domingo, 2 de junio de 2024

EL HOMBRE ES MÁS QUE EL SÁBADO (Domingo IX-B)


"Un sábado atravesaba el Señor un sembrado, y mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos les dijeron: “Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que solo pueden comer los sacerdotes, y los dio también a sus compañeros”. Y añadió: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado” (Mc 2, 23-289. 

La polémica acerca del sábado ocupa un lugar destacado en los relatos evangélicos. No en vano, para no pocos rabinos, constituía una de las normas más importantes y sagradas del judaísmo. La transgresión del precepto sabático podía ser castigada con la excomunión o incluso con la pena de muerte. 

Con este trasfondo, Marcos nos muestra a los discípulos haciendo algo prohibido en sábado. No sabemos si se trata de una narración simbólica –a eso nos inclinaría a pensar el hecho, insólito, de la presencia de los fariseos en medio del campo– o de un dato histórico. En cualquier caso, parece advertirse el interés del autor por mostrar ya a los discípulos participando de la misma libertad de su Maestro. 

El diálogo que sigue a continuación refleja lo que era una típica discusión rabínica, en la que a una pregunta se contestaba con otra, que hiciera referencia a algún dato de las Escrituras. Y culmina con un dicho radical, que sintetiza admirablemente la novedad del mensaje de Jesús frente a cualquier pretensión nacida de la religión. Al afirmar la supremacía de la persona sobre el sábado, se está diciendo que no existe nada por encima de ella y que todo está a su servicio. 

La radicalidad de la sentencia se pone de manifiesto cuando constatamos que tanto Mateo (12,1-8) como Lucas (6,1-5), en los correspondientes pasajes paralelos, la censuran. Es decir, copiando a Marcos en el relato de este episodio, al llegar a esa afirmación –“el sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado”–, la omiten. Sin duda, porque a su juicio, iba demasiado lejos. Es significativo que, desde tan temprano, se empezara a encubrir la novedad del Maestro de Nazaret. 

Con el tiempo, a lo largo de la historia, en la Iglesia se olvidará con frecuencia esa novedad y surgirán normas que se colocarán, una y otra vez, por encima del bien de las 174 personas. Sin embargo, siempre brillará nítida la sentencia sabia de Jesús: el ser humano no es para ningún “sábado” (póngase aquí lo que se quiera), sino “todo sábado” (institución, norma, religión…) estará al servicio del ser humano

¿Cuál es el criterio que rige, aun sin darme cuenta, mi vida cotidiana?

Enrique Martínez Lozano
Otro modo de leer el evangelio

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