jueves, 27 de diciembre de 2012

EL CAMINO DEL MIEDO.

 En una conversación entre amigos uno de ellos afirmó que hoy en día se habla poco del infierno, y como está la gente de incrédula respecto a Dios sería bueno infundirles un poco de temor para que vuelvan al buen camino. Le doy vueltas al asunto durante un buen rato, y acabo pensando que:
 El miedo tiene muchos caminos, algunos muy oscuros, pero ningún camino del miedo lleva realmente a Dios, no al Dios de Jesús que es luz y amor.

5 comentarios:

  1. El miedo ha sido, y todavía es en determinadas esferas y zonas eclesiásticas, el recurso más utilizada por la institución católica vaticana para tener controlada a la gente. Vergonzoso. Y más vergonzoso si además se adoctrina en que ese miedo tiene una solución: la absolución por manos “ordenadas”. La dependencia está servida. El miedo es contrario al Dios Amor de Jesús. Es contrario a cualquier amor divino y humano.
    Pero no sólo hay que denunciar el miedo, dentro de nuestra iglesia hay numerosos lastres y contrasentidos con el Dios encarnado en Jesús. Muchos caminos alentados y marcados por la iglesia oficial y jerárquica apartan del verdadero Dios de Jesús. Por ejemplo lo que aborda esta teóloga.
    Isabel Gómez Acebo, es una teóloga feminista. Licenciada en políticas y teología, ha impartido clases en la universidad de Comillas hasta su jubilación. Su preocupación por la posición de la mujer en la religión cristiana queda patente en sus estudios y escritos como Dios también es madre o María, mujer mediterránea. Fundadora de la Asociación de Teólogas Españolas y presidenta de la Fundación Sagrada Familia, además de madre y abuela de una numerosa familia, Isabel se mantiene activa y comprometida.
    En una entrevista reciente manifiesta.
    “Cuando la Iglesia dejó de ser perseguida y entró a formar parte de la sociedad grecorromana perdió parte de su originalidad. Cedió en muchas cosas, entre ellas, aceptó la esclavitud y el rol secundario femenino, además de adoptar un dualismo ascético que nada tenía que ver con el mensaje de Jesucristo”.”
    “La teología feminista ha convencido a muchas mujeres para que abandonen el papel subordinado y acepten que tienen el deber de implantar el Reino y dirigir la sociedad como los varones”.
    “Yo creo que el sacerdote es un hombre del templo y la religión actual cada día se va a vivir más fuera de las iglesias. Serán los laicos los que formarán pequeñas comunidades de cristianos presididas por ellos mismos con una jerarquía pequeña y bastante alejada. Este es el esquema que ha presentado el cardenal Schönbron para Austria. Cuando lleguen las mujeres al ministerio ordenado éste habrá cambiado radicalmente”
    “El Vaticano ha tenido a lo largo del 2012 unas reacciones muy contundentes con el sacerdote norteamericano Roy Bourgois -secularizado recientemente por su defensa de la ordenación sacerdotal de las mujeres- con las monjas norteamericanas acusadas de “feministas radicales” o con el cura austríaco Helmut Schüller, defensor así mismo del sacerdocio femenino y de los derechos humanos dentro de la Iglesia. Reacciones en cualquier caso más contundentes, rápidas y duras de las que parece han tomado con los miles de curas pederastas. ¿Tan peligrosas somos las mujeres de la Iglesia? ¿Por qué nos tienen tanto miedo?

    ResponderEliminar
  2. Parece que hay algunos que todavía no han salido de la Edad Media, o les gustaria no haver salido.
    En 1.789, después de una larga agonía, murió definitivamente la Edad Media. Un paso tan trascendente como el del Paleolítico al Neolítico. Se acabó la infancia. Se acabaron los cuentos, las leyendas, los Reyes Magos.

    Fue un momento crucial. Con la Ilustración, el Poder Eclesiástico tembló. Uno a uno le fueron desmontando los pilares de su imperio. Se venía abajo su catedral ideológica, levantada con conclusiones dogmáticas, extraídas sin más requisitos, simplemente por iluminación directa de Dios. Había que revisar su suma teológica, sus catecismos del miedo y los castigos, de los demonios.

    La Palabra de Dios había sido mal leída, mal utilizada. Se había construido el Imperio Eclesiástico sobre una lectura e interpretación infantil, con frecuencia interesada, y a veces perversa de las Sagradas Escrituras.

    Cuando el poder eclesiástico advirtió que el estudio de la Biblia desmontaba los argumentos básicos de su Imperio Sagrado, no tuvieron otra solución que condenar el “modernismo”. Se abrió la época de las condenas, anatemas y excomuniones, códigos de libros prohibidos. Vano intento por frenar la dinámica de la Historia.

    Y, junto a las condenas, la proclamación apresurada de dogmas: dogmas apresurados y mal redactados como el de la infalibilidad; u otros ridículos, que resultan un obstáculo para la madurez cristiana.

    No cabe duda. El siglo XIX y el XX hasta el Concilio Vaticano II supusieron para los poderes eclesiásticos una lucha titánica de supervivencia. No daban abasto a condenar. Se identificó la defensa de Dios con la defensa de un sistema y de unos intereses. Resulta triste la tozudez cavernícola del Vaticano en parar la marcha de la Historia.

    No es lícito bendecir sumas teológicas y catecismos, dogmas con citas bíblicas interpretadas a nuestro capricho, sin un análisis serio y riguroso sobre el sentido auténtico de esas citas. Desde ahora, en adelante, habrá que tener mucho más pudor en atribuir a Dios nuestras conclusiones, nuestras simplezas, nuestros silogismos.

    Hay que volver al Evangelio y al Antiguo Testamento con ojos limpios, adultos, libres, con ciencia y con fe. Librarnos del miedo impuesto por intereses oscuros.

    ResponderEliminar
  3. El temor de Dios me parece algo mucho más serio y trascendente que mantener un cierto tipo de fe a base de sentimientos de culpa. Como católico siempre me ha sorprendido ver como personas adultas y autónomas se convierten en casi tiernos infantes cuando se adentran en el terreno religioso. Y alguno de los llamados "nuevos movimientos" dentro de la Iglesia católica podrían ser puestos como evidentes ejemplos de esta infantilización de los fieles católicos que militan en estos movimientos.

    Pero que el hecho de querer vivir una fe adulta nunca nos haga perder por el camino el sano temor de Dios.

    ResponderEliminar
  4. temor de Dios REL. En la religión católica, miedo reverencial y respetuoso que se ha de tener a Dios.

    ResponderEliminar
  5. UN ERROR técnico ha cortado mi comentario. LO vuelvo a enviar completo:

    Definiciones de temor, según el diccionario de la RAE:
    Sentimiento de inquietud y miedo que provoca la necesidad de huir ante alguna persona o cosa, evitarla o rechazarla por considerarla peligrosa o perjudicial
    Presunción o sospecha, particularmente de un posible daño o perjuicio
    temor de Dios REL. En la religión católica, miedo reverencial y respetuoso que se ha de tener a Dios.
    Hay conceptos que determinan aptitudes, emociones, sentimientos, actos, que nunca pueden denominarse “sanos”, uno de ellos, en mi opinión es el temor. Otros serían, por ejemplo, violencia o injusticia.
    En amor no cabe el temor, como no cabe la violencia. No podemos justificarlos, ni siquiera poniéndoles “maquillajes” que los disfracen, ni eufemismos que los suavicen. Superar y apartar las viejas consignas de las catequesis dictadas por la curia gobernante. Yo soy de una generación en la que se inculcaron, y no digamos ya los temores neuróticos que grabaron en las mentes de la generación de mis padres. Con el agravante de que hacían más daño a la gente menos formada y cultivada intelectualmente, es decir, la gran mayoría de hace un tiempo. El acceso masivo a la educación no tiene tanto tiempo instaurado. Ni siquiera ahora es real en los países menos desarrollados de América, África y Asia.
    Benditos sean todos los caminos que nos aparten de temores, violencias e injusticias. Y menos que ninguno el temor a un Misterio que es la Ternura, la Paz y la Misericordia revelados por Jesús. Hay que superar temores y temblores.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.