lunes, 28 de noviembre de 2022

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO: "SALIR AL ENCUENTRO DE CRISTO QUE VIENE"

 

Abre el nuevo ciclo litúrgico con el anuncio de nuestra liberación: "Levántense, alcen la cabeza, se acerca su liberación", suscitando un poderoso sentido de ESPERANZA. Cada generación, cada momento histórico, pero en mayor medida el nuestro, vive una  expectación absoluta de futuro, mezclada con cierto sentimiento de agonía y de cansancio, pues los sueños y anhelos conviven con la realidad cotidiana, transida de fracasos y fragilidades. 

De ahí que cobre mayor significado la misión profética del pueblo cristiano, que es encender la llama de la esperanza, y el ofrecer una visión. Es una tarea difícil, pues mirando la historia humana (tanto la pasado como la reciente) parece que hay poco espacio para el optimismo; también en otros lugares del planeta una vida muelle puede hacer naufragar esa visión, olvidando que la prosperidad es de unos pocos en el planeta, y que Dios desde los pobres y marginados de nuestro mundo sigue clamando por justicia, equidad y solidaridad

Todo ese anhelo es cristiano, y por ello exige CONVERSIÓN y apertura, y exige despertar de nuestros sueños alienantes (también los religiosos) para abrir paso a la realización del proyecto de Dios para la humanidad. Toda evasión de la realidad deja de ser cristiana y no encuentra justificación en Jesús ni en su mensaje; de ahí la necesaria tensión de vivir en cristiano: estar en el mundo y no ser de él, trabajar el presente mientras se espera y construye desde este el porvenir. La esperanza cristiana no da la espalda al mundo sino que se sumerge en él con semillas de subversión y novedad; no es malo el mundo, sino lo que hemos hecho con él

"De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas. 

No alzará la espada pueblo contra pueblo, 

no se adiestrarán para la guerra".

El primer domingo de Adviento quiere, por tanto, despertar de nuevo en el pueblo que camina, el anhelo de liberación y la confianza en el porvenir de Dios. "Aviva en tus fieles el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene, acompañados por las buenas obras", y que todo en nosotros se convierta en clamor de vida nueva.

Sabemos que la fe no es algo que se adquiere de una vez para siempre; implica un proceso en constante evolución, una permanente atención a las imprevisibles sorpresas de ese Dios nuestro que está siempre viniendo. Por eso Pablo nos exhorta con estas frases: 

1. Dense cuenta del tiempo en que viven, despierten del sueño...

2. Dejemos las actividades de las tinieblas, y pertrechémonos con las armas de la luz...

3. Vístanse del Señor Jesucristo...

Aun queda por delante un imprevisible camino hasta que la promesa de la nueva tierra, la tierra pacificada y reconciliada, tenga cumplimiento. Por eso cada Eucaristía nuestra es la plegaria del "maran-atha" (Ven, Señor Jesús) en el entretanto. Es la memoria que se convierte en profecía y esperanza; gracias a ella no temblarán nuestros pies cuando tengan que entrar cada año en la oscuridad de lo nuevo.

Fray Manuel de Jesús, ocd

Misal de la comunidad

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