miércoles, 18 de octubre de 2017

COMPARTIENDO LA PALABRA

Revisando el Evangelio hace varios días, y las lecturas más recientes del Oficio: Filipenses, Policarpo, y luego tomo algunas notas, pensando en frases o ideas bíblicas que estimulen el vivir cotidiano. Aquí las comparto:

1.     Hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo (No temerle al sufrimiento, a la prueba, al dolor, porque también por ahí camina Cristo con nosotros y se encuentra sabiduría, libertad y bendición).
2.    Nosotros somos ciudadanos del Cielo, de donde aguardamos un salvador (Pensarnos positivamente, como hijos de Dios, con una dignidad a la que no debemos nunca renunciar ni podemos dejarnos arrebatar por nada ni por nadie; Cristo es la fuente viva, la conexión vital).
3.    Cristo transformará nuestro cuerpo humilde en cuerpo glorioso (Es la comunión con Cristo la que nos impulsa y nos transforma).
4.    Con esa energía que posee para sometérselo todo (Es la fuerza del amor).
5.    Sus nombres están escritos en el Libro de la Vida (Esperanza, confianza, certeza de “salvación”, de sentido para nuestra vida, a pesar de todo).
6.    Estén alegres, el Señor está cerca, nada les preocupe (La alegría es fortaleza, (es puerta para la gracia, es muro contra el desánimo, y debemos trabajarla constantemente).
7.    Yo he aprendido a arreglármela en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Todo lo puedo en Aquel que me conforta (Una idea que vale como mantra para los peores momentos).
8.    Manténganse así, en el Señor, queridos (Interpreto esta frase como una invitación a no dejarnos arrebatar nuestra condición de hijos de Dios, nuestra dignidad: somos “queridos” siempre).

Dos textos fundamentales, cargados de luz y energía positiva, que he leído muchas veces y que siempre me hacen detenerme ante ellos, degustarlos, aprovecharlos espiritualmente:

Todo lo que para mí era ganancia lo consideré perdida comparado con Cristo… y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe” (Filipenses 3). Vale para entender mi pasado y quiero que sea también válido para mi presente y mi futuro.


No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí… Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba, me llama en Cristo Jesús” (Filipenses 3). Este es el camino, la razón de cada jornada, que se anda aun a ciegas: alcanzar el Amor. 

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