domingo, 19 de enero de 2014

EL EVANGELIO: ¿SAGRADO O PROFANO?

Partamos de una pregunta como auténtico dilema. ¿Es el Evangelio sagrado o profano? ¿Incorpora el Evangelio las principales instituciones sagradas de Israel: la Ley de Moisés, las tradiciones de los mayores, el sábado, el templo? Hasta el mismo pueblo de Israel se consideraba el único pueblo sagrado de la tierra, por eso enarbolaba y exhibía a su dios particular como el Dios de Israel. El primer contraste con el Evangelio es que Jesús proclama a su Dios Padre de todos los pueblos y naciones de la tierra, echando así por tierra las barreras sagradas de Israel. Si Jesús fue aboliendo y desprestigiando estas tradiciones sagradas del pueblo hebreo, por ser discriminatorias e injustas, o por no tener nada que ver con el Dios que él nos presentaba, ¿podríamos afirmar que el Evangelio es sagrado? Vamos a comprobar que no. El Evangelio pertenece a la vida normal de la gente, a su discurrir diario, y se va realizando allí donde la gente, con sus problemas, enfermedades, penas y alegrías, se va encontrando con Jesús y sus discípulos, sin necesidad de recurrir a ministros ni a lugares sagrados. Es decir, el Evangelio es profano. Tratemos, pues, de aclarar y desarrollar este planteamiento inicial.

Al afirmar que el Evangelio es profano, no negamos que el Evangelio sea trascendente y gratuito. Sólo que la esfera de lo trascendente y la gratuidad del Evangelio no están vinculadas al ámbito de lo sagrado, que ha surgido en el entorno humano y ha sido compartido por casi todas las religiones. El conocimiento de la historia nos manifiesta que lo sagrado subordina y discrimina, en contra de la voluntad de Jesús, que quiso para sus discípulos igualdad y fraternidad. Bajo el amparo de lo sagrado, se han cometido multitud de injusticias contra las que Jesús luchó, empleándose a fondo con valentía. El Evangelio no es una religión más, sino un estilo nuevo de vida que incorpora los valores del reinado de Dios; estos valores constituyen una alternativa a las sociedades de todos los tiempos, y no son sagrados, sino profanos.

En las diversas religiones, lo sagrado ha surgido para aplacar, por medio de sacrificios y diversos actos de culto, a ese ser desconocido, terrible y depredador, que vive en una esfera desconocida e inalcanzable. El Antiguo Testamento también conoce a ese dios terrorífico y amenazador, que no quería que la gente intentara penetrar en su esfera divina, bajo peligro de muerte. Así pues, lo sagrado tiene que ver con esos dioses terriblemente misteriosos, amenazadores e insondables; lo sagrado es de creación humana y se ha ido implantando en las diversas sociedades, a través de sistemas religiosos.

En el Antiguo Testamento, lo sagrado ha contaminado y ha ido degradando y destruyendo las diversas instituciones religiosas, porque ha dañado, sometido y marginado al ser humano, manteniéndolo en un estado de infantilismo perpetuo, temor y servilismo, en lugar de ponerlo por encima de dichas instituciones. Ha ignorado, pues, "el carácter sagrado del ser humano" y su libertad. Este carácter sagrado no es nada sobreañadido.

Es importante poder constatar cómo el reinado de Dios no se ha manifestado en lo sagrado, sino en lo profano, es decir, en los avatares de la vida normal de la gente. Se ha ido implantando y desarrollando en tiempos del Jesús histórico y de la Iglesia primitiva al margen de lo sagrado.

Carlos Escudero
Fragmento de "Carta al papa Francisco"
Religión Digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.