sábado, 14 de septiembre de 2013

LO QUE YO CREO....


Cada persona vive de modo diferente su camino hacia Dios, su encuentro con la Trascendencia. Cada uno encuentra formas concretas para vivir y manifestar esa experiencia. En mi caso particular viví 25 años de mi vida sin conocer a Dios, en un ambiente no religioso, no confesional.  Es el presupuesto existencial con el que me abrí luego a la experiencia de la fe, y lo hice en la Iglesia Católica, en el contexto de una sociedad de presupuestos ateos y cierta persecución religiosa; ahí también viví mi experiencia vocacional. No juzgo la experiencia que han tenido otros, pero tampoco dejo que desde su experiencia quieran juzgar la mía. Creo que para ir a Dios hay tantos caminos como personas, y que lo esencial se va descubriendo con el paso del tiempo. Así, soy cubano, soy católico, soy religioso carmelita descalzo, pero si alguien pretende que al saber esto ya me conoce y sabe quién soy y cómo pienso, tengo que decirle que está totalmente equivocado.
 Yo soy yo, y a veces me siento más cercano a un bautista o a un budista que a uno que se llama a sí mismo católico. Tengo gustos que me hacen parecer de izquierdas, y opiniones que parecen situarme a la derecha. Puedo ser muy espiritual, y también muy carnal; muy calmo y centrado, y a la vez muy pasional y ansioso. Me gusta muchísimo leer y comprar libros, el cine y la música que hace pensar, pero me gusta caminar entre la gente y sentir respirar la realidad cerca de mi oreja. Creo que Dios está en todas partes, y por eso no necesito lugares concretos para rezar, aunque cada día rezo mis oraciones con la comunidad a la que pertenezco en una pequeña capilla tradicional. Disfruto el lugar donde vivo actualmente, pero cuando se llena de gente me entran ganas de salir corriendo; los hermanos con los que vivo son un don de Dios, aunque hay días que me sentiría mucho mejor estando solo.
Con 50 años en las costillas y experiencias muy diversas, creo que lo único importante en esta vida es amar, y tratar de ser feliz,  porque esa es justamente la razón por la que Dios nos llama a la vida y nos pone a trabajar en su proyecto.
Creo que necesito una comunidad para no perderme en un abismo de soledad y autodestrucción, por eso, con todos los límites que reconozco en mi congregación y en mi Iglesia, todavía formo parte de ellas, aunque nunca he tenido temor en pensarme viviendo de un modo diferente. Lo que vale para mí, estará conmigo a donde quiera que yo vaya. Creo que, lo mismo que hace 30 o 40 años, sigo teniendo una nostalgia radical de amistad, y si bien muchos amigos  dejaron de serlo, otros siempre aparecen para tender la mano, y ofrecer consuelo y aliento.
 Creo que entre Dios y yo hay un secreto incomunicable, que está más allá de todo y de todos, y es lo que me hace cada mañana recibir el nuevo día con una sonrisa. Mi frase bíblica  preferida está en un salmo: "En Ti está la fuente viva y Tu luz nos hace ver la Luz". Los dos mantras que me acompañan en estos tiempos son: Dios es más grande, y Todo estará bien.
 Creo que uno comienza a vivir de nuevo muchas veces, aunque nunca tenemos la certeza de que esta vez sea la última; eso sí, tengo claro que algunos caminos no serán parte de mi ruta futura. He cometido muchos errores, pero estoy dispuesto a repetirlos, con tal de vivir, y parecerme cada día un poquito más a lo que quiero ser.
Siempre hay quien dedica parte de su precioso tiempo a poner zancadillas a los otros, a mirar lo que los otros hacen, o a juzgarles. Les aseguro que conmigo, aunque a veces me duela lo que hacen, pierden su tiempo. Si algo he sido siempre, es porfiado y cabezón, sobre todo si se trata de defender aquello en lo que creo, y la libertad que me dio Dios de ser quien soy, aun estando equivocado.
En fin, lo que quería decirles, que cada persona vive y encuentra a Dios de un modo diferente, y que amar a Dios en todo y todos es lo único importante, lo que salva.

Manuel Valls

14 de septiembre de 2013.

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