¡Buenos días, Señor resucitado!
En esta jubilosa mañana de Pascua, sintiéndonos alegres en nuestra fe, contemplando interiormente el sepulcro vacío y viéndote Jardinero, como te descubrió María la Magdalena, venimos ante Ti como discípulos.
Escucha, Señor, cuánto queremos decirte en nuestra humilde y agradecida confesión de fe.
Jesús, Tú, con la resurrección has sanado nuestro corazón de las heridas que el pecado grande de no saber amar dejó.
Por esa inmensa obra de amor, te aclamamos y decimos:
¡Gracias, Señor, nuestro redentor!
Jesús, tú, con la resurrección gloriosa has derrotado a la muerte.
Por ese triunfo liberador del mal, te cantamos himnos de victoria:
¡Eres grande, Señor, nuestro Salvador!
Jesús, tú, con la resurrección has inaugurado una existencia nueva.
Por eso te aclamamos y damos gracias en nombre de todos los vivientes:
¡Tú eres la Vida! ¡Aleluya!
Jesús, tú, Resucitado, lo eres todo para nosotros: Rey, Señor, Juez, Amigo, Liberador...
Por eso nos ponemos a tus pies, miramos tus manos y decimos con Tomás:
¡Señor mío y Dios mío!
Jesús, tú que eres Luz, ilumínanos e ilumina a todos los hombres con tu luz pascual
¡Aleluya! ¡Aleluya!
(Tomado de Facebook)
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