miércoles, 14 de enero de 2015

UNA VIEJA CANCIÓN DE SILVIO

Anoche tarde ardió mi frente
con fiebre de la oscuridad
era la virgen de occidente
que se venía a confesar.

Llegó con velo negro y roto,
sucias las manos y los pies,
ojos oscuros y remotos,
labios partidos por la sed.

Y la galaxia estaba enferma,
grave de ataúd,
e iba enredándose,
e iba enredándose
como remolino,
como caracola,
como universo,
como el olvido.

Anoche tarde ardió mi frente,
ardió de fiebre universal,
era la virgen de occidente
era el amor de lupanar.

Y como quien amor celebra
el hondo velo descubrió
y vi su sexo de culebras
jugando a ser la tentación.

Anoche tarde ardió mi frente
bañada en fuego artificial,
era la virgen de occidente,
era la virgen infernal.

Vino con todos sus ungüentos,
vino fingiendo ser la luz,
vino con átomos sangrientos
vino demócrata y con cruz.

Y la galaxia estaba enferma,
grave de ataúd
e iba enredándose
e iba enredándose
como remolino,
como caracola,
como el universo,
como el olvido.


SILVIO RODRÍGUEZ. Virgen de occidente.

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