miércoles, 22 de febrero de 2012

CONTIGO EN LA DISTANCIA...


“El lunes estaba ayudando a limpiar a unas ancianas del pabellón de dependientes por demencia senil, que no controlan ningún tipo de necesidad fisiológica, y al bajar al comedor para servir las meriendas, me preguntó un grupo: ¿y tú vienes aquí porque  también tienes votos de monja? Me eché a reír a carcajada limpia, claro. Pero respondí.
Les dije que yo también tengo votos firmes y perpetuos. Tres más uno, les dije. Ya con eso los dejé intrigados. Y les expliqué que había hecho tres votos de humanidad por el reino de los cielos (sin prescindir de ningún órgano ni sentido): voto de ser realmente humana conmigo misma; voto de ser realmente humana para los demás; y voto de ser realmente humana para el planeta. Y el cuarto voto es el de no sumisión. Se quedaron “alucinados”, jeje. Pero algo entendieron, no creas, porque hubo varios y varias que dijeron: “así tendrían que ser todos los votos”.
Así que ya ves, como yo también tengo vocación de servicio fundamentada en mi fe y seguimiento de Jesús, soy compañera “profesional” tuya, aunque “sin título reconocido”, no lo tengo “convalidado” por las autoridades institucionales porque no pertenezco al funcionariado oficial eclesiástico (clero y órdenes religiosas).  Pero esa fundamentación y ese seguimiento son los que mueven a actuar en mi espacio, en mi tiempo, en mi vida. Unas veces lo hago mejor y otras más torpemente, tengo fallos y cometo errores, y me equivoco, pero todo eso forma parte también de mi humanidad”.
(E.L.)