“Encontré mi propia identidad de cristiano reconciliando en
mí mismo la fe de mis orígenes protestantes con el misterio de la fe católica,
sin rupturas de comunión con nadie”.
“¿Cómo anticipar una reconciliación? Empezando por
reconciliar en ti mismo lo mejor de los dones depositados por Dios en el pueblo
cristiano durante dos mil años de reconciliación.”
“Con el Pueblo de Dios, con los hombres de toda la tierra,
estás invitado a vivir lo inesperado. Solo, ¿cómo llegarías a conocer el
resplandor de Dios?”
“Conocido o no, Cristo está aquí, cerca de cada uno. Está
tan unido al hombre que permanece en él, aún cuando él lo ignore. Está ahí,
clandestinamente, quemadura ardiente en el corazón del hombre, luz en la
oscuridad.”
“Con todo el Pueblo de Dios, colectivamente, es posible
encender el fuego sobre la tierra”
“El hombre juzga al otro a partir de sí mismo, según su
corazón. Tú acuérdate únicamente de lo mejor que descubres en el otro, con la
palabra de liberación sobre los labios, y no la boca llena de condenaciones. No
te canses buscando la paja que hay en el ojo de tu hermano.”
“Huye de la habilidad que maniobra, busca la limpidez del
corazón, no manipules jamás la conciencia del otro utilizando su inquietud como
una palanca para hacerlo entrar en tu proyecto.”
“Si del cuerpo de Cristo desaparece la fiesta, si la Iglesia
es lugar de estrechamiento y no de comprensión universal, ¿dónde encontrar
sobre la tierra un lugar de amistad para toda la humanidad? ”
HNO. ROGER. Cartas de
Taizé
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