martes, 2 de febrero de 2021

EL MISTERIO DE LA VIDA: NUESTRA FRAGILIDAD Y DIOS

Quizá el escritor sobre espiritualidad más famoso en los últimos cincuenta años ha sido Henri Nouwen, y el gran regalo de su obra es que nos introduce en la complejidad de nuestra vida y nos permite comprender que esa complejidad es normal. No somos necesariamente personas obsesionadas por la codicia, el sexo o la inquietud. Somos sencillamente seres humanos normales, complejos, que andamos por el mundo metidos en nuestra piel. ¡Así es la vida real! También es una verdad que aparece con toda claridad en las Escrituras y en los evangelios. Las Escrituras están llenas de historias de personas que encuentran a Dios y ayudan a realizar su Reino, aun cuando sus vidas están plagadas de desorden, confusión, frustración, traición, infidelidad y pecado. 

No hay seres humanos sencillos, inmunizados contra las complejidades espirituales, psicológicas, sexuales y relacionales que nos acosan a todos. Y al fin, eso es algo bueno: nuestra naturaleza compleja, entre otras cosas, nos mantiene siempre conscientes, pese a nuestro miedo y pereza, de que el misterio de la vida es infinitamente más grande que aquello con lo que nos sentimos cómodos la mayor parte del tiempo. Nuestra complejidad patológica nos impulsa hacia una luz cada vez mayor. 

La consciencia y la aceptación de la complejidad patológica de nuestras vidas puede ser el lugar donde finalmente encontramos los hilos de la empatía y del perdón: la vida es difícil para todos. Todos sufrimos. No necesitamos culpar a nadie. Todos estamos acosados por los mismos problemas. Comprender y aceptar esta verdad puede ayudarnos a perdonarnos unos a otros, y, después, a perdonarnos a nosotros mismos.

Ronald Rolheiser
En lucha con Dios
(Sal Terrae)

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