viernes, 20 de septiembre de 2019

HUMANIZAR A DIOS

"Los cristianos y las cristianas, los hombres y las mujeres de todo el mundo que nos consideramos creyentes, todos tenemos la apremiante necesidad de humanizar a Dios en nuestras creencias y en nuestros comportamientos. El Dios que han presentado, y siguen presentando, las religiones es, con frecuencia, un Dios demasiado des-humanizado. Porque es un Dios lejano, distante, incomprensible, amenazante y, a veces, una especie de rival celoso de todo aquello que a nosotros nos hace verdaderamente felices. Hasta el punto de que la fe en Dios y la esperanza en la "otra vida" se ha convertido, para mucha gente, en un peligro, una amenaza, algo a lo que se le tiene miedo. Y así andan las religiones y sus representantes. Cada día más desprestigiados, cada día menos respetados y menos creíbles en sus discursos religiosos. Pero no sólo eso. Lo peor de todo es que las religiones son vistas por muchas gentes como un auténtico peligro. Porque, efectivamente, de las religiones tradicionales han salido, y siguen saliendo, individuos y grupos fanáticos, que anteponen los mandatos de la religión a los derechos de la vida. Y sabemos que la consecuencia más trágica de eso es la violencia religiosa, cuyas manifestaciones más patéticas son el terrorismo suicida, las guerras de religión o los actos criminales que se cometen contra las mujeres, los homosexuales y otros grupos que, por motivos "religiosos", son vistos como "peligrosos" por los dirigentes de algunas religiones. 

Pero, sin necesidad de llegar hasta tales extremos de barbarie, cualquiera sabe perfectamente que, con demasiada frecuencia, los "hombres de la religión", basándose en sus sagradas obligaciones pastorales, y utilizando el eterno tema del pecado, regañan, 
prohiben, amenazan y denuncian a quienes no se someten incondicionalmente a los mandatos religiosos, por más que eso lleve consigo privaciones y hasta humillaciones que tienen como resultado, no sólo que la religión se hace odiosa para mucha gente, sino algo que es más grave, a saber: que Dios resulta inaceptable. Lo cual es fuente de ateísmo, en unos casos, o de indiferencia religiosa en grandes sectores de la población".

José María Castillo
Humanizar a Dios

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