sábado, 1 de febrero de 2014

BUSCANDO EN LA CIUDAD EL PUNTO EXACTO

Los párpados de la ciudad se van cerrando
el gris va coloreando las aceras esquinas ventanales
va colándose hasta nuestros cuartos
y dibuja siluetas asustadas.
Me resisto a creer que sea la misma
la bulliciosa  catedral de los noctámbulos
la de los cuerpos apretados junto al mar
y esta ciudad que va cerrándose
con el sonar de platos  la canción conocida
el último chisme selecto de las almas.
Despiértense los que antes habitaron sus pasillos
los que quisieron inventar la perfección y los perfectos
los que encontraron el mejor refugio en sus devociones
y vengan a fundar de nuevo la esperanza
en estos corazones aburridos  tibios  convencidos
de que todo no es más que una campana llamando a los perdidos
y a los que sueñan ir más allá de las fronteras conocidas.
El gris comienza a correrme por la espalda
la luz cierra el camino
y pienso que la mudez sería preferible
 a este croar constante y vacío de los necios
a la batalla cotidiana por cambiar de color.
 Las puertas siempre terminan cerrándose del todo
y cada quien asume su final
dejando a la misma inquietud posarse sobre su cabeza
preguntando si por fin ha sucedido
si ya no habrá más soles de mañana
o si esta noche es sólo el intervalo necesario
para encontrar en la ciudad
el punto exacto  la dirección perdida
el abrazo final con uno mismo.

Manuel Enrique Valls, 1992.

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