martes, 11 de marzo de 2014

¿RELIGIÓN-POLICÍA?, NO.

La religión no es el policía interior en una sociedad más libre o democrática. No sería esa una razón suficiente para que la sociedad moderna tolerara o admitiera la presencia de lo religioso en ella. Entonces también un sistema totalitario podría acudir a la religión por el mismo motivo, pero en ese caso la religión puede funcionar de otro modo: es la libertad interior frente al policía que está afuera. Lo que digo es: la religión no es simplemente un código moral más estricto. No es eso únicamente lo que tiene para ofrecer al mundo. Es muchísimo más. Hay que presentar la belleza de Cristo, enamorarse de Él, seguirle incondicionalmente, y entonces sus mandamientos se irán haciendo vida en nosotros. Pero, por favor: la religión como policía, NO. Eso no será suficiente nunca para superar la crisis religiosa en la sociedad moderna; el camino es otro: la autenticidad, la transparencia, la radicalidad evangélica, la profunda humanidad de los cristianos, dispuestos siempre a servir y dar la vida Y a la par, menos gruñidos y muecas a la realidad cotidiana, menos desprecio a las cosas del mundo, no mirar desde arriba, por encima del hombro, sino abrazar, compartir, ofrecer, perdonar. Creo que entonces no hará falta ir vendiendo lo religioso como garantía de estabilidad, como modo de conservar el estatus, sino como desafío, como liberación, como levadura transformante de un mundo necesitado de amor.

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