martes, 4 de mayo de 2021

MIENTRAS TENGAMOS VERSOS...

Hoy, Facebook me recordó algo que puse en 2013; un texto de nuestro JOSÉ MARTÍ, en La edad de Oro:… 

"Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos, y madres". 

La Providencia me regala hoy el texto de otro poeta, OMAR PÉREZ, que sin su permiso, comparto:

 "Protestar no es una cura. Es un síntoma. Como la fiebre, la tos, el vómito, con los cuales guarda muchas semejanzas. Reprimir la protesta es, tanto como autorreprimirla, un acto de barbarie desde el punto de vista de la curación. Aquel que pretende erradicar los síntomas para mostrar que la enfermedad no existe, no es un agente curativo: es un aliado de la enfermedad. Pero quien, al protestar, pretende confundir el síntoma con la cura, también se alía con la enfermedad, la prolonga y la transmite. ¿Qué debo hacer entonces?, preguntaría un sintomático, ¿ocultar el dolor, sepultar la vergüenza? En modo alguno, ya se ha dicho: fiebre, tos y vómito existen y cuando existen deben, a su tiempo, revelarse. ¿Cuál es, entonces, la cura? No lo sé. Es más, no hay cura "universal" alguna. No hay panacea ni antídoto. Sólo hay calmantes, es decir, compensaciones. Sin embargo, cuando se deja de confundir el síntoma con la cura, ésta tiene, finalmente, un motivo para aparecer. Lo que se sabe es que, en este mundo, no hay uno solo que no esté enfermo. No hay una sola cosa que no esté, ya, en peligro de morir. 
Desconfiad, pues, de la autoridad de los asintomáticos". 

No sé; me quedo rumiando estas palabras, y  evoco ahora también la voz de otro poeta de mi adolescencia: 
"La poesía es un arma cargada de futuro".

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