"Tráiganme todas las manos...
los blancos su manos
blancas, los negros, su negras manos"
“No es verdad...todos no somos París, ni Francia, Madrid,
Londres, Siria, Sierra Leona, Lampedusa...pero el problema si es de todos, lo
queramos o no. A los hechos me remito. El problema es de todos, de todos!
Ayer fue en las plazas y calles de París. Una vida humana no
vale más que otra vida humana, porque la dignidad de cada una es absoluta y no
tiene precio, si alguien quisiera comprarla se haría despreciable.
Despreciables son todos los hechos que destruyen al ser humano en cualquiera de
ellos.
Cuando a una vida humana le ponemos precio y le damos valor
desde la patria, el mercado, la política, la religión, los saberes y los
poderes, nos adentramos en el camino de la ideología del terror, del miedo, del
muro y la muralla, de la muerte y la destrucción. Ideologías que usarán
doctrinas, normas y leyes para justificarse en lo que no hay justificación, ya
sean de mercado, religión, frontera, política o sanitaria.
Frente a la ideología del terror y su terrorismo -sea del
tipo que sea- no vale la indiferencia ni la neutralidad. No hay humanismo sin
ideología, ya lo decía Nietzsche que "quien tiene un por qué para vivir,
resiste cualquier cómo". Por eso frente a la ideología del terror,
necesitamos la ideología de la fraternidad, de la igualdad y de la libertad.
Hemos de estar dispuestos a poner fundamento y razones a esta ideología y para
esto sirven todos los materiales y todas la manos: Corán, Biblia, Enciclopedia,
Filosofía, Política, Economía...Toda la tribu, con todos sus corazones y todas
sus emociones. No hay humanismo sin corazón, y el corazón tiene razones que la
razón no entiende.
Hoy es un día para dejarnos tocar en el corazón y abrir
nuestros ojos a la verdad de un mundo que necesita misericordia, sanarse,
quererse, convertirse, humanizarse. Cada uno que ponga en el asador toda su
carne, todo su corazón, para que no haya más corazones de piedra capaces del terror
en cualquiera de sus formas, que van dejando sus muertos en plazas de París, en
pateras en medio del mar, en alambradas de fronteras, en masas humanas de
hambre y enfermedad.
Otro mundo es posible, y otra ideología nos hace falta, que
se enraíce en el corazón de lo humano, en lo entrañable, en lo almado, en la
misericordia y la compasión, para que pueda haber verdadera justicia, libertad,
igualdad y paz. Mi Dios me empuja por este camino.
Y cuando me pregunto si soy París, no puedo dejar de
responderme que lo soy si me identifico con todos los lugares donde hay terror
de lo humano,causado por cualquier injusticia, opresión, desigualdad. Donde hay
dolor del ser humano en su debilidad. Donde lo hay de forma estructural por el
mercado, la política, lo religioso, y donde lo hay de forma accidental y brutal
como pudo ser ayer.
Hay economía que mata, fundamentalismos que destruyen y
asesinan, políticas que excluyen y cierran puertas con vallas. Esto está en
todos los corazones, en los que organizan y ordenan, como en los que atacan y
se autodestruyen destruyendo, y yo me duelo en todos ellos, porque en sus
corazones también está el mío, en su destrozo también está mi destrozo. Y me
siento llamado a curarme y a curar. La indiferencia y la neutralidad no son respuesta
entrañable, ni de vida ante esta ideología de muerte. Necitamos razones y
corazones con ideologías de vida y humanismo, ecumenismo de voluntades que
quieran construir la paz y la fraternidad. Y tiene que ser ya, porque el hacha
está en el borde de la arboleda y no podemos detenernos ni dormirnos, el
problema hoy ya es de todos, es de todos¡”
José Moreno Losada (Tomado de Religión Digital)
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