Según el pastor norteamericano Rick Warren, conocido sobre todo por su libro “Una vida con propósito”, Dios ha provisto a cada uno de nosotros con un mensaje de vida. Dicho mensaje tiene cuatro partes:
1. Tu testimonio: la historia de cómo comenzaste tu relación con Jesús.
2. Tus lecciones de vida: las lecciones más importantes que Dios te ha enseñado.
3. Tus pasiones divinas: las obras para las cuales Dios te ha moldeado y que más te importan.
4. Las buenas nuevas: el mensaje de salvación.
Me gustaría compartir lo que en algún momento de mi vida pude entender acerca de estas cuatro realidades en mi propia persona, y te invito a que también puedas hacer tu propia reflexión...
TESTIMONIO: ¿Cómo empezó mi relación con Jesús? Fue a finales de la década del 80 del pasado siglo, tenía apenas 25 años, y trabajaba como médico en una ciudad del oriente de Cuba. Había pasado por una experiencia purificadora a nivel personal, que me había preparado para una experiencia que sería trascendental en mi vida. No hubo ningún evento extraordinario, y de hecho no puedo recordar muchos detalles; me acerqué a una iglesia por la que había pasado antes muchas veces, me puse de rodillas, y algo pasó que me hizo prometer que acudiría el domingo siguiente a la celebración. Ahí empezó todo, y téngase en cuenta que yo no estaba bautizado, ni conocía apenas del mensaje cristiano, y vivía en un país de ideología atea. Tuve un encuentro personal, íntimo, interior, con Jesús; yo vivía con un ideal, la amistad, y en Jesús encontré al amigo verdadero. A partir de aquel momento ya nada volvió a ser igual, hasta hoy.
LECCIONES DE VIDA: ¿Qué aprendí a lo largo de estos años en los que he vivido como cristiano? Que no importa lo que seas, lo que vivas, lo que hagas, una vez que encuentras a Dios y aceptas a Jesús como Señor de tu vida, nada volverá a ser igual. Jesús es el amigo que nunca falla, es la fidelidad en persona, y estará contigo en las buenas y en las malas, como Amigo, como Señor, como Maestro. Aprendí que el mayor don que se me entregaba era la comunidad de Jesús, y a la vez entendí que la soledad no es una maldición, sino un don y una fuente de verdad. Que la religión vale en la misma medida en que te ayuda a crecer en el conocimiento de Dios, para vivir plenamente aquello que somos, y que nunca el miedo es el camino de la verdad y de la vida, sino el amor.
PASIONES DIVINAS: Dios me ha preparado para compartir y enseñar el amor de Dios, para ayudarles a alcanzar liberación de la tristeza, la angustia y el desánimo, compartiendo con ellos mis propias luchas, ofreciendo salud desde mis propias heridas. Soy un buscador de Dios a través del estudio, de la pasión intelectual, pero al mismo tiempo quiero buscarlo en medio de la vida, entre la gente, en las cosas cotidianas. Dios me ha preparado para ser amigo y ser maestro, y por eso me importa ser compasivo y compartir con otros lo que voy descubriendo por mí mismo.
BUENAS NUEVAS: El resumen de todo, que Dios es amor; un amor, digo siempre: infinito, gratuito e incondicional. Y ese amor ha venido y sigue viniendo a nosotros. No hay mejor noticia que esa, porque “en Dios vivimos, nos movemos y existimos”, y este camino que hacemos puede resumirse en otra frase bíblica: “Hemos conocido el amor de Dios y hemos creído en él”.
No es tan fácil expresar en palabras lo vivido, esto fue meramente un intento de comprensión, que quizá ahora mismo sea diferente, o se haga más claro con el transcurso del tiempo. Pero en esta vasija de barro, agrietada y vacía, hay no obstante un MENSAJE DE VIDA que quiere ser comunicado. Como escribió Henri Nouwen: "Detrás de la cortina sucia de nuestros penosos síntomas hay algo grande que ver: el rostro de Aquel a cuya imagen hemos sido modelados".
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