jueves, 9 de febrero de 2012

LIBROS


 En una librería de libros viejos en Matanzas encontré un folleto sobre cine publicado en Cuba en los años 60, muy al comienzo, escrito por Mirta Aguirre, en el que critica el neorrealismo italiano, y lo confronta con el realismo socialista, por supuesto superior según su criterio; esta señora, poeta además, era comunista de la vieja guardia, de los de Stalin, enfrentados en ese momento al ICAIC, que apostaba justamente por el neorrealismo, pues sus fundadores eran discípulos de Zabatini. Fueron estos comunistas de la vieja guardia los que al final ganaron y se hicieron con la cultura cubana, lamentablemente, y fueron responsables de lo que se ha llamado “el quinquenio gris”, que más bien fue negro y casi decenio. Ahí padecieron su calvario gente como Lezama Lima, Virgilio Piñera, Antón Arrufat y tantos otros.

He estado leyendo bastante en estos días; terminé la novela “Alguien voló sobre el nido del cuco”, que es una parábola sobre la libertad individual frente a los poderes fácticos, lo que la novela llama “el tinglado”, que busca siempre domesticar a los rebeldes. También he leído “Sangra por la herida”, de la cubana Mirta Yañez: historia contada a saltos, muy al uso en cierta novela contemporánea, y que deja un fuerte sentimiento de frustración y dolor, frente a procesos históricos que ignoran y frustran los destinos individuales. La historia gira en torno a un grupo de personajes que fueron jóvenes en la década del 60 del pasado siglo, y que ahora rinden cuentas, a partir del recuerdo de una chica que entonces, y a causa de las presiones ideológicas de la época, se suicidó. Dice la autora que a menudo la gente evoca con nostalgia aquellos años, y que ella quiere salvar la memoria de lo que realmente sucedió. Cuando cierras el libro, tras leer la última página, el sentimiento es de impotencia y frustración, y me hizo recordar lo que sentí hace años cuando leí las memorias de la que fuera compañera (amante) de Boris Pasternak, o cuando leí recién “El hombre que amaba a los perros”, de Padura. También estuve repasando algunos de los libros que recibí en PDF, como la “Historia de la teología cristiana”, de Evangelista Vilanova o “La religión en la ciudad secular”, de Harvey Cox., o “After dark”, de Murakami. Leer y leer para alejar las nubes oscuras que a veces asoman por el horizonte, inevitablemente.