sábado, 26 de junio de 2021

"CONTIGO HABLO, LEVÁNTATE": JESÚS FRENTE A UNA RELIGIÓN LEGALISTA

En los relatos de Marcos hay una sucesión lógica: Jesús, en su actividad salvadora, se muestra fuerte frente a la naturaleza (el mar), los espíritus inmundos (que envía a los cerdos), la enfermedad (la hemorroisa), y la muerte (la hija de Jairo). En los dos últimos casos (Evangelio de este domingo: Mc 5, 21-43) se trata de Jairo, jefe de la sinagoga, y de una mujer enferma; para ambos la religión legal no ha evitado la muerte ni la enfermedad, y aún más, no ha dado una solución al dolor o al sufrimiento de esas personas. Significativo que la niña de Jairo tenga 12 años, y la hemorroisa lleve enferma 12 años; el número doce es el símbolo del pueblo de Dios.

Jairo, simboliza a la institución religiosa, pero va en busca de Jesús, a quien la institución ha rechazado; también la hemorroisa, que ha vivido marginada, en la impureza legal, acude a Jesús. Ambos violan la Ley para acudir a Jesús, y Jesús les pide FE-confianza. Jesús, que tocó al leproso, se deja tocar por la hemorroisa y toca a la niña muerta; no teme contaminarse, no le importa que ella le ha tocado informalmente, no le importa quedar él también legalmente impuro, con tal de que llegue la salud y la salvación de Dios a estas personas. La religión fundada en la ley margina a estas personas, las ha dejado fuera; Jesús las conecta de nuevo con el Dios-Padre, las incorpora al nuevo pueblo de Dios, fundado en el perdón y la misericordia.

También es significativo que en el relato el encuentro de Jesús ocurra como alternativa a la multitud que acompaña; la multitud queda al margen, y los protagonistas se apartan de ella para buscar a Jesús. Escribe Fray Marcos: “Para Jesús, los entes de razón (multitud, pueblo, iglesia) no pueden ser objetos de salvación. Lo que le importa es la persona, porque es lo único real. Esto lo hemos olvidado y hemos cometido el disparate de sacrificar a la persona en aras de la institución. También hoy tendría que ser nuestra principal tarea el liberar a tantos seres humanos atrapados en las interpretaciones aberrantes de Dios y de su Ley. La religión seguirá oprimiendo y esclavizando mientras seguimos dando más importancia a la institución que a la persona”.

El sentido pleno de estos relatos no está en los milagros;  a los que Jesús sana, seguro volverán a enfermar, y los que resucita, al final morirán. La salvación que trae Jesús en nombre del Padre está en un plano diferente: salvar la vida es colmarla de sentido, es comprender la verdad de lo que somos en y para Dios.

Dos claves fundamentales para entenderlo las encontramos en las otras dos lecturas de este domingo: Dios es Dios de vida, él no hizo la muerte; y siendo rico, se hizo pobre por nosotros. Vivir en Dios es VIVIR para siempre, pero VIVIR en Dios es también compartir esa vida con otros, ser solidarios, vivir como hermanos.

(Resumen a partir de un texto de Fray Marcos, en FE ADULTA)

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