domingo, 24 de agosto de 2014

NOVENARIO CRISTOFÁNICO

Raimon Panikkar, en su libro ECOSOFÍA. PARA UNA ESPIRITUALIDAD DE LA TIERRA, desarrolla en nueve puntos lo que él llama "problema de Cristo o problema cristológico"; He hecho un resumen de esas nueve formulaciones, y espero sirvan de motivación para la lectura de todo el libro. Este "novenario" ha de leerse en conjunto con otro,Novenario de la transformación publicado en este mismo blog.
  
1. Cristo es el símbolo de los cristianos para toda realidad: Cristo no se puede separar de los cristianos; hablar de cristianismo implica hablar de aquello que los cristianos piensan y no sólo de aquello que yo pienso. Cristo es el símbolo que recapitula, que hace presente y revela, por ese mismo hecho, toda la realidad. Cristo es la figura histórica, pero es también el Cristo cósmico. Cristo es el símbolo de aquello que nosotros llamamos con cierto lenguaje el absoluto: símbolo de la realidad, del todo; de aquello que es Dios, de aquello que quiere decir ser Hombre, de aquello que es realidad material. Cristo es el icono de toda la realidad (“Cada ser es una cristofanía”).

2. Los cristianos reconocen a Cristo en y a través de Jesús: Los cristianos reconocen a Cristo, descubren a Cristo en Jesús de Nazaret (figura histórica) y a través de Jesús de Nazaret. Cristiano en sentido fenomenológico es aquel que, creyendo en ello, puede decir: Jesús es el Cristo. Pero esta frase no se puede invertir, porque Cristo no se agota en Jesús (Jesús es idéntico a Cristo, no hay nada en Jesús que no sea Cristo, pero Cristo es anterior a Abraham y Jesús no era antes de Abraham).

3. La identidad de Cristo no es su identificación: La identidad, esto es el yo de Cristo, no es la identificación que hacemos nosotros; la identidad de Jesús no es la identificación que el cristiano hace de Jesús. La identidad necesita de ojos que amen, de corazones que latan juntos, de una relación interna que lo descubra desde dentro. Los discípulos de Emaus lo estaban identificando, pero cuando llegaron al umbral de la identidad, Jesús desapareció de su vista: quedó en el pan y el vino sobre su mesa y Cristo en su corazón.

4. El conocimiento de Cristo no es monopolio de los cristianos: Cristo (Este principio, este símbolo, este alfa y omega, este nombre que abraza la complejidad de lo real) incluye muchos otros aspectos que los cristianos no conocen, pero que si los conocieran no podrían no denominar Cristo. Se trata de un Cristo desconocido. Este Cristo tiene otros nombres, y cada uno de ellos quiere llegar hasta el centro mismo del misterio. No es que los cristianos conozcan al Cristo total y los demás no. Cristo es desconocido también para los cristianos, porque ellos conocen sólo una imagen, que pertenece al todo, pero que no es el todo. Los demás conocen otras imágenes suyas, que pertenecen al todo, pero que no son el todo, y las llaman con otros nombres.

5. La cristofanía es la superación de la cristología tribal: Invitación a la conciencia cristiana para el tercer milenio: superación de la cristología tribal. Yavé comenzó siendo un Dios tribal, y luego de una teología tribal se pasó a un símbolo de lo divino mucho más universal y universalizable. Ahora es necesario superar la cristología tribal para descubrir las demás dimensiones y aspectos de ese Cristo escondido, cuyo monopolio no lo tienen los cristianos, y que puede o podría ser símbolo de una unidad mucho más unificadora como lo ha sido el símbolo de Dios en la historia pasada.

6. El Cristo protológico, escatológico e histórico: son una misma realidad expandida en el tiempo y en el espacio. El Cristo protológico: el Cristo alfa, antes de Abraham, antes de la creación, primogénito y todo lo demás, el Cristo misterio, el Cristo luz que viene para todos los hombres, para todas las cosas que viven en este mundo. El Cristo escatológico: que debe venir aun, el Cristo del fin, de la recapitulación, del apocalipsis, de la consumación de esta aventura temporal y espacial. El Cristo histórico: Jesús, hijo de María y su continuación en la historia de los cristianos. Estas tres dimensiones son una misma realidad, expandida en el tiempo y en el espacio. Cristo no puede ser dividido. La cristología no es otra cosa que el estudio de la vida de la Trinidad en el tiempo y en el espacio a la luz, precisamente, del misterio de Cristo.

7. Encarnación es también inculturación: La encarnación es una forma mitológica para decir que el hombre no es un ser accidentalmente cultural, sino que está en la misma naturaleza del hombre el ser un “ser cultural”. La cultura en el ser humano no es un accidente; una cierta cultura evidentemente que sí, pero no la cultura. El hombre es un ser cultural, es decir, creador de símbolos, creador de un mundo superior a aquel que se percibe con los sentidos, creador de utensilios, de técnicas, de palabras, de lenguaje. Por tanto la encarnación es también una inculturación. En este sentido, Cristo no se ha hecho hombre, el hombre abstracto no existe. Cristo se ha encarnado en Jesús de Nazaret, en un hombre concreto, que perteneció a un pueblo con una historia definida, una lengua, etc. Por eso el Asia y el África cristianas empiezan a ser críticas con un cristianismo químicamente puro, es decir, superestructural, que se quisiera implantar como culturalmente neutral. Estos son restos de un colonialismo teológico. Lo que digo no es una defensa del relativismo: no debemos confundir relativismo con relatividad. Toda realidad, cosa, pensamiento, tiene sentido solamente en relación con otras y dentro de un contexto. Relatividad no es relativismo. La encarnación es también un hecho de inculturación, y no puede ser un programa cristiano con pretensiones de universalidad.

8. La Iglesia se autodefine como el lugar donde se realiza la encarnación: La encarnación sería el símbolo que lleva a la realización de lo creado, del individuo, de la persona. Pero la Iglesia se ha considerado a sí misma en la historia como “sacramentum mundi”, y ha proclamado que “extra ecclesiam nulla salus”. Tal vez se comprenda mejor la historia de la Iglesia si se la considera como el lugar privilegiado donde se realiza la encarnación, y el lugar donde se efectúa la salvación, pero los límites de lo que llamamos Iglesia visible no son necesariamente los límites de la Iglesia.

9. Este lugar es el mysterium conjunctionis de las dimensiones de la realidad: la divina, la humana y la cósmica: Este es el lugar del encuentro, entre lo finito y lo infinito, entre lo humano y lo divino, entre lo masculino y lo femenino, entre el creyente y el no creyente, o el gentil, el judío y el bárbaro, el corporal y el espiritual, el bueno y el malo, el trigo y la mala hierba. El lugar de encuentro de todo aquello que choca cuando se encuentra, es el misterio. El misterio de la realidad. La Iglesia sería este mismo misterio en statu nascendi y también en estado de fermentación y dolor, de alegría y esperanza.

Raimon Panikkar
"ECOSOFÍA"

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