lunes, 2 de junio de 2014

A LA ESPERA DEL ESPÍRITU...

Estamos ahora, al final de la Pascua, a la espera del Espíritu.... y no porque tenga que venir ahora a nosotros, en nosotros está, sino porque se nos olvida, y buscamos a Dios y su accionar  fuera de nosotros, pidiendo casi siempre lo que ya tenemos. Pude ser pedagogía del Espíritu que eso suceda a veces, pero estaría bien tomar consciencia de nuestra condición de "ciudadanos y portadores del Cielo", según la reflexión que hacíamos en este domingo de la Ascensión.
 Como hemos estamos acompañando el camino pascual con algunas reflexiones, a partir de la lectura de un texto de Anselm Grün, vamos a seguir en lo posible este hilo y compartir algunas ideas que valgan para vivir esta semana, y la primera es invitar a la recitación del himno "Veni creator Spiritus", que compusiera el monje benedictino Hrabanus Maurus en el año 809, y que a pesar del tiempo transcurrido, sigue expresando el anhelo con que hoy hacemos el camino de la vida y de la fe...

Ven, Espíritu Creador, 
visita las mentes de los tuyos; 
llena de la gracia divina 
los corazones que tú has creado.
Tú, llamado el Consolador, 
Don del Dios Altísimo; 
Fuente viva, Fuego, Caridad 
y espiritual Unción.

Tú, con tus siete dones, 
eres Fuerza de la diestra de Dios. 
Tú, el prometido por el Padre. 
Tú pones en nuestros labios tu Palabra.

Enciende tu luz en nuestras mentes, 
infunde tu amor en nuestros corazones, 
y, a la debilidad de nuestra carne, 
vigorízala con redoblada fuerza.

Al enemigo ahuyéntalo lejos, 
danos la paz cuanto antes; 
yendo tú delante como guía, 
sortearemos los peligros.

Que por ti conozcamos al Padre, 
conozcamos igualmente al Hijo 
y en ti, Espíritu de ambos, 
creamos en todo tiempo.

Gloria al Padre por siempre, 
gloria al Hijo, resucitado 
de entre los muertos, y al 
Paráclito por los siglos y siglos. 
Amén.


Hay tres imágenes bíblicas que representan al Espíritu Santo, además de la famosa paloma. Me refiero a : el AGUA, el AIRE, y el FUEGO.

AGUA para lo seco y árido de nuestra vida; queremos que Dios nos irrigue, nos refresque, con esta "agua de vida" que salta en nuestro interior.
AIRE para  la asfixia de cada jornada, para cuando la vida nos ahoga; queremos aire nuevo en nuestra vida, frescor, ánimo renovado.
FUEGO que arde y transforma, purifica y renueva, ilumina y abre camino.

ESPÍRITU SANTO es siempre novedad, nuevo nacimiento, renovación (nuestra y de la Iglesia), para despertar la vida que hay en nosotros. Es también consuelo y apoyo, amor y salvación.


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