miércoles, 26 de febrero de 2014

LAS ENSEÑANZAS DE BUDA... 2

Cuando alguien usa un dedo para señalar la luna a otra persona, si ésta confunde el dedo con la luna, no podrá ver la luna ni tampoco el dedo. Todas las enseñanzas son dedos apuntando a la luna. Estos dedos apuntadores no son la luna, al igual que la balsa no es la orilla. Las enseñanzas no son en sí mismas la experiencia de la Iluminación, al igual que un mapa de París no es la ciudad de París.

Un hombre necio cayó enfermo y cuando el médico fue a verle, éste le dijo que sólo podía curarse con un faisán. Al irse el doctor, el paciente se dedicó a repetir la palabra faisán hora tras hora y día tras día. Los meses fueron transcurriendo pero él no se curaba. Un día un amigo fue a visitarle y al oírle repetir la palabra faisán sin cesar, le preguntó por qué lo hacía. El hombre enfermo le contó lo que el médico le había dicho y su amigo, compadeciéndose de él, cogió un lápiz y dibujó un faisán. Después mostró la imagen a su necio imagen a su necio amigo diciéndole: Este es el aspecto que tiene el faisán. Si quieres curarte, has de comer. Dedicarte a repetir la palabra faisán no es suficiente. Tan pronto como el amigo se fue, el pobre necio se metió el dibujo en la boca, lo masticó y lo tragó. Al no curarse con este método, contrató a un artista para que le dibujara cientos de faisanes y los masticó y se los tragó todos, pero su enfermedad no hizo más que empeorar y al final volvió a llamar al médico. Cuando el médico vio lo que había ocurrido sintió una gran compasión. Cogió al pobre hombre de la mano y lo acompañó hasta el mercado. Allí le compró dos faisanes, luego llevó a su paciente de vuelta a casa, le ayudó a cocinarlos y le pidió que se los comiera delante de él. Después de esto el hombre necio se curó.

Cuando oímos esta historia podemos pensar que aquel hombre era increíblemente estúpido, pero si la observamos a fondo descubriremos que nosotros no somos mucho mejores que él. Como nos falta inteligencia y habilidad, estudiamos la doctrina y hablamos sobre ella para presumir o divertirnos. No somos lo bastante decididos como para liberarnos de nuestro sufrimiento más profundo. Seguimos apegados a las palabras y a las ideas, tanto en nuestro estudio como en nuestra práctica. También podemos contar la respiración, practicar la meditación de la bondad ilimitada o recitar mantras sin inteligencia ni habilidad. Podemos quedar atrapados en las formas. 
No es fácil generar la comprensión despierta.

Notas tomadas de los comentarios de Thich Nhat Hanh al Sutra sobre cómo conocer la mejor forma de atrapar una serpiente).

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