A quienes perdonéis los pecados... No se trata
de crear desde la nada (¡eso es mucho más fácil!), sino de “recrear
desde el pecado”. Los discípulos de Jesús no tiene que ir a un
mundo idílico de amor, sino a un mundo de odios, a las gentes que han
matado a Jesús, que se siguen matando entre sí. Éste es el tema y tarea
de la iglesia: El gran mundo no ofrece perdón, los hombres se encuentran
divididos, destruidos; carecen de medios (¡de voluntad de amor!) para
impartir el perdón y además no lo quieren ofrecen; todo lo hacen por ley
y venganza, por seguridad propia y egoísmo, en una espiral de violencia
y contra--violencia. Pues bien, sobre ese desierto de pecado (falta de
perdón), Jesús dice a sus discípulos, a todos (sin distinción de
clérigos y laicos): “a quienes perdonéis los pecados les quedan
perdonados…”. Ésta es la gran novedad.
A quienes perdonéis… Se lo dice a “vosotros”, a hombres y
mujeres, sin distinción de obispos y papas… Todos los cristianos
reunidos tiene que salir y ofrecer el perdón, todos son
sacerdotes, mediadores de una vida que es gracia por encima del pecado,
que es amor por encima de ocio, que es perdón por encima de la condena.
Éste es el nuevo Vaticano de la Iglesia, que quiso encerrarse en
Jerusalén, pero que Jesús abrió el principio… Éste es el nuevo Vaticano
que ha querido cerrarse en Roma, pero que Jesús abre de nuevo, en este
año de gracia (2013…), para que haya de nuevo perdón. Esta es la tarea
de la Pascua: Que pueda haber una comunidad que ofrece y transmite, que
garantiza y despliega el perdón, sobre un mundo condenado a la espiral
de la ley y la venganza. Este es el perdón de la Iglesia, no de unos
clérigos especiales, el perdón de todos los creyentes, que son ministros
de la gracia de Dios (hombres y mujeres por igual).
Y a quienes se los retengáis les serán retenidos. La
Iglesia sólo es portadora del perdón de Jesús… Ella no puede condenar,
sino sólo perdonar. Pero su perdón es seria, de manera que si ella no
perdona, el mundo corre el riesgo de quedar condenado a la lucha del
odio y la venganza. Ese perdón de la Iglesia no es perdón barato, pura
indiferencia, pase lo que pase, sino perdón transformador, que cambia,
que da vida, para que todos perdonen compartan... El perdón es
gratuito creador…. El “no perdón” es una especie de ejercicio doloroso
de paciencia creadora".
Xabier PIKAZA.
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