martes, 17 de diciembre de 2024

GENEALOGÍAS DE JESÚS EN LOS EVANGELIOS (2)

Comparto 2 comentarios de Enrique Martínez Lozano y su peculiar mirada sobre los textos bíblicos; en este caso la Genealogía de Jesús
:

"Parece que a los humanos nos han interesado siempre las genealogías. No solo por conocer el linaje al que se pertenecía, sino por algo más profundo: formamos una misma “familia” con quienes nos precedieron. En los evangelios encontramos dos listas que pretenden ofrecer el “árbol genealógico” de Jesús: Mateo arranca de Abraham, el padre del pueblo judío, dividiendo la historia del pueblo en tres bloques de catorce generaciones cada una. Lucas, sin embargo, comienza en José hasta llegar a Adán y, finalmente, a Dios (Lc 3,23-38). 

Quizás podamos comprender la diferencia si tenemos en cuenta que Mateo escribe en una comunidad judía, mientras que Lucas pertenece a una comunidad mayoritariamente helenista. En cualquier caso, el sentido de ambas listas es el mismo: toda la historia –judía o universal– se orienta hacia Jesús. Es comprensible que cada pueblo –cultura o religión– haya tendido a considerarse a sí mismo como el “centro” de la historia y del universo: es el etnocentrismo típico de la consciencia mítica. Y eso ocurrió también con el cristianismo. Si abandonamos la trasnochada pretensión etnocéntrica, desde la perspectiva no-dual podemos reconocer a “Cristo” como símbolo de toda la humanidad y de toda la realidad manifiesta

El centro de la historia no es un momento determinado dentro del tiempo que nuestra mente imagina, sino el Presente eterno, en su doble cara: lo invisible y lo manifiesto, abrazados en una secreta unidad. “Cristo” es, en la tradición cristiana, el símbolo y el nombre de ese abrazo no-dual que no deja nada fuera. 

¿Me siento uno con todos y con todo?

Mateo comienza su evangelio con la genealogía de Jesús, que remonta hasta Abraham, el “padre del pueblo” (a diferencia de Lucas, que llegará hasta Adán) y, desde él, a Dios. Se trata de una genealogía simbólica, cargada de contenido, dividida en tres grandes periodos, de “catorce generaciones” cada uno de ellos: de Abraham a David, de David al exilio, y del exilio al Mesías. 

Con esa periodización, Mateo hace girar la historia de su propio pueblo (“elegido”) en torno a tres ejes: Abraham, David y Jesús, como introducción de un escrito en el que proclamará a este último como el Mesías de Dios. En cierto modo, tal como los vivieron aquellas primeras comunidades, todo el pueblo elegido queda “recapitulado” en la persona del Maestro de Nazaret. 

El modelo mental no logra superar la separación. Por el contrario, cuando una persona se encuentra realmente con su verdadera identidad, se descubre una con toda la humanidad. Es claro que se siguen advirtiendo las diferencias, pero diferencia no significa separación. 

La mente, a falta de otros criterios, tiende a absolutizar las diferencias y, al situarse en la línea del tiempo, divide la historia según sus propias referencias. Sin embargo, cuando vamos más allá del nivel al que la mente puede acompañarnos, descubrimos que nuestra verdad es una y compartida: habitamos la misma “casa” aunque, en este “juego” de formas, desarrollemos papeles diferentes. Al ser una y la misma, el encuentro con la propia verdad implica el encuentro con la verdad de todos los seres. Encontrar la propia casa es descubrir la casa común. Acceder a la propia verdad es llegar a la verdad de Dios. 

Dos místicos sufíes del siglo XIII lo han leído de este modo: “Cada imagen pintada en el lienzo de la existencia es la forma del mismo artista. Eterno Océano que vomita nuevas olas. «Olas» es el nombre que les damos, pero en realidad solo hay mar” 
(Fakir-al-Dîn ‘Iraqui). 
El Océano es el Océano como lo es desde la Eternidad, y los seres contingentes solo olas y corrientes. No dejes que las olas y las brumas del mundo te velen a Aquel que adopta la forma de esos velos
 (Mu`ayyid al-Dîn Jandî). 

¿Qué me ayuda a permanecer conscientemente en “casa”?

ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO

LA GENEALOGÍA DE JESÚS EN SAN MATEO (Según Benedicto XVI)

"Cuando Mateo comienza su Evangelio con la genealogía de Jesús, quiere poner de inmediato bajo la luz correcta, ya desde el principio, la pregunta sobre el origen de Jesús; la genealogía es como una especie de título para todo el Evangelio. 

Para Mateo, hay dos nombres decisivos para entender el «de dónde» de Jesús: Abraham y David

Con Abraham –tras la dispersión de la humanidad después de la construcción de la torre de Babel– comienza la historia de la promesa. Abraham remite anticipadamente a lo que está por venir. Él es peregrino hacia la tierra prometida, no sólo desde el país de sus orígenes, sino que lo es también en su salir del presente para encaminarse hacia el futuro. Toda su vida apunta hacia adelante, es una dinámica del caminar por la senda de lo que ha de venir. Con razón, pues, la Carta a los Hebreos lo presenta como peregrino de la fe fundado en la promesa, porque «esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios» (Hb 11,10). Para Abraham, la promesa se refiere en primer término a su descendencia, pero va más allá: «Con su nombre se bendecirán todos los pueblos de la tierra» (Gn 18,18). Así, en toda la historia que comienza con Abraham y se dirige hacia Jesús, la mirada abarca el conjunto entero: a través de Abraham ha de venir una bendición para todos

Por tanto, desde el comienzo de la genealogía la visión se extiende ya hacia la conclusión del Evangelio, en la que el Resucitado dice a sus discípulos: «Haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19). En la singular historia que presenta la genealogía, está ciertamente presente ya desde el principio la tensión hacia la totalidad; la universalidad de la misión de Jesús está incluida en su «de dónde». 

Pero la estructura de la genealogía y de la historia que en ella se relata está determinada totalmente por la figura de David, el rey al que se le había prometido un reino eterno: «Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre» (2 S 7,16). La genealogía propuesta por Mateo está modelada según esta promesa. Y se articula en tres grupos de catorce generaciones: primero, ascendiendo desde Abraham hasta David; descendiendo después desde Salomón hasta el exilio en Babilonia, para ir subiendo de nuevo hasta Jesús, donde la promesa llega a su cumplimiento final. Muestra al rey que durará por siempre, aunque del todo diverso al que cabría pensar basándose en el modelo de David

Esta articulación resulta aún más clara si se tiene en cuenta que las letras hebreas que componen el nombre de David dan el valor numérico de 14 y, por tanto, también a partir del simbolismo de los números, David, su nombre y su promesa, marcan la vía desde Abraham hasta Jesús. Apoyándose en esto, podría decirse que la genealogía, con sus tres grupos de catorce generaciones, es un verdadero evangelio de Cristo Rey: toda la historia tiene la vista puesta en él, cuyo trono perdurará para siempre. 

La genealogía de Mateo es una lista de hombres, en la cual, sin embargo, antes de llegar a María, con quien termina la genealogía, se menciona a cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y «la mujer de Urías». ¿Por qué aparecen estas mujeres en la genealogía? ¿Con qué criterio se las ha elegido? 

Se ha dicho que estas cuatro mujeres habrían sido pecadoras. Así, su mención implicaría una indicación de que Jesús habría tomado sobre sí los pecados y, con ellos, el pecado del mundo, y que su misión habría sido la justificación de los pecadores. Pero esto no puede haber sido el aspecto decisivo en su elección, sobre todo porque no se puede aplicar a las cuatro mujeres. Es más importante el que ninguna de las cuatro fuera judía. Por tanto, el mundo de los gentiles entra a través de ellas en la genealogía de Jesús, se manifiesta su misión a los judíos y a los paganos. 

Pero, sobre todo, la genealogía concluye con una mujer. María, que es realmente un nuevo comienzo y relativiza la genealogía entera. A través de todas las generaciones, esta genealogía había procedido según el esquema: «Abraham engendró a Isaac...». Sin embargo, al final aparece algo totalmente diverso. Por lo que se refiere a Jesús, ya no se habla de generación, sino que se dice: «Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo» (Mt 1,16). En el relato sucesivo al nacimiento de Jesús, Mateo nos dice que José no era el padre de Jesús, y que pensó en repudiar a María en secreto a causa de un presunto adulterio. Y, entonces, se le dijo: «La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo» (Mt 1,20). Así, la última frase da un nuevo enfoque a toda la genealogía. María es un nuevo comienzo. Su hijo no proviene de ningún hombre, sino que es una nueva creación, fue concebido por obra del Espíritu Santo. 

No obstante, la genealogía sigue siendo importante: José es el padre legal de Jesús. Por él pertenece según la Ley, «legalmente», a la estirpe de David. Y, sin embargo, proviene de otra parte, de «allá arriba», de Dios mismo. El misterio del «de dónde», del doble origen, se nos presenta de manera muy concreta: su origen se puede constatar y, sin embargo, es un misterio. Sólo Dios es su «Padre» en sentido propio. La genealogía de los hombres tiene su importancia para la historia en el mundo. Y, a pesar de ello, al final es en María, la humilde virgen de Nazaret, donde se produce un nuevo inicio, comienza un nuevo modo de ser persona humana".

Benedicto XVI
LA INFANCIA DE JESÚS

lunes, 9 de diciembre de 2024

MARÍA, SIEMPRE SUBORDINADA A CRISTO

"En el seno de la Iglesia, la mediación de María, intercesora y madre, sólo se entiende «como una participación de esta única fuente que es la mediación de Cristo mismo», [176] el único Redentor, y «la Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María». [177] La devoción al corazón de María no pretende debilitar la única adoración debida al Corazón de Cristo, sino estimularla: «La misión maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder». [178] Gracias al inmenso manantial que mana del costado abierto de Cristo, la Iglesia, María y todos los creyentes, de diferentes maneras, se convierten en canales de agua viva. Así Cristo mismo despliega su gloria en nuestra pequeñez".

FRANCISCO
Dilexit Nos # 176

Nota: Al compartir este texto, que reafirma mi convicción de Cristo como único salvador y redentor, frente a ciertas exageraciones de la piedad católica, no quiero justificar ni apoyar un papel subordinado para la mujer en la Iglesia o en la sociedad. Quiero dejar eso claro.

martes, 26 de noviembre de 2024

ADVIENTO: SALIR AL ENCUENTRO DE CRISTO QUE VIENE

 

Luego de varios meses sin publicaciones, regreso con la invitación a iniciar un nuevo año litúrgico: el domingo empieza nuestro ADVIENTO 2024

"ADVIENTO es el tiempo oportuno y privilegiado para escuchar el anuncio de la liberación de los pueblos y de las personas. En él se percibe una invitación a dirigir el ánimo hacia un porvenir que se aproxima y se hace cercano, pero que todavía está por llegar. Tiempo para descubrir que nuestra vida pende de unas promesas de libertad, de justicia, de fraternidad todavía sin cumplir; tiempo de vivir la fe como esperanza y como expectación, tiempo de sentir a Dios como futuro absoluto del ser humano"

(Misal de la comunidad)

Comenzamos el ciclo C, que sigue el Evangelio según San Lucas. Además de nuestras lecturas habituales para este tiempo, sería bueno hacer una pequeña introducción a LUCAS, utilizando las presentaciones que para este evangelio hacen nuestras Biblias.

Es de mucho provecho revisar los textos bíblicos que utilizaremos en los cuatro domingos de Adviento, para captar las ideas fundamentales que dan el sentido espiritual a este “camino” que vamos a emprender. Podemos hacerlo solos, a nivel personal, o a nivel de grupos en nuestra comunidad religiosa o parroquial. 

Como primera lectura para los cuatro domingos de Adviento tomamos textos proféticos; si en los ciclos A y B predomina Isaías, en el que vamos a seguir este años aparecen otros profetas: Jeremías, Baruc, Sofonías y Miqueas. Estos profetas hablan al pueblo para animarles en tiempos calamitosos y sostener la esperanza en la cercanía de Dios, promesas de justicia y de misericordia. Estas lecturas están sostenidas después por los salmos con los que oramos y aclamamos en nuestras asambleas esos domingos: A Ti, Señor, levanto mi alma; El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres; Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel; Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. Son expresiones de anhelo, de necesidad, de confianza y gozo.

Como segunda lectura para los cuatro domingos de Adviento tomamos pasajes de cartas del apóstol Pablo los tres primeros, y para el cuarto de la Carta a los hebreos. El tono es exhortatorio: buenos deseos y buenas obras preparan el camino del Mesías. Agrademos a Dios con nuestra vidas, oremos unos por los otros y crezcamos en amor, estén siempre alegres en el Señor, y digamos siempre: Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad

Finalmente, los pasajes del Evangelio a proclamar los cuatro domingos de Adviento: Lucas 21, 25-28.4-36; Lucas 3, 1-6; Lucas 3, 10-18, y Lucas 1, 39-45. La primera mitad del Adviento tiene siempre un tono apocalíptico, mirando a la segunda venida de Cristo, y ya luego después del día 17, apuntando al nacimiento de Jesús en la historia y en cómo debemos prepararnos para recibirlo. 

Falta que ponga cada uno lo propio; la historia personal,  familiar o social con la que vive este años la espera de Cristo. ¿Cuáles son nuestros anhelos o nuestras necesidades? ¿Qué esperamos? Ahí nos habla Dios y ahí nos invita a crecer. 

Dios nuestro, Padre de todos, aviva en nosotros, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene, acompañados por los hermanos y por las buenas obras, para que participando desde ahora en la construcción de tu Reino, merezcamos participar de todas tus promesas.

Fray Manuel de Jesús, ocd

sábado, 31 de agosto de 2024

LO PRIMERO ES SIEMPRE JESÚS

"En toda religión hay tradiciones que son humanas. Normas, costumbres, devociones que han nacido para vivir la religiosidad en determinado ambiente o cultura. Pueden hacer mucho bien. Pero hacen mucho daño cuando nos distraen y alejan de lo que Dios espera de nosotros. Nunca han de tener primacía.

Cuando nos aferramos ciegamente a tradiciones humanas, corremos el riesgo de olvidar el mandato del amor y desviarnos del seguimiento de Jesús, Palabra encarnada de Dios. En la religión cristiana, lo primero es siempre Jesús y su llamada al amor. Solo después vienen nuestras tradiciones humanas, por muy importantes que nos puedan parecer. No hemos de olvidar nunca lo esencial".

(José Antonio Pagola, La buena noticia de Jesús, ciclo B)

jueves, 22 de agosto de 2024

SOBRE EL TÍTULO DE REINA A MARÍA

El título de reina es atribuido a María por la tradición cristiana al menos desde comienzos del siglo IV. Junto a otros apelativos reales aplicados a la Virgen, va ganando terreno progresivamente en el uso del pueblo de Dios hasta llegar a ser de dominio común y pacífico en la Iglesia, de modo que, en 1954, Pio XII, declarando expresamente que “no se trata de una nueva verdad propuesta al pueblo cristiano”, instituye la fiesta litúrgica de María Reina y publica en aquella ocasión el principal documento del magisterio sobre la realeza mariana: la encíclica Ad coeli Reginam (11 de octubre de 1954).

Luego del período de la llamada crisis de la piedad mariana, posterior al Vaticano II, se mira con cierta desconfianza la realeza de María y su fiesta respectiva. Observan algunos que el término reina pertenece a una época histórica ya superada y refleja concepciones políticas y culturales ya pasadas, extrañas a la sensibilidad del hombre contemporáneo, incluso capaces de suscitar una reacción negativa. Otros añaden que el fondo teológico de tal título parece favorecer un discurso mariológico y un tipo de piedad mariana que, poniendo el acento en la grandeza de la Virgen, puede terminar por borrar su perfil evangélico

En resumen, se tiene miedo que con la doctrina de la realeza de María se permanezca anclados en la mariología de los privilegios, sin pasar decididamente a la mariología singular dignidad de madre de Dios, contemplándola en la gloria celeste como mujer servicio, radicalizando así la oposición entre la tendencia a exaltar en María su singular dignidad de madre de Dios, contemplándola en la gloria celeste como mujer revestida de luz y cercana al trono del altísimo, y la tendencia a comprender a la Virgen en su vida evangélica, considerando su camino de fe y el esfuerzo de su adhesión al querer de Dios como madre de Jesús y hermana nuestra.


Para HOY, líneas teológicas para explicar la realeza de María:

1. María, Reina en cuando participa de la realeza del pueblo de Dios. María es parte de la iglesia, por lo que reúne en sí de modo eminente los distintos aspectos de la condición regia del pueblo de Dios. María acoge el reino de Dios, domina las fuerzas del mal, María reina coronada de gloria

2. María, Reina en sentido evangélico. Lejos de los modelos históricos, en el reino que anuncia Cristo se trata de servir y amar.

3. María, líder hacia la plenitud salvífica, conductora de esperanza para los hombres necesitados.

(Notas tomadas del Diccionario de Mariología)

martes, 11 de junio de 2024

ORACIÓN: TRADICIÓN SACERDOTAL Y TRADICIÓN PROFÉTICA

El PAPEL DEL SACERDOTE
: El sacerdote participa de la misión profética de Cristo sumo sacerdote. Se define como hombre de oración, adorador de Dios en espíritu y verdad, hombre espiritual que puede proclamar el misterio de la salvación en el culto y en la vida, maestro de oración específicamente cristiana.

Quien haya penetrado en el sentido de la precedente reflexión… (sobre el carácter central de la eucaristía y de los sacramentos), podrá comprender fácilmente el carácter central del papel sacerdotal para que todos los creyentes sepan vivir una oración auténtica, y sepan qué es una oración autentica. Por ello creo que los seminarios deberían tener como misión primordial la de ser una escuela de oración, de forma que los sacerdotes puedan siempre vivir en ella como hermanos y testigos visibles de su misión solidaria de promover el espíritu y la práctica de la oración.

LAS DESVIACIONES DEL SACERDOTALISMO: Ya en el Antiguo Testamento y en la misma historia de la Iglesia, se puede ver con frecuencia una típica desviación: el sacerdotalismo. No se trata, evidentemente, aquí de lo que es nota característica en el sacerdote, que participa del sacerdocio profético de Cristo. Se trata, por el contrario, de aquellos que no son hombres plenamente espirituales, o que, reunidos en grupo, se consideran como clase privilegiada, y tienden a mantener a los laicos en una posición subordinada, como seres inmaduros, provocando así una grave desviación de la oración. 

En estas situaciones es fácil encontrar sacerdotes muy escrupulosos en la observancia de las rubricas más minuciosas (que en el pasado se habían multiplicado de forma impresionante y estaban respaldadas por penas exageradas), o en la pronunciación de ciertas palabras, mientras (que se olvidan de la misión principal la adoración de Dios en espíritu y verdad). Esta desviación tiene como consecuencia el reducir la oración a una recitación, sin contacto con las alegrías, las esperanzas, la angustias y los sufrimientos de los seres humanos. De esta forma viene a faltar una de las notas esenciales, cual es la integración entre fe y vida.

Precisamente en esta decadencia (verdadera desintegración), se manifiesta la fuerza del pecado original, es decir, de la sarx (como llamaba Pablo al egoísmo encarnado y a la tendencia decadente del hombre). Allí donde falta la espontaneidad y la creatividad en la oración, la "carne" toma la delantera. Este sacerdotalismo, tendencia de la propia clase sacerdotal, demasiado preocupada por su propia superioridad, comprueba la verdad de las afirmaciones de Pablo: 

No es que seamos capaces por nosotros mismos de pensar algo como proveniente de nosotros, pues nuestra capacidad viene de Dios, que nos ha capacitado para ser ministros de la Nueva Alianza, no de la letra, sino del Espíritu, pues la letra mata, pero el Espíritu da vida" (2 Cor 3,5 6).


LA TRADICIÓN PROFÉTICA: Contra la degeneración sacerdotalista, Dios en su misericordia envió a los profetas. También había entre ellos sacerdotes, pero no eran mayoría. Cristo es el profeta. Y no pertenece a la clase sacerdotal. La oración profética brilla por la integración de la fe en la vida. Todo su ser se expresa ante Dios en la aceptación: "Aquí estoy, Señor llámame, aquí estoy, envíame".

Modelo de sacerdote y de todos los miembros del pueblo sacerdotal de Dios lo es siempre Cristo profeta, el adorador del Padre en espíritu y verdad. Jesús nos enseña la síntesis entre oración y vigilancia, entre amor de Dios y del prójimo.

Debemos estar reconocidos y agradecidos por la bondad de Dios, que continúa mandando profetas, hombres y mujeres que se distinguen por su espontaneidad y por la creatividad de su oración, por el sentido del presente, por la meditación orante. Allí donde se vive la tradición profética no existe el penoso complejo de inseguridad. La oración profética es el distintivo del pueblo de Dios peregrinante, que camina tras el Señor de la historia. Sobre todo, en tiempo de profundas transformaciones culturales y sociales, debemos recurrir a Cristo como profeta y comprobar nuestra continuidad con la historia profética de la Iglesia.

(Tomado del Diccionario de Espiritualidad, San Pablo; voz: oración, B. Häring)

domingo, 9 de junio de 2024

POR EL AMOR SE COMPRENDE EL PECADO, NO AL REVÉS

 

"Sin reconocimiento y experiencia del amor de Dios no hay posibilidad de atisbar el pecado cristiano o del cristiano. El amor de Dios, enteramente gratuito y son razón, manifestado en el despojo de la cruz, es redentor, liberador. Es un amor que perdona, Por el amor se comprende el pecado, no al revés. La penitencia cristiana no se centra en el pecado sino en el amor, en el perdón. Expresa que la existencia humana no está bajo el fatalismo o la desesperación, sino perdonada y reconciliada con Dios

 Naturalmente, el hecho de que el perdón sea lo primero, no significa que no haya pecado ni culpabilidad. Quiere decir que lo contrario del pecado no es la moralidad sino la fe.  Si el pecado se revela en el perdón, adquiere sentido en relación con la fe, dentro de la reconciliación en Jesucristo. Hay una significación religiosa o cristiana en la falta, distinta de la significación moral. Y, solamente cuando se madura en las exigencias de la fe, se comprende desde el perdón de Jesús el pecado del hombre. La moral no es la fe, ni la religión es una moral que sacraliza la fe

 Por supuesto que la moral es necesaria y es un patrimonio del hombre. Para el cristiano, la moral debe situarse dentro de la fe; es decir: la obediencia a la ley justa es necesaria para todo el mundo, pero la obediencia cristiana es obediencia a la fe

 El pecado no es, por tanto, transgresión de una ley sino intento de ser el hombre dueño y señor de la vida de sus semejantes, al considerarse amo absoluto. De ahí que el pecado sólo puede ser reconocido "delante de Dios", por medio de la fe. Arrepentirse no es tener remordimientos, sino aceptar las exigencias del Reino de Dios y de las promesas".

Misal de la comunidad (I): decimo domingo

viernes, 7 de junio de 2024

NOTAS SOBRE ESPIRITUALIDAD

 ESPIRITUALIDAD CONTEMPORÁNEA: Despertar espiritual de nuestro tiempo, tras una etapa crítica.

Signos actuales: Recurso al ocultismo (Horóscopo, magia), interés por la meditación oriental (yoga, zen), movimientos religiosos comunitarios (fuera y dentro de la Iglesia católica), sensibilidad ante la dimensión trascendente de la experiencia.

Importante vínculo entre cultura y evangelio, que se ha rota, y se procura reconstruir. Las mediaciones culturales son necesarias a la espiritualidad. Escucha atenta de los signos del Espíritu, diseminados en la cultura.  La espiritualidad cristiana por su carácter histórico, debe responder a las necesidades de la época y expresarse con las categorías al uso. La inculturación de la espiritualidad tiene lugar mediante un trabajo erizado de dificultades. Es misión de la espiritualidad cristiana no solamente impugnar los absolutos terrenos, sino también vivificar la cultura desde dentro mediante el testimonio de la presencia del Espíritu.

Líneas distintivas de la espiritualidad contemporánea:

a- Espiritualidad como opción fundamental y horizonte significativo de la existencia.

b- Espiritualidad como experiencia de Dios (cosmológica, antropológica e histórico-salvífica).

c-  Espiritualidad como compromiso en el mundo (Vs fuga mundi). Vida espiritual no es lo mismo que vida religiosa.

d- Espiritualidad liberadora (conversión hacia el prójimo oprimido; celebración histórica del misterio pascual; gratitud, alegría y esperanza)

e-  Espiritualidad comunitaria.

Para la pervivencia futura de la espiritualidad: desaparición de las espiritualidades evasivas y dualistas; persistencia de las dimensiones personalista, experiencial, histórica, liberadora y comunitaria de la espiritualidad; elaboración de una espiritualidad unitaria y creativa (síntesis orgánica y unidad dialéctica entre las tensiones espirituales de la vida cristiana, como contemplación y compromiso político, piedad trascendente y solidaria (unidad del amor a Dios y al prójimo); recuperar los valores de la espiritualidad popular; escrutar la Sagrada Escritura y la experiencia cristiana a lo largo de la historia, captando su mensaje espiritual; recuperar para la espiritualidad cristiana amplias zonas humanas donde se comunica creativamente el Espíritu (arte).

(Notas tomadas del Nuevo Diccionario de Espiritualidad)

jueves, 6 de junio de 2024

CORAZÓN DE PASTOR

"El capítulo 15 del evangelio de Lucas recoge tres parábolas preciosas, llamadas habitualmente “de la misericordia”, aunque quizás sea más exacto decir que su objetivo es mostrar a Dios como gratuidad ilimitada y, por esto también, misericordiosa o compasiva. 

La imagen del pastor que lleva a la oveja sobre sus hombros fue muy utilizada en el mundo antiguo para hablar de dioses, como Hermes y Apolo. En la tradición bíblica remite a los profetas, que usaron esta metáfora para hablar del amor de Yhwh, tal como hiciera Ezequiel: “Como un pastor pastorea a su rebaño, recoge en brazos a los corderos, en el seno los lleva y trata con cuidado a las recién paridas” (Ez 40,11). 

Al leer estas tres parábolas a las que hacía referencia, me parece importante tener en cuenta que todas ellas surgen en un contexto de polémica y enfrentamiento de los fariseos y doctores de la ley (los “teólogos oficiales”) con Jesús, a quien acusan de “andar con pecadores y comer con ellos” (Lc 15,2). Eso hace que las parábolas tengan un tono provocativo y de denuncia de comportamientos religiosos basados en la ley – como queda reflejado en la imagen del hijo mayor de la tercera de ellas–. 

Del mismo modo, me parece necesario tener en cuenta que el objetivo primero de las tres es revelar el rostro de Dios, representado en el pastor, el ama de casa y el padre de los dos hijos. Dios –parece insistir Jesús– es siempre Amor gratuito. 

Cuando eso se olvida, se tiende a leer nuestra parábola desde el punto de vista de la “oveja perdida”, y se convierte en un alegato moralizador sobre la necesidad de “no perderse”. El texto, sin embargo, no dice nada de ello: no dice que el pastor se enoje, ni que castigue a la oveja “perdida”, ni siquiera que refuerce después las medidas de seguridad para que no vuelva a escapar. 

En resumen, Dios –el Fondo de la Vida–, precisamente por ser Amor gratuito, es Libertad y fuente de liberación. No busca ni pretende –como hace con frecuencia la autoridad de todo tipo– personas sumisas y atemorizadas, sino hombres y mujeres libres que se atreven a tomar decisiones, incluso alejándose del redil, para descubrir la verdad de quienes son".

Enrique Martínez Lozano

Otra forma de leer el Evangelio

domingo, 2 de junio de 2024

EL HOMBRE ES MÁS QUE EL SÁBADO (Domingo IX-B)


"Un sábado atravesaba el Señor un sembrado, y mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos les dijeron: “Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. Él les respondió: “¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que solo pueden comer los sacerdotes, y los dio también a sus compañeros”. Y añadió: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado” (Mc 2, 23-289. 

La polémica acerca del sábado ocupa un lugar destacado en los relatos evangélicos. No en vano, para no pocos rabinos, constituía una de las normas más importantes y sagradas del judaísmo. La transgresión del precepto sabático podía ser castigada con la excomunión o incluso con la pena de muerte. 

Con este trasfondo, Marcos nos muestra a los discípulos haciendo algo prohibido en sábado. No sabemos si se trata de una narración simbólica –a eso nos inclinaría a pensar el hecho, insólito, de la presencia de los fariseos en medio del campo– o de un dato histórico. En cualquier caso, parece advertirse el interés del autor por mostrar ya a los discípulos participando de la misma libertad de su Maestro. 

El diálogo que sigue a continuación refleja lo que era una típica discusión rabínica, en la que a una pregunta se contestaba con otra, que hiciera referencia a algún dato de las Escrituras. Y culmina con un dicho radical, que sintetiza admirablemente la novedad del mensaje de Jesús frente a cualquier pretensión nacida de la religión. Al afirmar la supremacía de la persona sobre el sábado, se está diciendo que no existe nada por encima de ella y que todo está a su servicio. 

La radicalidad de la sentencia se pone de manifiesto cuando constatamos que tanto Mateo (12,1-8) como Lucas (6,1-5), en los correspondientes pasajes paralelos, la censuran. Es decir, copiando a Marcos en el relato de este episodio, al llegar a esa afirmación –“el sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado”–, la omiten. Sin duda, porque a su juicio, iba demasiado lejos. Es significativo que, desde tan temprano, se empezara a encubrir la novedad del Maestro de Nazaret. 

Con el tiempo, a lo largo de la historia, en la Iglesia se olvidará con frecuencia esa novedad y surgirán normas que se colocarán, una y otra vez, por encima del bien de las 174 personas. Sin embargo, siempre brillará nítida la sentencia sabia de Jesús: el ser humano no es para ningún “sábado” (póngase aquí lo que se quiera), sino “todo sábado” (institución, norma, religión…) estará al servicio del ser humano

¿Cuál es el criterio que rige, aun sin darme cuenta, mi vida cotidiana?

Enrique Martínez Lozano
Otro modo de leer el evangelio

viernes, 17 de mayo de 2024

PENTECOSTÉS

 

Comparto algunas ideas sobre la festividad litúrgica de Pentecostés, que celebraremos el domingo próximo, como cierre del tiempo pascual. Pero lo más importante es la repercusión de lo que celebramos en la vida cotidiana de hombres o mujeres de fe.

1. Preparamos esta fiesta con la oración personal y comunitaria, con novenas y vigilias, rezando o cantando la secuencia al Espíritu Santo que todos conocemos. Como los apóstoles esperamos reunidos como comunidad eclesial la renovación del don que un día recibimos en el bautismo; solemos decir: "Ven, Espíritu Santo", pero el Espíritu habita en nosotros, ya está.  Es él quien despierta la vida que hay en nosotros, quien nos recrea una y otra vez. La respiración puede ayudarnos a tomar conciencia del actuar del Espíritu, cuando cada inspiración es figura del aliento de Dios en nosotros. El Espíritu nos apoya y consuela, es regalo y presencia del Padre y del Hijo, enciende nuestros sentidos e irriga amor en nuestros corazones. 

2. Para hablar del Espíritu usamos símbolos o figuras: viento, fuego, agua. No podemos tener una imagen concreta, pero mediante estás figuras comprendemos su ser y su actuar en nosotros. Es aliento, respiración, suave brisa o tormenta; nos alienta, nos da vida, nos empuja y nos refresca. Es fuego, que purifica y calienta, que arde y mantiene la vida interior ("Llama de amor viva"), y es agua, fuente que sacia la sed, que hace crecer, que salta como un manantial de vida. 

3. El Espíritu Santo nos da un lenguaje común, contrario al de la torre de Babel; nos permite entendernos y comunicarnos, crecer en comunión. Es la respuesta de Dios a la desunión, al desamor, a la violencia entre nosotros, a los partidismos y sectarismos. Nos enseña el lenguaje del amor, de la alegría y de la paz; sana y libera a las personas para que construyan el mundo nuevo de Dios. 

4. El camino del Espíritu Santo es el camino de la vida, y se expresa a través de sus dones o carismas, que San Pablo enumera en la Primera carta a los Corintios: sabiduría e inteligencia, consejo y fortaleza, ciencia y piedad, y temor de Dios. El Espíritu nos regala sus dones cuando los necesitamos, y cada uno de nosotros tiene dones particulares que lo distinguen de los demás, y con los que puede aportar a la comunidad y al mundo la luz de Dios. 

5. Pentecostés es el gran milagro de la comunidad, según la mirada de Lucas, el regalo del Espíritu o aliento de Dios según otros evangelistas. Ese milagro se repite cada vez que nos reunimos como Iglesia, anunciamos la Palabra con libertad y sin temor. Cada vez que la Iglesia se mueve y renueva, rema mar adentro y lanza las redes en el nombre de Cristo, y también cuando acaricia, perdona, acoge. Es el Espíritu Santo quien construye la Iglesia, la mantiene unida y la hace crecer en el amor. 

6. En fin, el don de Dios, su Espíritu, tiene que ver con la plenitud humana, con abrirnos a todo lo que somos y podemos, con levantarnos de nuestros sepulcros y soltar nuestras cadenas, con crecer hasta el mismo Cielo, que es Dios. En el día de Pentecostés celebramos el nacimiento de la Iglesia, la plenitud de nuestra vida en Dios, y los dones que hemos recibido para trabajar en la construcción del Reino y en el mejoramiento humano. 

Una Iglesia que se mueve por el Espíritu Santo es una Iglesia viva, militante, compasiva, solidaria, esperanzada

Fray Manuel de Jesús

(Según un texto de Anselm Grün)

miércoles, 8 de mayo de 2024

UNA HISTORIA DE PERDÓN

"Una noche mientras soñaba en su cuarto jugando con una botella de agua caliente cubierta con un suéter, (que le servía de muñeca) le confesó a su madre que quería ser cantante.
Diana, que era una mujer frustrada por no haber llegado a cantar frente a miles de personas como alguna vez soñó, a pesar de tener una extraordinaria voz mezzo-soprano, quedó mirando a su hija directamente a los ojos para decirle:
"Más vale que te cuides las uñas de los dedos para que puedas ser mecanógrafa, porque para cantante no eres bonita".
No hace falta explicar lo que estas palabras pueden significar para una hija que amaba tanto a su madre como Barbra, pero ella no era una niña común y corriente. En algún momento, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera, habló de este pasaje doloroso en su vida, solo para perdonar con mucho cariño a la mujer de la cual heredó su fabulosa y potente voz.
Barbra quedó sin padre a los 15 meses de nacida, pues su progenitor murió por una negligencia médica cuando le sobrevino un ataque epiléptico.
Cuando Barbra tenía 7 años de edad, Diana, su madre, eligió por esposo a un ser tenebroso y oscuro, un vendedor de autos usados de nombre Lou Kind.
Este hombre siempre la hizo de lado como padrastro, le gustaba comparar la belleza de la nueva bebé, hija que tuvo con Diana, y la supuesta fealdad de Barbra. Hacía hincapié en lo prominente de su nariz, hasta el punto que, en un caluroso día de verano, compró un helado solo para la hermanita menor, nada para Barbra.
¿La razón que les dio a las niñas?... Ah sí, bueno, que Barbra era muy fea para comer helado.
Me gustaría desde el fondo de mi corazón que esta parte de la historia de Barbra Streisand, no sea más que una de las muchas leyendas urbanas que circulan en las redes sociales, pero no. Es parte de su libro autobiográfico "My Name is Barbra".
Pero todos conocemos la trayectoria de esta extraordinaria actriz, cantante, compositora, productora de cine y escritora estadounidense, la manera como se ganó al mundo con sus bellas melodías entonadas por una extraordinaria voz y haciendo dúos con los más grandes cantantes cuando se encontraban en lo más alto de sus carreras, como Barry Gibb, Donna Summer, Neil Diamond, entre tantos otros.
Actuó teniendo como galanes enamorados de ella nada más y nada menos que de la talla de Robert Redford y sostuvo romances con los hombres más guapos de Hollywood, entre ellos: Ryan O'Neal, Tom Smothers, Warren Beatty, Jon Voight, Omar Sharif, Don Johnson, Steve McQueen, Kris Kristofferson, Peter Jennings y Richard Baskin, entre otros.
En su libro, Barbra perdona a su madre repetidamente, hasta cuenta el pasaje de cómo un día, grabaron juntas un video donde cantaban a dúo. Este video lo hizo público en un concierto, frente a esa muchedumbre ella expresó la siguiente frase:
"Ya ves mamá, se cumplió tu deseo de cantar frente a miles de personas".
Así es esta bella mujer, bella por dentro y por fuera. Hoy tiene 82 años y nos deja como ejemplo, el de nunca tomar en cuenta opiniones desalentadoras que impidan tu crecimiento. Ella logró bloquear estas malas opiniones del ser que más quería, su madre. Sin embargo, ¿Cuántas personas abandonan sus sueños por la opinión del amiguito o algún compañero de trabajo?
Barbra nunca se hizo una operación estética, jamás se avergonzó de su nariz y qué bueno que nunca pasó por cirugía para intervenir aquel bello perfil.
Si lo hubiese hecho, no sería Barbra Streisand".

(Tomado del muro de Facebook de Irene Preciado)

PARTÍCIPES ACTIVOS DE LA RESURRECCIÓN

 

Vamos llegando al final de la Pascua, tiempo de gracia, para celebrar la Resurrección de Cristo. No somos meros espectadores de ese acontecimiento, ni debemos conformarnos con celebrarlo litúrgicamente; debemos ser partícipes activos de la Resurrección. La Palabra que compartimos durante estos 50 días nos ayuda a encontrar al Resucitado en medio de la vida cotidiana, y también a hacerlo presente con palabras y obras, comprometidos con aquellos valores que impulsa el Espíritu: alegrías, justicia, comunión, paz

Jesús dice a sus discípulos: "Les conviene que yo me vaya"; ellos se entristecen con sus palabras que auguran ausencia, pero Jesús promete un Consolador, el Espíritu que procede de él y del Padre, y que lo hará presente de un modo nuevo. Presencia y ausencia adquieren un nuevo sentido para nosotros; es un Dios escondido, al decir de san Juan de la Cruz, pero no es nunca un Dios ausente. "Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". 

Fray Manuel de Jesús, ocd

miércoles, 3 de abril de 2024

¡¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!!!


"La Resurrección no es un acontecimiento único,
sino una liberación del poder y de la luz de Dios
en la tierra y en la historia 
que continúa alterando todas las cosas,
infundiéndoles la gracia y el poder
de la santidad misma de Dios.
Es como si se hubiera abierto una puerta
y lo que brotara no acabara nunca
y la puerta no pudiera ser cerrada".

Megan McKenna

miércoles, 27 de marzo de 2024

LAS TRES PROFECÍAS DE JESÚS

"Después de la oración habitual de los Salmos, todavía en camino hacia el lugar del reposo, Jesús hace tres profecías

Se aplica a sí mismo la profecía de Zacarías, cuando dijo que se heriría al «pastor» –que sería asesinado– y que, consiguientemente, se dispersarían las ovejas (cf. Za 13,7; Mt 26,31). Zacarías había aludido en una misteriosa visión a un Mesías que sufre la muerte y, por tanto, a una nueva dispersión de Israel. Sólo esperaba la salvación de Dios a través de estas tribulaciones extremas. Jesús da una forma concreta a esta visión, en sí misma sombría y dirigida hacia un futuro desconocido: sí, se hiere al pastor. Jesús mismo es el Pastor de Israel, Pastor de la humanidad. Y toma sobre sí la injusticia, la carga destructiva de la culpa. Se deja golpear. Se pone de parte de los vencidos de la historia. Ahora, en esta hora, eso significa también que la comunidad de los discípulos se dispersa, que esta nueva familia incipiente de Dios se disgrega antes incluso de haber comenzado a establecerse verdaderamente. «El pastor da la vida por las ovejas» (Jn 10,11). Estas palabras de Jesús, basándose en Zacarías, aparecen bajo una nueva luz: ha llegado el momento en que se cumplen. 

Sin embargo, a la profecía de adversidad sigue inmediatamente la promesa de salvación: «Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea» (Mc 14,28). «Ir delante» es una expresión típica en el lenguaje de los pastores. Jesús, pasando a través de la muerte, vivirá de nuevo. Como el Resucitado, es plenamente ese Pastor que en la travesía de la muerte guía por el camino de la vida. Ambas dimensiones forman parte del Buen Pastor: dar la propia vida e ir por delante. Más aún, el dar la vida es ya un preceder. Él guía precisamente por este dar la vida. Justamente mediante este «dar», Él abre la puerta hacia la inmensidad de la realidad. A través de la dispersión se produce la reunión definitiva de las ovejas. Al comienzo de la noche en el Monte de los Olivos aparece la palabra sombría del golpear y del dispersar, pero también la promesa de que precisamente así Jesús se manifestará como el verdadero Pastor, reunirá a los dispersos y los guiará hacia Dios, introduciéndolos en la vida

La tercera profecía es una ulterior modificación de las conversaciones con Pedro en la Última Cena. Pedro no se fija en la profecía de la resurrección. Percibe sólo el anuncio de muerte y dispersión, y esto le ofrece la oportunidad de ostentar su valor inquebrantable y su fidelidad radical a Jesús. Al ser contrario a la cruz, no puede entender la palabra resurrección y quisiera –como ya en Cesarea de Felipe– el éxito sin la cruz. Él confía en sus propias fuerzas.

 ¿Quién puede negar que su actitud refleja la tentación constante de los cristianos, e incluso también de la Iglesia, de llegar al éxito sin la cruz? Por eso se le ha de anunciar su debilidad, su triple negación. Nadie es por sí mismo tan fuerte como para recorrer hasta el final el camino de la salvación. Todos han pecado, todos necesitan la misericordia del Señor, el amor del Crucificado (cf. Rm 3,23s)".

Benedicto XVI
Jesús de Nazaret II

sábado, 23 de marzo de 2024

LA MUERTE DE JESÚS FUE CONSECUENCIA DE SU VIDA

"Al relatar la pasión de Jesús, cada evangelista coloca sus propios acentos en aquello que le interesa subrayar. Esto explica que, a partir del hecho histórico de la muerte de Jesús, se hayan construido relatos cargados también de intencionalidad teológica. 

Por ejemplo,  Lucas, en concreto, pone mucho cuidado en subrayar la inocencia de Jesús: Pilato la declara por tres veces; Herodes, implícitamente; y, de una forma expresa y contundente, el centurión romano al pie de la cruz. Lucas es también el único que pone en boca de Jesús las palabras sobre el perdón a quienes lo están crucificando, así como la promesa de vida al compañero de suplicio que se dirige a él. Suprime el grito del Salmo 22 (“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”), y lo sustituye por el Salmo 31,6, que expresa una confianza más explícita (“En tus manos encomiendo mi vida”). 

Con todo, más allá de las peculiaridades propias de cada autor, es claro en todos ellos que la muerte de Jesús fue consecuencia de su vida: lo mataron porque estorbó a la autoridad

El “descuido” grave de la tradición cristiana consistió, precisamente, en desconectar la cruz de lo que había sido la práctica concreta del Maestro. De ese modo, la cruz vino a convertirse en un valor “abstracto” en sí misma: lo que nos habría salvado sería la cruz; bastaba creer en ello, aunque se desconociera la vida histórica de Jesús. 

Este planteamiento produjo, entre otras, dos consecuencias graves: el dolorismo y el doctrinarismo. El dolorismo consiste en la afirmación de que “el dolor es siempre bueno”. Si lo que nos había salvado había sido la cruz, y la cruz es dolor, la conclusión se imponía por sí misma: el dolor es bueno y a Dios le agrada. 

El doctrinarismo hizo del cristianismo “la religión de la cruz”, y parecía que ser cristiano era más una cuestión de creer –en el sentido de creencia o doctrina– que de vivir. Olvidada la práctica de Jesús, en sus rasgos más concretos, críticos, novedosos e incluso subversivos, se instauró una nueva “ideología religiosa”. 

Frente a ambos riesgos –de matriz eminentemente “religiosa” y egoica, aparte de mítica–, haríamos bien en recuperar la sencillez del evangelio y la práctica de Jesús, que me parecen van en la dirección de los sabios versos del gran poeta Antonio Machado: “Y más que un hombre al uso, que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. 

La cruz contiene el relato de un hombre bueno, que es aplastado por un poder político y religioso inhumano. Es, por eso también, un grito contra toda injusticia y de solidaridad con todos los crucificados".

Enrique Martínez Lozano.

sábado, 2 de marzo de 2024

EL VERDADERO CULTO (TERCER DOMINGO DE CUARESMA.B)

EL TEXTO EVANGÉLICO PARA ESTE TERCER DOMINGO DE CUARESMA: "Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: “El celo de tu casa me devora”. Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: “¿Qué signos nos muestras para obrar así?”. Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Los judíos replicaron: “Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”. Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús" (Jn 2, 13-22).


Comparto el comentario de Enrique Martínez Lozano sobre el pasaje anterior del Evangelio de Juan, según aparece en dos de sus libros; 

"La historicidad del relato –que se narra en los cuatro evangelios que han llegado hasta nosotros– parece innegable. Sin embargo, los tres sinópticos lo sitúan al final de la vida de Jesús, mientras que Juan lo coloca prácticamente al inicio mismo de su actividad

Parece claro que esta actuación de Jesús tuvo mucho que ver con su muerte. De hecho, en el juicio ante el Sumo Sacerdote Caifás, constituirá una de las acusaciones más graves contra él: “Nosotros le hemos oído decir: «Yo derribaré este templo hecho por hombres y en tres días construiré otro no edificado por hombres»” (Mc 14,58). Incluso será un tema que aparezca como insulto dirigido al crucificado: “Tú, que destruías el templo y lo reedificabas en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz” (Mt 27,40). 

Decía que, a diferencia de los sinópticos, el cuarto evangelio coloca este episodio al inicio mismo de la actividad de Jesús. El motivo parece ser el siguiente: Juan muestra una particular insistencia por subrayar la novedad de Jesús. Por eso, empieza por mostrarlo como el que realiza la nueva alianza (bodas de Caná) y el nuevo culto (episodio del templo y diálogo con la samaritana), asentando con rotundidad la necesidad de “nacer de nuevo” (diálogo con Nicodemo) para poder comprender y vivir su propuesta. 

Y eso es, exactamente, lo que se necesita para dar el paso de la “religión” a la “espiritualidad”: nacer de nuevo, pasar de una consciencia egoica, con la que nos habíamos familiarizado porque venimos de ella, a otra consciencia transpersonal, que quiere nacer en nosotros. Es difícil y costoso –Nicodemo dirá que es como pedirle entrar en el vientre de su madre para nacer otra vez–, pero es posible; más aún, es el camino de la sabiduría y de la bondad, que tanto nos impresiona en Jesús

Para la religión, el “templo” es un espacio sagrado separado; para la espiritualidad, el “templo” es todo lo real, porque todo es presencia y manifestación de Dios". 

(Otro modo de leer el Evangelio)

"Indudablemente, no se trató de una mera “purificación” del templo, sino de un “gesto profético” –en la línea de los realizados por los grandes profetas de su pueblo– que significaba proclamar el final del templo, tal como el propio evangelio expresará nítidamente un poco más adelante: “Créeme, mujer, está llegando la hora, mejor dicho, ha llegado ya, en que para dar culto al Padre, no tendréis que subir a este monte ni ir a Jerusalén… Ha llegado la hora en que los que rinden verdadero culto al Padre, lo adoran en espíritu y en verdad. El Padre quiere ser adorado así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Jn 4, 21-24). 

El mayor riesgo de la religión es su absolutización. Es entonces cuando se hace indigesta e incluso peligrosa. Y constituye una tentación en la que es fácil caer: por un lado, porque se articula en torno a la experiencia de lo Absoluto; por otro, porque sus mediadores encuentran en ello el modo más eficaz de sostener y alimentar su propio poder. 

Se trata de un riesgo en el que han caído todas las religiones, provocando confusión y sufrimiento, a la vez que alentando posturas ateas y anticlericales. El propio Jesús denunció con fuerza ese engaño, lo cual, por cierto, provocó su ejecución. 

Frente a esa trampa, la religión solo es constructiva cuando se vive al servicio de la espiritualidad –en cuanto dimensión profunda y constitutiva del ser humano– y de la vida. La religión es una construcción humana; la espiritualidad, una dimensión básica y universal del ser humano. Religión es lo que tenemos; espiritualidad es lo que somos.

(Guía para volver a casa)

Enrique Martínez Lozano


miércoles, 14 de febrero de 2024

VOLVER AL CAMINO

Hoy comenzamos nuevamente el
Ciclo Pascual; me gusta mucho este tiempo litúrgico, y me propongo seguir dos textos: Una vida con propósito, de Rick Warren (ya hace años lo seguí en otra Cuaresma), y Vuelve a descubrir a Jesús, de Matthew Kelly; ambos tienen 40 capítulos, uno para cada día. No significa aceptar pasivamente sus ideas, sino confrontarme con ellas, y tratar de alimentar la oración personal, y enriquecer mi reflexión diaria de la Palabra de Dios. Compartiré acá a lo largo de estos 40 días algunas de mis reflexiones:

VOLVER AL CAMINO

A lo largo del año tenemos momentos en los que hacemos alto y renovamos propósitos; es fácil perderse en atajos y recovecos, y tenemos que volver al Camino. Dos ideas fundamentales: 

1. No se trata de mí, se trata de Dios. Dios es el Todo, yo una parte. Dios es más grande

2. Cuando necesito revisar mi vida, reconducirla, volver a empezar, recordar que conversión es siempre volver a Jesús. Jesús es el nuevo comienzo supremo. El Dios de Jesús, el Dios de nuestra fe, es el Dios de las segundas oportunidades y de los nuevos comienzos.

Al comenzar la Cuaresma nos encontramos dos imágenes bíblicas: Jesús que invita a la conversión, porque el Tiempo de Dios está aquí, “ahora” dice Pablo, tiempo de gracia y oportunidad, y luego Jesús que va al desierto, empujado por el Espíritu, y allí es tentado para asumir un camino religioso (de éxito, poder, influencia, reconocimiento) que no es el suyo, ni el del Padre.

ASUMIR QUE: El Espíritu nos conduce al lugar donde podemos crecer; debemos revisar nuestras imágenes de Dios y nuestra religiosidad para purificarlas; la vida puede verse como camino y como desierto, como el lugar donde se prueba nuestra fe, donde maduramos como discípulos, donde sentimos la cercanía de Dios.

Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo, aunque ya lo hayas intentado muchas veces antes; a Dios le encantan los nuevos comienzos, y dice, por boca de Jesús: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá” (Mateo7,7). Siempre estamos comenzando. 

¿En qué aspectos de mi vida está Dios invitándome a experimentar un nuevo comienzo?

¿Cómo puedo renovar mi propósito de vivir para Dios (“En obsequio de Jesucristo”), reconociéndole como el Todo, el fundamento, la fuente que no deja nunca de manar, “aunque es de noche”?

Fray Manuel de Jesús, ocd

martes, 13 de febrero de 2024

EL CORREDOR

Un colega un día me vio con una camiseta de maratón y me preguntó en tono burlón:
¿Tú corres?
Le dije que si.
¿Y eres de los buenos o de los malos?
Soy de los buenos, le dije.
Ah si, ¿Y en qué lugar llegas?
He llegado tercero, sexto, en el puesto 30, 70, 250, 1200...
Depende de la cantidad de personas que se anoten al maratón.
Ufff, entonces. ¿En qué lugar llegan los malos?
Los malos no llegan ni a inscribirse mi colega.
Siempre habrá gente que critica tu vida, tu trabajo, lo que haces y cómo lo haces.
Pero esas personas no se atreven a hacer ni la mitad de lo que haces tú.
Aprendizaje: No dejes que los pensamientos negativos de los demás le quiten valor a lo que haces.

(Compartido por Emilio Frías, en Facebook)
El Niño y la Verdad