con mayúsculas).
Donde realmente valen las relaciones es allá fuera, allí
donde los seres de carne y hueso deberían practicar sin prejuicios la
fraternidad, allí donde con la acción deberíamos contribuir a que las
sociedades y los individuos que somos fueran mejores. Lo de los Likes no
está mal, pero no hay que obsesionarse con eso.
Conozco miles de personas que no tienen la menor idea de lo
que es Facebook, y a su manera y con los suyos, los de carne y hueso, viven muy
felices. Pongo de ejemplo a los que más cerca tengo: a los viejos de mi
familia, a mi madre-suegra, que acaba de fallecer, y que aún con los achaques
típicos de la edad, los mismos que nos tocarán si llegáramos allá, nunca han
dejado de darle Like a la vida, que es lo que importa."
Juan Antonio García Borrero
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