martes, 4 de febrero de 2014

APARICIÓN DE JOSÉ MARTÍ


"BREVÍSIMA APARICIÓN DE JOSÉ MARTÍ EN LA LLOVIZNA" 

 Debieran pesar menos tus párpados, y el limo de tanto verbo cívico ampararte en mejor modo. Es larga la llovizna, y el paisaje que la mide hierve ante tu nombre, que sabíamos Amado. Estás y no te vemos más que en el espasmo que lo humedece todo, en su Constitución que tantos generales firmaron muy de prisa, urdiendo otra batalla, otro país, Papel Moneda Cárdenas. Bayamo. Ciudades que no viste se empapan de tu nombre como de extremaunción y ni los niños pueden, borrando la llovizna marcar un tiempo apenas en que no estemos habitándote. Un parque, un mausoleo, repetidos como bustos que doblan tu visión: eso devora la llovizna, y los mapas siniestros que con ninguna brújula desmentirán al mar, la soledad que nos rodea. Llovizna, talismán, aparición, huida, encanto. El mármol de un portal ya casi hundido te pregunta por los antiguos fríos que te ofreció otra capital que recorrías cegato, bizambo, desorejado en pos de islas inciertas, casi humano temporal. No se esfuma el olor tremendo de tu anécdota. No cesa la llovizna sino el mezquino tiempo que duró tu aparición. Te vas antes de que abran sus mesas y sus manos los húmedos civiles que supieron invocarte. Te vas como se esfuma la silente Navidad, y la fe cenizada con la cual sobrevivimos. El día también canta, a su manera, los milagros. Hoy, cuando quiero cerrarme en la llovizna como un libro..

Norge Espinosa

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