miércoles, 2 de octubre de 2013

FRAGILIDAD

¡Qué frágil me descubro!
Cuando acaricio mis huesos
escandalosamente asomados a mi piel
siento a merced del viento de la vida
mi poquita esperanza.
Esta desnuda humanidad
como larga cadena que me impide el vuelo
suele causarme dolores de cabeza
saltos en el estómago
sentimientos de culpa
y mucho miedo a veces
mucho miedo
al comprender frente al espejo
que un hombre es el desánimo
el animal cercado por la suerte
el buscador constante de la vida
frente al susto vital de saberse finito.

Acaricio mi cráneo  mi mandíbula
mis costillas  mi abdomen
mis misterios
acaricio mi muerte.
Un escalofrío me recorre el cuerpo
¡Oh Dios qué frágil me descubro!

Manuel Enrique Valls
(1995)

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