"La oración es un diálogo íntimo con Dios, pero no es intimista. La oración ha de manifestar en el creyente una vivencia de la presencia de Dios. Orar significa configurar la vida, mi vida, con Dios. Por tanto, la vida del creyente ha de ser testimonio del Dios en el que se cree, en el que se ora. La oración ha de volver a las personas
buenas, justas, amables, cariñosas, misericordiosas, tiernas,
comprensibles, hacedoras de paz, respetuosas de la diferencia,
incluyentes. Si la oración que elevamos a Dios no surte ese efecto en
nosotros, entonces hemos de hacernos esta pregunta: a qué Dios le estoy
orando?
(Diario Bíblico)
Una duda.
ResponderEliminarPodrías explicar lo que significa: "El que se pierde es el que encuentra las nuevas sendas".
Anticipadas gracias por tu respuesta, padre Manuel.