Leo un
artículo en Juventud Rebelde (diario cubano) sobre los libros digitales, que peca, a mi juicio, de pobre y
poco objetivo, porque no valora el hecho de que el libro en papel no se deja
tan fácilmente sustituir; claro que en Cuba supone la gran ventaja de poder
leer muchas cosas que el gobierno no publica ni vende, pero los más jóvenes
leen poco, y a mi juicio, el libro digital seduce menos. Lo utilizan aquellos que ya tienen el hábito de leer, de
lo contrario resulta frío y distante.
Habla el artículo de “cierto
conservadurismo que tiende a proteger el libro impreso”; tengo la impresión
de que el que escribe no es un fanático de la lectura, pues dice además que con
el libro digital podríamos desterrar los libreros de nuestras casas. No imagino
mi casa, mi habitación, lo que sea donde yo esté, sin un espacio para los
libros, por muchos que tenga (y tengo) en formato digital.
Y además, como
reconoce el mismo autor del artículo, en Cuba pocos disponen de un reader
donde poder leer libros en formato digital, y además no se venden en nuestras
tiendas. En resumen, que no creo que el libro de papel esté ahora mismo en sus
últimos días, a pesar de las ventajas que puede tener el nuevo formato, pero lo
que sí veo en peligro es la cultura de las nuevas generaciones, demasiado
centradas, al menos en mi entorno, en las imágenes, los videos y los juegos
frente a la pantalla pequeña de un celular.
Claro, el libro de papel en otros lugares del
mundo, porque por acá hace rato que está en crisis, sin que tengamos libros
digitales muy a mano. Nuestras librerías languidecen, con pocas visitas y
libros que subieron de precio en los últimos años, en los que además se perdió
el hábito de leer. En Cuba se publican
muchos libros políticos, en grandes tiradas, que se llenan de polvo en las
librerías, pero pocas novelas, poca ficción, que motive y seduzca a los
lectores. En la Feria del Libro
anual, el mejor momento para el libro en Cuba, por varias razones, las novelas
que suscitan mayor interés aparecen en tiradas pequeñas, por ejemplo, las de Padura, y muy pocas novedades
internacionales editadas en la isla.
Creo que ese es nuestro gran problema
ahora mismo con el libro en Cuba, que
para los buenos lectores, puede superarse con un reader y una buena biblioteca digital, pero sin dejar de añorar los
paseos regulares por una buena librería, regularmente surtida con novedades.
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