jueves, 7 de noviembre de 2019

LA ALEGRÍA DE DIOS

El capítulo 15 del Evangelio de Lucas recoge tres parábolas, dedicadas a explicar cómo se comporta Dios con los pecadores, perdidos y extraviados; la oveja que se pierde, la moneda que se pierde y el hijo perdido, y en los tres casos se habla de salir a buscar, de esperar a la puerta, y siempre de encontrar o recibir con ALEGRÍA. La alegría es un tema muy querido por Lucas y aparece en su Evangelio muchas veces, de principio a fin. 

Sin embargo, no es exagerado decir que las religiones no se han llevado bien con la alegría ni con el buen humor.Aparecen demasiado cargadas de solemnidad, que en la práctica se traduce en severidad. Abundan los rostros serios, las palabras cortantes, los juicios y las condenas, propio todo ello de quien se encuentra en el poder

 El Dios de Jesús es un Padre bueno, justo, bondadoso, alegre, que va detrás del que se pierde, y no para de buscar hasta encontrarlo, cargarlo sobre sus hombros y devolverlo al Hogar. Dios es alegría sin límites, gratuidad sin vuelta y amor sin exclusiones.

Así es el Dios en el que creemos, fuente de una alegría que nada ni nadie nos puede quitar, y que no se rinde nunca con nosotros. ¿no valdría la pena que procurásemos parecernos un poco al menos a ese Dios? Ser fuente de alegría para los que están a nuestro alrededor, y no dar nunca a nadie por perdido. 

 (Ideas de José María Castillo y Enrique Martínez Lozano)

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