Hoy queremos llamarles a reflexionar sobre esta idea: todo el Triduo Sacro es expresión de la ley fundamental de nuestra vida, de lo que somos, de lo que implica vivir; por eso debemos celebrar esos días con particular atención, participando de la liturgia, pero también reflexionando a nivel personal. Recuerda bien: vale detenerse en los símbolos que aparecen durante estos días: el pan y el cáliz, el lavatorio de los pies, la cruz, el Monumento, el sepulcro, la oscuridad y la luz, etc; cada uno de ellos son, al mismo tiempo, referencias de nuestra vida e imágenes de nuestra salvación.
Pero, a lo que íbamos: si en estos días acompañamos a Jesús en su camino de Pasión, muerte y resurrección, recorreremos al mismo tiempo la ruta de nuestra propia autorrealización humana, y lo haremos en cuatro momentos. Prestemos atención:
1. Jueves Santo…….ACEPTACIÓN.
2. Viernes Santo…….ABANDONO.
3. Sábado Santo……UNIFICACIÓN.
4. Pascua……RENOVACIÓN.
Explicar esto detalladamente supondría dedicarle un tiempo que no tenemos acá, pero lo resumimos de esta manera.
ACEPTACIÓN: En la última Cena somos plenamente acogidos y aceptamos por Jesús; Él nos sienta a la mesa, señal de fraternidad, nos lava los pies, nos invita a vivir y celebrar la Vida. No hay en nosotros que Él no acoja y bendiga; Él se hace totalmente nuestro, se entrega. Por ello también nuestra vida ha de ser como la de Jesús: acogedora, abierta, servicial, entregada.
ABANDONO: Jesús se debate, inquieto en el Huerto de los Olivos, pero acaba entregándose al Padre totalmente. Expresión de confianza absoluta, que implica incluso aceptar la muerte en medio de la incertidumbre y del desamparo. Es la respuesta que debemos dar nosotros en cada momento de nuestra vida a la pregunta: ¿Está o no está aquí y ahora Dios con nosotros? Eso es la fe.
UNIFICACIÓN: Dice Jesús…”Si el grano de trigo no cae en tierra y muere…”. Morir para vivir. Aguardar en oscuridad y silencio, “Sé que mi Redentor vive...”. Ese es el tiempo en que la semilla aguarda en lo hondo de la tierra. Ahí soy purificado para poder comenzar una vida nueva….soy unificado.
RENOVACIÓN: Y así llega la Primavera, y con ella el tiempo de florecer de nuevo, de resucitar con Cristo. La muerte ha sido vencida.
Si te detienes a pensar en cada uno de estos pasos te darás cuenta de que acontecen muchas veces a lo largo de tu vida, y de que toda tu vida expresa este misterio, que es el MISTERIO DE CRISTO que celebramos domingo tras domingo, y que celebraremos de modo particular durante las próximas jornadas.
Terminemos pues con un poema de San Juan de la Cruz que expresa todo lo anterior de manera sublime:
“En una noche oscura,
Con ansias, en amores inflamada
¡Oh dichosa ventura!,
Salí sin ser notada
Estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
Por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
A oscuras y en celada,
Estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
En secreto, que nadie me veía,
Ni yo miraba cosa,
Sin otra luz y guía
Sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
Más cierto que la luz del mediodía,
Adonde me esperaba
Quien yo bien me sabía,
En parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
Amada en el Amado transformada!
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