“El gran circo
mediático” que gira continuamente alrededor de los hombres con imágenes y
sonidos seductores para alejarlos de sí mismos y de la realidad, no debe motivar
al cristiano a “encerrarse en una torre inaccesible”, sino a asumir el desafío
de mostrar la presencia activa de Dios también en el mundo de hoy..
“Nuestro reto no es huir de la realidad, sino acercarnos a
ella con todos nuestros sentidos bien abiertos para mirar y contemplar, para
disolver las escorias de las apariencias seductoras, y ver, sentir y gustar la
realidad, percibiendo en lo más profundo de ella la presencia activa de Dios
que nos ama con una creatividad infinita, para que nos encontremos con Él y
trabajemos juntos por su reino...
.." de acuerdo a
los sociólogos “vivimos en una cultura de la seducción”; y que tras la caída de
las grandes utopías de la época moderna –capitalismo y socialismo–, un “sentido
de desilusión ha llenado los espacios de la sociedad postmoderna”.
“Ante el vacío interior y la pérdida de la dimensión
trascendente de la vida, que nos hacen sentir huérfanos, han surgido dos
grandes proyectos vanos para encantar de nuevo al mundo: 1) el consumismo y 2)
la diversión”.
“El consumismo es una formidable invención que llega a cada
parte del mundo donde hay alguien con un poco de dinero en el bolsillo”, y con
sus símbolos –como los centros comerciales– parece la tierra prometida y la liberación
de nuestras necesidades.
“El segundo gran proyecto es la diversión, el pasatiempo, la
distracción” las 24 horas del día con espectáculos y “los nuevos
“Nuestra cultura nos induce a vivir siempre de prisa, a
aplazar la satisfacción de nuestras necesidades profundas (…), solo cuenta lo
que perciben los sentidos y por esto se cultivan las apariencias, se antepone
el parecer al ser”.
Por ello, ... la sociedad tiene necesidad “no solo de
profetas que denuncian los males que nos afligen, sino de místicos que revelan
dónde Dios está creando algo nuevo, para proclamar esta Buena Noticia”.
“Es necesario no solo afirmar vagamente que Dios ama este
mundo, sino también señalar dónde y cómo Él actúa, reelaborando la trama de la
vida momento por momento. La sociedad necesita de personas que con una
sensibilidad mística puedan encontrarse con Dios en las realidades más
secularizadas y más arruinadas por el deterioro personal, por la injusticia y
por todo tipo de exclusión”...
.. "los primeros jesuitas, encontraban a Dios “en las calles ruidosas de la ciudad”; y en sus
ejercicios espirituales, San Ignacio de Loyola propone la contemplación para
alcanzar el amor e “invita a observar toda la realidad, para ver a Dios que
trabaja en ella por nosotros”.
“Y este es el don que nos es ofrecido: ver el reino de Dios
hoy en medio de nosotros”..
.. “no se trata solo de saber que el
reino de Dios se manifiesta de modo concreto, a veces en un modo muy simple”,
sino que “se necesita percibirlo, y entonces la alegría del don de Dios entra
en nuestro corazón”.
“Para fascinar verdaderamente al mundo, se necesita no solo
acoger lo bello, lo que está ordenado, lo que brilla, sino también asumir la
fragilidad humana, el realismo de los infiernos personales y sociales, en los
cuales millones de personas se están disolviendo como agua en el mundo
líquido”...
..Hay “muchas celebraciones” que
hacen que el hombre se extravíe, como las drogas o incluso los espectáculos
musicales; sin embargo, “la verdadera celebración, como hace la Eucaristía,
toma la vida humana en su cotidianidad de placeres y errores, y la conduce de
la aspereza de la cruz hasta la transfiguración de la vida en la resurrección”.
"Por ello,...ante la cultura de la seducción
“necesitamos liberar nuestros sentidos del modo impuesto de percibir la
realidad y de los contenidos que hemos hasta ahora percibido e interiorizado”.
“Podemos estar ciegos sin darnos cuenta” y no ver la realidad “como la
contempla Dios”..
“No contemplamos la realidad desde lejos, desde un palco
privilegiado, sino implicándonos en ella, en la cercanía a las personas, dentro
de las situaciones, en los trabajos cotidianos. Para encontrar a Dios que
trabaja siempre, debemos trabajar también nosotros, para unir nuestra acción a
la suya”..
“A través del proceso que hemos descrito.. vemos
cómo se pueden transformar nuestros sentidos. Delante de un paisaje, un pintor
verá todos los colores, un ingeniero verá el trazado de una posible
urbanización, un ecologista verá las especies que se deben salvar (…). Un
contemplativo verá la dimensión última de la realidad, allá donde Dios trabaja
continuamente, para que la vida que Jesús llevó se pueda vivir en plenitud”.
..“este modo de percibir la realidad
puede despertar en nosotros extraordinarios dinamismos de vida, en vez de
dejarnos inmóviles y tristes por la desilusión”.
“San Ignacio, en los ejercicios, nos propone contemplar cómo
Jesús se acercaba a la realidad con los cinco sentidos. Jesús reveló, en la
realidad disgregada de su tiempo, que el reino de Dios estaba en medio del
pueblo. Este proceso que hemos descrito nos permite nacer de nuevo para ver el
reino de Dios”,
BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA S.J. "La seducción del mundo y la seducción de Dios". La Civiltá Cattolica num. 4002.
(Hemos tomado fragmentos de la reseña de este artículo del sacerdote jesuita, poeta y escritor González Buelta, publicada este año en Religión Digital.
El P. Benjamín trabajó varios años en Cuba, y sus amigos pudimos nutrirnos tanto de sus libros, reflexiones y poemas, como de su cercanía, su humor y su sabiduría). (S.)
El P. Benjamín trabajó varios años en Cuba, y sus amigos pudimos nutrirnos tanto de sus libros, reflexiones y poemas, como de su cercanía, su humor y su sabiduría). (S.)
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