sábado, 24 de mayo de 2014

CREER SIGNIFICA CONFIAR, CONOCER Y CONFESAR

CREER SIGNIFICA….

A partir de unas ideas del  conocido teólogo cristiano Karl Barth, queremos comentar acerca de lo que implica “CREER”; eso que decimos cada semana en la misa, después de la homilía… el CREDO… que comienzo diciendo “Creo en….”. ¿Qué significa creer? Para este pensador cristiano supone, esencialmente, tres cosas, y así lo expresa:

Creer significa CONFIAR.

Creer significa CONOCER.

Creer significa CONFESAR.

A reflexionar sobre estas tres ideas dedicaremos esta entrada...


CREER SIGNIFICA CONFIAR: Dos palabras claves para entendernos: PROCLAMACIÓN y ENCUENTRO. El anuncio y la acogida. En la fe cristiana lo decisivo es un encuentro… y lo afirma con mucha claridad Benedicto XVI cuando escribe: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Evoquemos el pasaje del Evangelio de Juan donde los primeros discípulos van ante Jesús…. 1, 35-41.

Recordemos también otro pasaje, esta vez de Mateo: 4, 18-22.

Cuando digo “Creo en…” estoy diciendo “No estoy solo”. Los seres humanos no estamos solos. Dios nos sale siempre al paso y da la cara por nosotros como Señor y Maestro. En los días malos y en los buenos, en nuestro extravío y en nuestra rectitud, somos, actuamos y sufrimos en esta confrontación. NO ESTOY SOLO: Dios siempre sale a mi encuentro, tengo siempre su compañía. Eso es lo primero que significa CREO EN DIOS PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO.

Esa Palabra de gracia, ese don de salvación en el cual Dios sale a nuestro encuentro se llama JESÚS, Jesucristo.

Encontrar a Dios, y poder oír su Palabra en ese encuentro con él, es don de Dios, don libre de Dios, para el cual estamos apenas preparados. Siempre sorprende. Creer significa por eso agradecer: Dios se me ha manifestado y revelado, he sido llamado, y por eso CREO. Lo único que puedo hacer ante este don infinito es CREER (CONFIAR).

En nuestro Mundo, tan lleno de palabras infladas, de discursos vacíos, La Palabra adquiere un nuevo significado. Es una Palabra diferente y definitiva, por eso podemos CONFIAR en ella. Abandonarse, abrirse, entregarse. APOYARSE en DIOS significa abandonarse al hecho de que Dios está ahí para mí, y vivir con esta conciencia.

La fe no es una opinión que se puede sustituir por otra opinión. Quien cree provisionalmente no sabe lo que es creer. Creer supone una relación definitiva. Esto no significa que no haya vacilaciones en el modo de entender y vivir la fe, sino que QUIEN CREE de verdad, CREE para siempre.

Recordemos que DIOS ESC EL ÚNICO QUE ES FIEL. Nuestra fidelidad, que existe por supuesto, no es más que lo que brota de Su fidelidad. Creer supone por ello, tener la libertad de CONFIAR EN ÉL.

La fe no atañe a un ámbito especial o separado, como el religioso por ejemplo, sino a la VIDA REAL EN SU TOTALIDAD, a sus cuestiones externas o internas, a lo corporal y lo espiritual, a lo luminoso y a lo oscuro de nuestra vida.

CREER ES, en definitiva, la posibilidad que tenemos de fiarnos de Dios en lo que toca a nosotros, a los demás y al Mundo, al entero vivir y al entero morir.


CREER SIGNIFICA CONOCER: La fe, que es confianza, no está reñida en modo alguno con la razón, para nada. En esto Benedicto XVI insistió una y otra vez a lo largo de todo su pontificado. Fe y razón van juntas. El acto de fe, correctamente entendido es también un acto de conocimiento. La fe no es IRRACIONAL.

La Verdad de Jesucristo es verdad de vida y su conocimiento es un conocimiento vital.

La propuesta de Jesús no es mero “conocimiento racional”, sino lo que podemos llamar “sabiduría”. Implica lo anterior, y lo supera, en un grado más alto. Sabiduría implica un conocimiento práctico que abarca toda la existencia del ser humano.

El cristiano debe profundizar en la Revelación: Lectura meditada y orada de la Palabra; conocimiento de las Verdades de fe, enriquecimiento del Mensaje de Jesús con el propio saber de la Humanidad, los “signos de los tiempos”. Recordar que el Evangelio no es mera conservación de tradiciones pasadas, sino que SIEMPRE ES NUEVO, siempre es novedad para quien lo recibe, en la época y lugar que lo haga.

Exhortación de Francisco a que la Iglesia se abra al Mundo, en el sentido de buscar fuera de sí misma a los destinatarios del Evangelio. Pero ¿Cómo irás si no les conoces?

La Verdad de Jesús no es una verdad más, sino una VERDAD que las abarca a todas, que genera verdad. Conocer a Jesús significa conocerlo todo… Porque todo fue creado en Él y para Él.

CONOCER significa BUSCAR, CAMINAR, INDAGAR, PREGUNTAR. No acomodarse (“El que sigue buen camino tendrá sillas, peligrosas que le inviten a parar”). El camino de Jesús también está lleno de sillas que invitan al acomodamiento, al conformarse.


CREER SIGNIFICA CONFESAR: Aquí la palabra “confesar” significa “dar testimonio”. La fe cristiana no es algo que pide aceptación pasiva, que me cae de arriba y yo lo acepto sin más. La fe, el CREER, implica una decisión. En ese misterio de encuentro entre Dios y el ser humano, está la libertad, y está mi decisión.

Una fe cristiana que no sea en sí misma historia, compromiso, encarnación, no sería fe cristiana, FE EN… La fe siempre lleva del ENCUENTRO al ENCUENTRO… a una hermandad o fraternidad, a una COMUNIDAD, una COMUNIÓN, y de ahí al SERVICIO, a una proclamación o a un mensaje que puede asumir diversas expresiones. Allí se enciende una LUZ que ilumina a todos los de la casa.

Allí donde se da fe cristiana, allá la comunidad de Jesús surge y vive en el mundo y para el mundo. (No para Dios, sino de Dios, por nosotros, para el mundo).

Cuando hablamos de OBEDIENCIA, no hablamos de sometimiento pasivo, o de resignación, sino de COMPROMISO, de ELECCIÓN. Obedecer es “escuchar bien”. En el caso de la fe elijo CREER-CONFIAR, elijo CREER-BUSCAR O CONOCER, y elijo CREER-COMPROMETERME.

Ese COMPROMISO ha de hacerse PÚBLICO, y la levadura debe fermentar la masa, y la sal poner sabor, y la luz iluminar la tiniebla, y la semilla dar frutos.

Nadie es sólo cristiano; todos somos además un trozo de mundo.

La falta de interés en el desesperado destino del ser humano es síntoma de insensibilidad culpable, de una deplorable incapacidad de amar. En modo alguno puede pretender ser cristiana. Ni siquiera es auténticamente humana” 
(Thomas Merton).


PODEMOS CONCLUIR DICIENDO: Quien cree está llamado a darse por entero, porque de qué me sirve decir CREO si no tengo AMOR, sino pongo mi vida en eso.

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