Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple
abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas
y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.
Bendita seas, Materia mortal, tú que, disociándote un día en nosotros, nos
introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es.
Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes,
estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismo y de Dios.
Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y
que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano
de Dios, carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o
desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un
amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me
apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.
Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y
crece la sustancia elegida.
Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se
entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el
camino del Espíritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido
la nueva Jerusalén.
Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el
Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.
Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan
haberte dejado a un lado; carne tan transparente y tan móvil que ya no te
distinguimos de un espíritu.
¡Arrebátanos, oh, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y
la muerte; arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al
Universo. "
PIERRE TEILHARD DE CHARDIN. "Himno a la materia"