viernes, 29 de mayo de 2020

CELEBRAR LA FIESTA DE LA VIDA (PENTECOSTÉS)


Desde la Ascensión del Señor hasta Pentecostés, la Iglesia, imitando a los apóstoles, se prepara para celebrar la fiesta del Espíritu, que es el que nos permite recibir a Cristo, aprender de Él, ser Iglesia, y crecer en la fe. 

El Espíritu Santo es la Vida de Dios en nosotros, es el abogado, el defensor, el consolador, el animador de nuestra misión evangelizadora. El Espíritu enciende una luz en nosotros, es como una llama que arde, y que calienta e ilumina. Es el Amor que irriga nuestro corazón, la fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. Si hablar de Dios es difícil, hablar de su Espíritu mucho más; por eso en la Escritura aparece descrito mediante imágenes: paloma, huracán, fuego, aliento... si confiamos en la fuerza del Espíritu, que  como don de Dios, habita en nosotros, él podrá empujarnos siempre hacia adelante, hacia una vida cada vez más plena.


La fiesta de Pentecostés expresa un misterio grande, porque habla de la presencia divina en cada ser humano, en el creyente más conscientemente, y en nuestra comunión. El Espíritu crea un lenguaje nuevo, el del amor y el perdón; un lenguaje que mueve, une y entusiasma. El Espíritu apoya nuestras búsquedas, anhelos y proyectos, y sobre todas las cosas UNE, forma COMUNIDAD, construye la HUMANIDAD NUEVA. 

En nuestras celebraciones de esta semana y sobre todo del domingo (que ya cierra el tiempo pascual) podemos ver los signos del agua y el fuego, de los cantos de alabanza y la imposición de manos, y todos ellos nos recuerdan que PENTECOSTÉS ES LA FIESTA DE LA VIDA, la fiesta del nacimiento de la Iglesia, la llamada a la plenitud del ser humano, creado a imagen de Dios. Y como es la fiesta de la vida, nunca podemos dejar de celebrarla. 


ADEMÁS: 

Nos faltaría recordar dos dimensiones de la acción del Espíritu: que procura un lenguaje nuevo, un nuevo modo de hablar y comunicar una experiencia, y luego, una nueva comunidad, un modo nuevo de vivir unidos (ambas cosas, en contraste simbólico con la experiencia de Babel, en el AT). Cuando las personas no se entienden, no pueden trabajar juntas; pero, si se entienden, pueden lograr muchas cosas. Cuando se pierde el lenguaje común, las comunidades se destruyen. Pentecostés viene a ser como una respuesta de Dios a la mezcla de lenguas de Babel; Dios desea que todas las personas vuelvan a hablar un mismo idioma y por tanto sean capaces de crear algo nuevo y duradero.


La Iglesia también necesita de ese lenguaje nuevo para ser entendida en su predicación del Evangelio: hablar de forma compasiva, de forma familiar y cercana, de forma alegre y entusiasta. El lenguaje del Espíritu sana y libera.

 Siempre que nos reunimos en el nombre de Jesús se renueva y actualiza el milagro de Pentecostés. Comunión de amor, oración unánime, proyecto común. El Espíritu mueve la comunidad, la desinstala, la desacomoda, la abre, la sacude, la agita… para que no se duerma, ni olvide cuál es su propósito. El Espíritu Santo es el que construye la Iglesia, haciendo que personas tan diversas, tengan “un solo corazón y una sola alma”...

En nuestra realidad habitual, percibimos que hace falta que el Espíritu renueve y transforme, nuestras vidas y comunidades, porque falta amor, libertad interior, fuerza orante, impulso evangelizador….

Digamos entonces, una vez más: "Ven, Espíritu Santo", y que sigamos celebrando cada día al Dios de la Vida en los detalles cotidianos, en la familia, en el estudio y el trabajo, en nuestras celebraciones, y por qué no, también en las pruebas, pérdidas y sufrimientos. En todo se manifiesta la presencia y fuerza del Espíritu que recibimos del Padre y de Jesús, en todo se manifiesta  la Vida Nueva que recibimos. 

sábado, 23 de mayo de 2020

BUSCANDO EL CIELO

"El tiempo Pascual culmina con dos fiestas: la Ascensión del Señor y Pentecostés. La Ascensión nos muestra el fin de nuestra vida. Jesús ha subido a los cielos con su cuerpo mortal y está ahora junto a Dios, sentado a su diestra. Con esto está ya en Dios una parte de nosotros; una parte ha llegado al cielo, está al otro lado del umbral de la muerte.

La fiesta de la Ascensión del Señor quiere dirigir nuestra mirada a nuestra meta, al cielo. No queremos distraernos con los asuntos terrenales, sino mirar a Cristo, que está ya junto al Padre.
Lo que a primera vista parece un mensaje moral es en realidad un mensaje liberador, porque para quien puede vivir pensando que su patria es el cielo se relativizan muchas cosas de su vida...".
(Anselm Grün)


En los relatos evangélicos hay una tensión evidente entre la subida de Jesús, al Cielo, a la derecha del Padre, con la pregunta de los ángeles:
"¿Qué hacen ahí mirando al cielo?
Vayan a Galilea, allí le verán". 

Imágenes metafóricas de una realidad que está más allá de nuestra comprensión racional. Misterio de Amor que tratamos de describir a medias. Cielo y Tierra apuntan a una experiencia que supera o no lo inmediato, para alcanzar una VISIÓN.

Cuando Teresa de Jesús comenta la oración del Padrenuestro, pregunta: ¿Dónde está el cielo? y responde del mismo modo: 
Allí donde está Dios, está el Cielo.

jueves, 21 de mayo de 2020

EL AMOR NO COMPARA

En Juan 21, 18-23, Jesús resucitado dialoga con Pedro, y le pregunta tres veces si le ama, y luego le dice "Sígueme", pero Pedro, que ha aceptado que ese seguimiento implica compartir la cruz de Jesús, dejarse llevar, se muestra preocupado por el destino del otro discípulo. La respuesta del Señor es lapidaria: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿Qué te importa?". Sobre este pasaje comenta acertadamente Anselm Grün

"El camino individual es un misterio. A Pedro no le es dado conocer el destino de los demás. No debe seguir a Jesús porque otros lo hacen, sino porque lo ama. El amor no compara, no calcula el comportamiento de los otros. Ama, porque ama".

"Resurrección no significa que ahora podemos levantarnos y caminar libremente a donde queramos. La resurrección se concede recién cuando estamos dispuestos a dejarnos ceñir y guiar por Dios allí donde no queremos ir. La fe en la resurrección nos libera de las penosas ataduras de la vida y del estancamiento en el camino que deseamos recorrer irremediablemente. Lo importante es que estoy con quien amo, en la vida o en la muerte, en la dicha o en el sufrimiento, en la libertad o en los impedimentos que me encadenan. El amor mira sólo al amado y no a cómo me va en comparación con otros...". 

Dice Jesús: "Si te prohibes compararte con los demás, serás uno contigo, estarás conforme con tu camino. Recién ahí serás capaz de estar atento a cada paso que das. Y cada paso te guiará a la vida y al amor. Caminas porque caminas. Caminas porque amas. Andas tu propio camino, con esa particularidad con la que tú solo puedes reflejar a Dios sobre esta tierra".

(Fragmentos de "La Resurrección de cada día".
Anselm Grün, Lumen.

miércoles, 20 de mayo de 2020

GRITOS EN EL CIELO (un poema de Gabriel Celaya)

" Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos. "

Gabriel Celaya
La poesía es un arma cargada de futuro

martes, 19 de mayo de 2020

PREPARANDO LA ASCENSIÓN...

"En el Evangelio de san Juan, Jesús dice: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre (Jn 3, 13).   Celebrar la ascensión de Cristo no significa huir de esta tierra hacia el cielo, dejarla atrás. Este es el riesgo que corren las personas devotas, que están tan fascinadas con Dios, que prefieren olvidar todo lo terrenal. Pero ya el mito de Ícaro, el titán que cayó por tierra, muestra que es un camino errado. No podemos sobrepasar simplemente nuestras preocupaciones mundanas, nuestras inclinaciones, nuestros puntos oscuros. Sólo cuando tengamos el valor de trepar por nuestra humanidad, el Cielo se abrirá ante nosotros".

Anselm Grün

domingo, 17 de mayo de 2020

CUANDO JESÚS ANUNCIA LA VENIDA DEL ESPÍRITU

Durante la quinta semana de Pascua, que hemos dejado atrás, hemos estado leyendo en nuestras celebraciones eucarísticas los capítulos 13-17 del Evangelio de Juan, los discursos de Jesús en la Última Cena; intentan resumir el mensaje del Señor en su última hora, como un testamento. 

El capítulo 14 contiene el primer discurso, al que siguen la alegoría de la vid y los sarmientos, una exhortación al mandamiento nuevo, y dos anuncios proféticos: la persecución de los discípulos y la tarea del Paráclito. Subyace en estos textos una cuestión fundamental: la ausencia y presencia de Jesús, el tránsito del Jesús histórico al Cristo de la fe. Y, en definitiva, la misión del Espíritu en la Iglesia. Es que los discípulos de Jesús han vivido desde la crucifixión una experiencia profunda: la ausencia sensible de Jesús. Deben experimentarlo ahora de una manera nueva, la misma con que se experimenta a Dios, por medio de la fe, la esperanza y la caridad, la paz y la alegría, todos frutos del Espíritu. 

Ahora, en esta sexta semana de Pascua que comenzamos, San Juan anuncia la venida del Paráclito, término griego sinónimo de intercesor. En realidad, Cristo en su gloria es el abogado o intercesor ante el Padre. Por otra parte, Jesús estará presente en medio de los suyos de una forma nueva, accesible a los creyentes. Esta visión de la fe será posible con la ayuda del Paráclito, del Espíritu. 

Para acoger el Espíritu se requiere una actitud personal y activa, que no resulta posible desde el egoísmo o la autosuficiencia. Es el Espíritu el que hace posible que entremos en la nueva dinámica del Reino: posee función de doctor, en íntima conexión con la Palabra de Dios, contribuye a esclarecer el sentido íntimo de la verdad, y nos alcanza una nueva sabiduría. Pero exige también apertura, transformación, es decir, un nuevo nacimiento

 El Espíritu  es el testigo de Jesús, su Defensor, y está presente allí donde se da testimonio de Él; cuando muchos reaccionan con hostilidad frente al mensaje evangélico, él da palabras y fuerza para no desfallecer en el combate de la fe. Así lo veremos en las lecturas bíblicas de esta semana que comienza, sobre todo en las reacciones ante la misión de Pablo.

Algunas notas que ayudarán a clarificar los textos evangélicos de esta semana:

1. Lo más duro de la persecución religiosa no es ser atacado por los que no creen en Dios, sino precisamente por los propios creyentes que piensan salir por los fueros de Dios oponiéndose a la novedad de sus manifestaciones. 

2. Dios tiene sus planes, en virtud de los cuales lo que a nosotros nos parece imprescindible lo sustituye por algo mejor. Así, la partida de Jesús parecía a los discípulos una pérdida irreparable, pero dió paso a la venida del Espíritu Santo en medio de la  comunidad.

3. El mensaje de Cristo no podrá nunca quedar codificado en unos términos concretos de una cultura determinada; es un mensaje dinámico que se va descubriendo al ritmo mismo del avance de la historia.

4. La Tarea evangelizadora está llena de sombras y de luces, pero hay que aceptarlo así, y no desertar en los momentos sombríos y difíciles: Siempre tenemos la esperanza de que de la prueba o el pecado surgirá algo francamente nuevo, con la gracia de Dios.

5. Estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en alegría.

6. El creyente ha de ser siempre una persona de oración. Dios da gratuitamente, y respeta siempre la libertad humana. Por eso, al orar, ponemos equilibrio entre lo que Dios hace y lo que nos toca a nosotros hacer. Iniciativa de Dios Vs. responsabilidad. 

RECUERDA:

A pesar de las tristezas provocadas por la vida, e incluso a través de las mismas, hay un motivo fundamental para conservar el gozo: Dios está con nosotros, especialmente cuando nos reunimos en su nombre, cuando vivimos la verdadera comunión de amor que actúa en el mundo como semilla y fermento del Reino.  

(Preparado a partir de las notas bíblicas del Libro de la Comunidad)

miércoles, 13 de mayo de 2020

ESCUCHAR, MORIR, PERMANECER...

Algunas ideas tomadas de "La religión dce Jesús", de José María Castillo, me valen para seguir entendiendo los pasajes del Evangelio de Juan que leemos durante este último tiempo de Pascua en nuestras celebraciones, y seguir creciendo en el seguimiento de Jesús: 

"El Evangelio de Juan establece un criterio sobrecogedor: Para dar fruto, el grano de trigo tiene que fracasar y morir (Juan 12, 34-36). Jesús, para producir frutos, tuvo que morir. Aquí está la piedra dura en la que los cristianos nos partimos los dientes, porque nunca la acabamos de masticar y digerir.  Porque hemos asociado el fruto al éxito, a la influencia, al poder y a las alianzas con otros poderes, que poco o nada tienen que ver con Jesús... ¿No tendremos que volver a ser grano de trigo que se pudre y muere para así dar fruto?".

"Resulta desagradable constatar que mucha gente asocia a Dios, a Jesús, a la religión, más con la tristeza y el sufrimiento que con la alegría y la felicidad. Aquí tenemos una de las deformaciones más fuertes de la fe cristiana. Una deformación que ha deformado también a Jesús, al Evangelio y a Dios. De lo cual la Iglesia también se ha resentido, y no poco. Mientras que en el tejido social no se relacione espontáneamente la práctica religiosa con la alegría, difícil le va a resultar a las religiones hacer llegar su mensaje a la gente, empezando por el cristianismo y la Iglesia".

"El problema fuerte que hoy tenemos los cristianos no está en que la Iglesia esté en crisis y el laicismo sea cada vez más fuerte. El problema está en que nuestra religión ha puesto sus preocupaciones en cosas que ni menciona el Evangelio, mientras que el centro del Evangelio ha quedado desplazado, y está a merced de los caprichos o intereses de cada cual".

"La actitud propia del creyente, de todos los creyentes, es la escucha. Porque nada ni nadie, en este mundo, puede tener el monopolio del Espíritu... Todos tenemos que escuchar porque todos tenemos que aprender".

Como apunté en el título de la entrada, tres verbos para vivir el seguimiento en la vida cotidiana, encontrando cada uno modos concretos de hacerlo: 
ESCUCHAR, MORIR, PERMANECER...


domingo, 3 de mayo de 2020

BUEN PASTOR, PUERTA Y VIDA NUEVA

Para este Cuarto domingo de Pascua, llamado DOMINGO DEL BUEN PASTOR, encontré algo publicado en este mismo blog, hace un par de años, y lo comparto de nuevo, con algunos añadidos:


Tres puntos:
1. Dios es el mejor pastor, que cuida de su creación, de toda la humanidad, que nos conduce a buenos pastos y fuentes frescas. Estamos en su mano providente, y él nos dice: no tengan miedo, todo estará bien… Los que ejercen algún ministerio en la comunidad eclesial no sustituyen al único Pastor, sino que lo hacen presente en medio de su pueblo, y para ello han de escuchar al Maestro...

2. Dios suscita, llama, pastores para su pueblo: líderes civiles, guías espirituales, ministros de su palabra, profetas… y vale lo del número anterior: servidores de la comunidad, no están sobre ella, sino para ella... Debemos orar siempre para que no falten obreros que trabajen con denuedo en la viña del Señor. 

3. Todos debemos ser pastores del prójimo, ayudar a construir la nueva humanidad, un mundo mejor que el que encontramos. Dios preguntó una vez: ¿A quién puedo enviar?, y una voz contestó: envíame a mi… Nuestro mundo, nuestra tierra, nuestra iglesia, están necesitados de líderes que quieran servir, que quieran cuidar, que quieran sanar… ¿Cómo podemos ser pastores unos de otros en este camino que compartimos? Cuidándonos, sosteniéndonos mutuamente, curándonos las heridas unos a otros, no hablando mal del prójimo.


La actitud de Jesús de Nazaret, en cuanto Pastor, es una lección que nunca se acaba de aprender. El pastor bueno, el líder verdadero, es el que sabe dejar de ser pastor o líder en beneficio de su pueblo. Es pastor quien da la vida por el rebaño; no lo es aquel que sacrifica o diezma el rebaño para conservar su liderazgo. El verdadero dirigente es aquel que ayuda a que el grupo sea capaz de enfrentarse responsablemente con su destino. De borrego sin rumbo decidido, el Buen Pastor promociona al hombre para que se haga, en solidaridad con los demás, pastor de su propia vida.


Jesús, Buen Pastor, Puerta y Vida, que todos sigamos tu llamada con alegría y fidelidad, y nos descubramos cada día pastores unos de los otros en el servicio, la caridad y la entrega de la vida. Gracias, Jesús, Buen Pastor, porque "tus heridas nos han curado", y no dejas de llamarnos a vivir, sin temores innecesarios, a una vida plena.

viernes, 1 de mayo de 2020

MISTERIO DE COMUNIÓN

"En la Eucaristía está presente Jesús. Pero en la Eucaristía no comemos el cuerpo histórico de Jesús, el cuerpo que nació de María y recorrió los caminos de Palestina, muriendo en la cruz. En la Eucaristía recibimos al Cristo resucitado. Lo recibimos realmente, de verdad. Pero comulgar no es recibir una "cosa" santa y sagrada. Comulgar es unirse a Cristo, es ser su Cuerpo, de forma que la persona y la vida de Jesús están presentes en la vida del que comulga" (José María Castillo). 

Es decir, que la comunidad de Cristo, la Iglesia, participa ya de la Resurrección de su Señor; es un cuerpo resucitado, aun cuando todavía experimente en sus miembros la huella del pecado, del mal, de la injusticia, de la violencia, del miedo. Pero es un cuerpo que ha salido del sepulcro, que ha vencido a la muerte, que se sabe reconciliado, salvado.


Es decir, que comulgar no es algo ajeno a mí, que yo puedo recibir un momento y luego seguir aparte, fuera de esa realidad. Comulgar es ya estar dentro (del Cuerpo de Cristo= comunidad de Cristo=Iglesia) y seguir dentro. Cuando soy Iglesia, soy cuerpo de Cristo, soy Cristo, y la mejor expresión de todo eso es acercarme a la mesa eucarística, y recibir el Pan de Vida, junto con mis hermanos y hermanos de fe. 

Este es un Misterio grande, no lo rebajemos.

HAGA BIEN SU TRABAJO TODO EL MUNDO...

"No basta con llegar a la oficina o al surco, o al taller, cuando apenas comienza el día, y laborar como lo indica la costumbre. 
Lo que importa es poner en el trabajo, diariamente, amor y buena voluntad, para que el pan salga dorado de los hornos, 
bien hecho y bien cocido, y los dibujos de las telas nuevas, al recibir el agua de la lluvia, no pierdan sus colores.

Es un deber del sacristán tocar con entusiasmo la campana y sentir que la música que cae de la torre, sobre la plaza de los pueblos es buena para el alma de los hombres. 
El carpintero que hace mesas, o alcancías o armarios, no puede contentarse con serruchar en forma ciega. Tiene la obligación ante si mismo y ante los demás de hacer bien su trabajo y dejar en las tablas un poco de su espíritu…

Haga bien su trabajo, barrendero; deje la calle limpia y dibuje en el suelo, con la escoba, grandes mapas de música. Haga bien su trabajo, soldador; trate de que la mano no le tiemble cuando el fuego comience a cocer los metales. Haga bien su trabajo, Capitán: Lleve los buques hasta el puerto, con mano firme y ojos vigilantes.

Haga bien su trabajo, todo el mundo: El vendedor de helados inclusive, para que un grito suyo - uno solo -, refresque los caminos del verano.

Carlos Castro Saavedra