"Hermano mío que estás aquí al lado, hermana mía con quien
comparto, seguro, la tierra que pisamos. Respetado sea tu nombre; en todas las
lenguas del mundo. Hagamos juntos una tierra que no explote a nadie; que a
nadie relegue a los márgenes. Una tierra en la que todo aquello que es un
regalo: el agua, el alimento, el viento, el suelo... esté en manos de todos; y
de esta forma el Reino de Aquel al que llamamos Padre vaya viniendo a la
tierra, al mar, a cada rincón donde un hermano se sienta amado y dispuesto a
amar. Que nuestro pan, hermano, sea el de hoy, y si hoy alguno de los dos no
tiene pan, llame a la puerta del otro; tal vez nos quedemos con el estómago
medio vacío, pero nunca con el corazón reseco; porque mi mesa es tu mesa; y mi
casa, no es mi casa, es casa de todos. Y perdóname si en algún momento todo
esto se me olvida; y de repente creo que nuestro Padre no es tan nuestro y es
más mío. Perdóname y ayúdame. Recuerdame entonces que el dolor del mundo es
también mío y que si yo voy diciendo que mi Padre es nuestro, no puedo volver
mis ojos ni parar mis manos. De esta forma podremos construir de nuevo; que la
forma de librar del mal a nuestra tierra es sintiendo sus males y a partir de
la vida compartida con el hermano.... Construir, caminar, amar.... Así sea.
Hermano. Hermana."
ROBERTO BORDA DE LA PARRA
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