Yo voy dejando notas sobre las piedras
entre las telas suaves por el camino;
solo algunas me las guardo, las que hice mías
las que llevan con ellas mis pensamientos.
Lo demás va quedando en las horas
en las infinitas melancolías.
Todo va transformándose a cada instante
como un fuego chispeante, arde la vida.
Quiero cantar palabras que expresen mundos,
miradas inocentes, atardeceres,
la soledad, el miedo y las esperanzas,
encuentros, emociones o despedidas.
Voy a unirme al clamor de la madre
que ha perdido la luz de su vientre.
Todo se va influyendo y nos pertenece
a cada ser viviente, una utopía.
Felicidad, arena, agua transparente
cómo se nos escapa de entre las manos
si perdemos al ángel que nos protege
andaremos sin rumbo, ya sin camino.
Solo existe belleza en las almas
traslucidas por nuestras miradas.
Todo va transformándose a cada instante
como un fuego chispeante, arde la vida.
entre las telas suaves por el camino;
solo algunas me las guardo, las que hice mías
las que llevan con ellas mis pensamientos.
Lo demás va quedando en las horas
en las infinitas melancolías.
Todo va transformándose a cada instante
como un fuego chispeante, arde la vida.
Quiero cantar palabras que expresen mundos,
miradas inocentes, atardeceres,
la soledad, el miedo y las esperanzas,
encuentros, emociones o despedidas.
Voy a unirme al clamor de la madre
que ha perdido la luz de su vientre.
Todo se va influyendo y nos pertenece
a cada ser viviente, una utopía.
Felicidad, arena, agua transparente
cómo se nos escapa de entre las manos
si perdemos al ángel que nos protege
andaremos sin rumbo, ya sin camino.
Solo existe belleza en las almas
traslucidas por nuestras miradas.
Todo va transformándose a cada instante
como un fuego chispeante, arde la vida.
Raly Barrionuevo.
me encanta esta canción! Cada palabra, cada idea. Quería resaltar una pero no puedo...
ResponderEliminarGracias, amiga, por regalármela.
EliminarOtro regalo. Ahora, lo que arde son los labios...
ResponderEliminarAyer te besé en los labios
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
–
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
(Pedro Salinas)