"Bendita
seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la
violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer.
Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos
devoras si no te encadenamos.
Benditas seas, poderosa Materia, evolución irresistible, realidad siempre
naciente, tú que haces estallar en cada momento nuestros esquemas y nos obligas
a buscar cada vez más lejos la verdad.
Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple
abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas
y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.
Bendita seas, Materia mortal, tú que, disociándote un día en nosotros, nos
introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es.
Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes,
estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismo y de Dios.
Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y
que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano
de Dios, carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o
desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un
amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me
apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.
Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y
crece la sustancia elegida.
Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se
entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el
camino del Espíritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido
la nueva Jerusalén.
Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el
Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.
Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan
haberte dejado a un lado; carne tan transparente y tan móvil que ya no te
distinguimos de un espíritu.
¡Arrebátanos, oh, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y
la muerte; arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al
Universo. "
PIERRE TEILHARD DE CHARDIN. "Himno a la materia"
“En abril de 2015, un nutrido grupo de entidades
internacionales recordaron el fallecimiento de Pierre Teilhard de Chardin el 10
de abril de 1955 en Nueva York. Había nacido en 1881 y pasó una
parte importante de su vida trabajando como geólogo y paleontólogo en China.
Científico, innovador, filósofo heterodoxo, místico jesuita y poeta
deslumbrante, sigue siendo hoy un hombre discutido”. Agustín Díaz Vallina.
Catedrático. Madrid. 2015.
“El P. Teilhard de Chardin desató en el siglo XX uno de los
más intensos y constructivos desasosiegos intelectuales.” Director General de la
UNESCO, 1966.
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