jueves, 16 de febrero de 2012

NOTAS AL VUELO...


Gracias a la gestión de una buena amiga llegó a mis manos el último libro de Leonardo Padura, “La memoria y el olvido”, que recoge artículos y crónicas publicadas por el conocido escritor y periodista cubano a lo largo de la ultima década. Su mirada incisiva e inteligente sobre la realidad nacional, y algunos otros tópicos, hacen de este libro una ventana abierta a la Cuba verdadera de estos tiempos.
 Lo mismo diría yo de los materiales fílmicos que recogen las Muestras del Audiovisual Cubano; pienso de modo particular en algunos documentales filmados en la Sierra Maestra, corazón histórico de la isla; vuelvo a preguntarme aquí la razón por la cual un programa como la Mesa Redonda de la televisión nacional, no trasmite y comenta estos trabajos, que nacen de la mirada de generaciones jóvenes, y darían pie para interesantes reflexiones sobre la Cuba profunda.
Pero, aunque se escriba sobre el llamado “quinquenio gris”, y se edite, a propósito de la actual Feria el Libro de La Habana, una buena cantidad de libros de Virgilio Piñera, seguimos leyendo episodios increíbles en el mundo cultural cubano, como el que sucedió con la proyección en una televisión de provincia con el corto de ficción “El grito”.
Es curioso, aun cuando  en los últimos 50 años los cubanos no han tenido socialmente una formación religiosa cristiana, su mentalidad y su moral siguen siendo básicamente católicas, con todos los tabúes que en relación con la sexualidad han lastrado el mensaje cristiano desde San Agustín hasta el presente.
Para un acercamiento novedoso a la persona de Jesús y una actualización de su mensaje recomiendo el libro “Jesús, hoy”, de Alberto Nolan, publicado en Sal Terrae, que parte de una frase que nos cuestiona: “Seamos cristianos o no, no nos tomamos a Jesús en serio.”
Y para hablar de música, llegó a mis manos un disco en tres volúmenes del recordado dúo cubano romántico Clara y Mario, que me ha hecho pasar un rato agradable evocando momentos puntuales de mis dos primeras décadas de vida. La música siempre me salva, acompañándome en los momentos más difíciles; en estos días he escuchado el excelente disco de Pitingo, versionando temas cubanos en su estilo gitano, titulado “Malecón Street” (2011), de esos que acompañan siempre, y también a Pedro Guerra (“El mono espabilado”, 2011). Algunos nombres nuevos para mí en música: Pablo Alborán, Sara Tavares, Antonio Orozco. La música consuela y reconforta, enriquece y reconduce el dolor.