viernes, 20 de marzo de 2015

MOMENTO DE REDESCUBRIRSE

"Considerar la Cuaresma como algo deprimente, inhibidor o sombrío significa no comprender que una parte de la decepción que supone la vida proviene de exigirle que sea siempre un éxtasis, continuamente fácil, cada vez más emocionante.

La idea de que la vida espiritual es una especie de constante que puede alcanzarse con facilidad y mantenerse fielmente, es un signo de inmadurez espiritual. O cambiamos nuestro modo de ver la vida y a Dios, a medida que maduramos, o acabaremos siendo una especie de residuo religioso de
una era anterior a la nuestra.

«Ya no soy / lo que he sido», decía el poeta Byron. La verdad es que cambiamos de de un año para otro, de una época de la vida para otra. La vida nos exige estar en contacto con nosotros mismos para no perdernos. La Cuaresma pretende ser el momento del redescubrimiento personal, un momento en que descendemos al centro de nuestro ser para ver lo que queda, lo que falta, lo que está en germen.

La Cuaresma es siempre una llamada a la conversión. La conversión no es una llamada a ser algo distinto de lo que somos, sino una llamada a ser más plenamente lo que hemos de ser."

JOAN CHITTISTER. Escuchar con el corazón



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