"Jesús contó con la posibilidad de un final violento. No era
un ingenuo. Sabía a qué se exponía si seguía insistiendo en el proyecto del
Reino de Dios. Era imposible buscar con tanta radicalidad una vida digna para
los pobres y los pecadores sin provocar la reacción de aquellos a los que no interesaba
cambio alguno. "
“Jesús no fue un suicida ni buscaba el martirio. Nunca quiso
el sufrimiento ni para él ni para nadie. Dedicó su vida a combatirlo en la
enfermedad, las injusticias, la marginación o la desesperanza,. Vivió entregado
a ‘buscar el reino de Dios y su justicia’ : ese mundo más digno y dichoso para
todos, que busca su Padre…No corre hacia la muerte, pero tampoco se echa atrás.
No huye ante las amenazas, tampoco modifica ni suaviza su mensaje…Le habría
sido fácil evitar la ejecución. Habría bastado con callarse y no insistir en lo
que podía irritar en el templo o en el palacio del prefecto romano. No lo hizo.
Siguió su camino. Prefirió ser ejecutado antes que traicionar su conciencia y
ser infiel al proyecto de Dios, su Padre…Morirá fiel al Dios en el que ha
confiado siempre. Seguirá acogiendo a todos, incluso a pecadores e indeseables.
Si terminan rechazándolo, morirá como un “excluído” pero con su muerte
confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no
rechaza ni excluye a nadie de su perdón.”
J.A. PAGOLA. "Domingo de Ramos"
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