“Déjalo estar”, “no intentes que todo cambie”. Ni siquiera
cambiar tú a otros. A veces toca simplemente estar ahí: estar al lado,
acompañar en esos momentos en los que todos necesitamos a alguien cerca.
Escuchar, callar, dejarse mirar y mirar al otro con compasión, con ternura, con
ganas de dejarse tocar por un gesto, por una palabra. O, quizás, por ese
tan
sólo “estar”.
Cuaresma es tiempo de intentar cambiar el corazón y poner
delante de Dios todo aquello que somos, con verdad y generosidad. Pero Cuaresma
es, sobre todo, tiempo de reconocer que necesitamos del Otro para esa
transformación. No está todo en nuestras manos ni en nuestro esfuerzo.
San Ignacio nos recuerda en los Ejercicios Espirituales que
la manera de acompañar debe ser desde la libertad total para que el Padre se
encuentre con nosotros [EE 15]. Ojalá seamos capaces de dejarnos acompañar y
transformar por ese Dios que se comunica a través de tanta gente y que nos
invita en estos días a ser transparentes y poner verdad en nuestras vidas."
(Tomado de la página en Facebook ESPIRITUALIDAD IGNACIANA)
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