sábado, 19 de febrero de 2011

PAZ EXTRAÑA

Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha
como una flor de fuego;
que rompe en plena noche
como un canto escondido;
que llega en plena muerte
como el beso esperado.

Danos la Paz de los que andan siempre,
desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.

Aquella Paz del pobre
que ya ha vencido el miedo.
Aquella Paz del libre
que se aferra a la vida.

La Paz que se comparte
en igualdad fraterna
como el agua y la Hostia.

(Casaldáliga)

jueves, 10 de febrero de 2011

CRECEREMOS

No lo van a impedir las golondrinas,
ni ventanales rotos, ni lunas llenas,
ni todos los andamios, ni las hormigas,
ni flores, ni herejías, ni colmeneras.

No lo van a impedir los corre mundos,
ni los soldados, ni las primaveras,
ni aun negándolo el viento de muro en muro,
ni aun negándolo, al fin, donde se crea.

 
No lo van a impedir ni andén, ni esquina,
ni el temor de la virgen si obscurece,
ni el humo de las calles y llovizna,
ni el canto del verano que anochece.

No lo van ha impedir ni el falso amigo,
ni el que alimenta el cepo y la tortura,
ni el pequeño ladrón de mano fría,
ni el terrible don Juan de cara dura.

No lo van a impedir ni moralistas,
ni el indiscreto encanto del embrujo,
ni ausentes funcionarios, ni arribistas,
ni aspirantes al hacha del verdugo.

No lo van s impedir las bandoleras,
ni el letrado galán de poco vuelo,
ni inquisidores, ni aguafiestas,
ni eternos sembradores de veneno.

No lo van a impedir los enemigos,
ni atentos intimistas alabados,
ni burócratas tiernos, ni podridos,
ni herederos, ni apóstoles errados.

No lo van a impedir del valle al cielo,
ni reyes del honor, ni periodistas,
ni antiguos comediantes, ni embusteros,
ni estudiantes de leyes, ni alquimistas.

No lo van a impedir los generales,
ni adorables doncellas pervertidas,
ni apelables procesos judiciales,
ni perros, ni cometas, ni suicidas.

No lo van a impedir ni prohibidos,
ni novios convencidos y hechiceros,
no lo van a impedir las soledades
a pesar del otoño creceremos.

Amaury Pérez Vidal

martes, 1 de febrero de 2011

MORIR DE TANTO CIELO

“Si fuera yo, si fuera yo, si fuera
Un pájaro de llama enamorado,
Un pájaro de luz tan incendiado
Que en el silencio de tu noche ardiera;
Si pudiera subirme, si pudiera
Muy más allá de todo lo creado
Y en la última rama de mi amado
Pusiera el corazón y el alma entera;
Si aún más alto, más alto y más volara,
Allí donde no hay aire ya, ni vuelo,
Allí donde tu mano es agua clara
Y no es preciso mendigar consuelo,
Allí – ¡qué soledad!- yo me dejara
Dulcemente morir de tanto cielo”.

José Luis Martín Descalzo

 
“Y aunque en vuestro invierno neguéis vuestra primavera, ésta que yace dentro de vosotros, sonríe en medio de su sueño y no se ofende”.
(K. Gibrán)