domingo, 9 de febrero de 2014

BREVE DISCURSO PARA MOVER EL CORAZÓN

A Jorge A. Palmer

A mi juicio la soledad no es el principio
no puede ser la fuente ni el arma del suicidio ni la llave
sino el deseo amargo nublado en las mañanas
el muro que levantas para esconder de otros
las manchas y agujeros que aparecen.
en un traje que empieza a quedarte pequeño.
El tiempo es entonces preciso en todas las campanas
te convierte en fantasma  en aborrecible fugitivo
que no sabes tú cómo ocultar
y dejas caer la eternidad del sueño
en el reloj de arena que guardas en el pecho.
Ahora sólo entiendo de nostalgias
pero entonces Demian también era mi amigo
y supe que era cierta la señal
cuando el fuego mostró sus secretos ante mí
para perderme en oscuros laberintos.

La culpa fue del miedo que clausuró los juicios
y te hizo imaginar que no valías
que todo estaba escrito
que no tendría Dios remedio
 a tantas ganas de morirse.
La amistad no es un mito
no son palabras dichas de memoria
sino la fe y el árbol y los ritos
no es un instante compartido
sino aguardar la hora de callar
en el mejor de los silencios.

La soledad tampoco es el final.
Pero si alivia luego de voces y latidos
si pone los cimientos para labrarse el cielo
entonces pudiera ser un buen comienzo.

Manuel Enrique Valls, 1992

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